Marjorie Morales Vaca le puso sentimiento a la locución

Foto: Izquierda, en 1970 en HCJB. Derecha superior e inferior cuando trabajaba en la televisión y hacía programas de concursos.

Vive 45 años en Suecia. Fue parte de la época de oro de la radiodifusión ecuatoriana de las décadas de los 60 y 70. Entre sus referentes están Humberto Pérez Estrella, Gonzalo Portugal, Edgar Villarruel Caviedes, Juan Felton, Guillermo Jácome Jiménez y América Chiriboga. Trabajó con Galo Moscoso, Jorge Escobar, Fernando Fegan, René Torres, Raúl Jarrín Hidalgo, Jorge Palacios, este último fue parte del Departamento de Información de la Embajada de los Estados Unidos en Quito, donde Marjorie Morales Vaca colaboró con su voz para algunos temas comunicacionales.

Nació en 1949 en Cotacachi, provincia de Imbabura. Una parte de la primaria estudió en su ciudad natal. En 1960, con sus hermanos viajaron a Quito, porque su madre Enma Mariana Vaca laboraba en la capital. A Marjorie siempre le gustó la música, la actuación y escuchar las emisoras de la época, especialmente Radio Nacional Espejo por las radionovelas.

Recuerda que cuando estudiaba interna en el Colegio La Providencia, en el centro de Quito, se tapaba con las cobijas para escuchar la radio, porque no podían hacer ruido. Ahí se imaginaba ser parte de este mundo mágico, en donde la voz permitía crear escenarios a través de la palabra. Cree que en la lectura de un poema es necesario adentrarse en la letra para poner expresividad y emotividad en el contenido. Marjorie fue de una de las primeras presentadoras en incursionar en la televisión, donde hacía un programa de concursos.

Radio Nacional Espejo

Se inició en Radio Nacional Espejo en 1963, cuando tenía 16 años. En esta estación conoció a su gran amigo Edgar Villarruel Caviedes, quien laboró por cerca de 40 años en Emisoras Gran Colombia, donde fue narrador deportivo, presentador de espectáculos y participó en varias obras de radioteatro. La persona que le dio la oportunidad de ingresar a la estación de la Cadena Amarillo, Azul y Rojo del Ecuador fue Gerardo Brborich, quien le dijo que tenía buenas calificaciones como locutora, pero que necesitaba un poco de ayuda.

Marjorie no conocía a nadie cuando se presentó en la estación. Pidió hablar con el director. En la entrevista le dijo “te vamos a hacer una prueba, quiero que te sientes y te pongas a leer este texto, para ver cómo te va”. Le puso algunas frases y luego le indicó que estaba muy bien. “Quiero que te quedes aquí, pero necesitas ayuda para que continúes, comenzarás poquito a poco. Iniciarás leyendo la hora”. Lo hizo por una semana. “Eso era para mí muchísimo, porque ya iniciaba mi etapa en la radio. En un comienzo estaba muy nerviosa. Después de cometer muchos errores, poco a poco, fui mejorando”. Luego leyó algunas cuñas, noticias y poemas que es lo que más le gustaba…

Hizo radioteatro con Hilda Sampedro, América Chiriboga, el libretista era Juan Felton, el creador del Cura Carrasco, quienes tenían mucha experiencia y recibió mucha ayuda de ellos.

Edgar Villarruel Caviedes, el amigo

Edgar Villarruel Caviedes es su amigo de toda la vida. Lo conoció en Radio Nacional Espejo, pero se fortaleció su amistad en Gran Colombia donde él ya tenía un rol protagónico como narrador deportivo y presentador de eventos. Conoció a Honorio Villarruel y Lucia Caviedes, padres del relator deportivo, así como a Nancy, Blanca, Paco, Patricio, Marco, Fernando, Eduardo e Iván, hermanos del periodista deportivo, “quienes eran personas correctas y gentiles”. En ese tiempo Edgar estaba soltero y conoció a su novia, María Elena Reyes, que luego fue la mejor amiga de Marjorie. En 1969, cuando se casó con Edgar, Marjorie fue dama de honor de su matrimonio y se ganó el ramo.

La amistad se hizo más grande cuando Edgar y María Elena tuvieron a sus hijos: Edgar y Santiago. “Yo le ayudaba en algunas tareas que ella necesitaba, porque era una madre joven. Aunque yo tenía menos años que ella, pero tenía un poco más de experiencia, porque soy la hermana mayor de seis hermanos: Orlando, Hólguer, Oscar, Gladys e Iván, quien es periodista. Yo sabía más o menos como podía manejar a los niños. La esposa de Edgar me admiraba y me comentaba que lo hacía muy bien”. Ella vivía en las calles Briceño y Ríos, con sus padres Roberto Reyes y María Martínez, así como con su hermana menor Susy, con quienes Marjorie tuvo y tiene un acercamiento afectivo hasta ahora.

“Edgar no solo fue un compañero de trabajo, sino un hermano y un guía en mi vida privada”. Cuando regresó al Ecuador hace algunos años, Marjorie le comentó “mira tú hiciste tanto por mí, por ello yo te estimo como si hubieras sido mi hermano mayor”. Con los años se intensificó la amistad y siguen siendo como hermanos.

Edgar Villarruel Reyes, hijo del destacado narrador deportivo que trabajó en Radio Nacional Espejo y Gran Colombia, comenta que Marjorie fue parte de su familia. “En algunas ocasiones nos cuidaba a mi hermano Santiago y a mí, cuando mi papá y mi mamá salían”, comenta.

Radio Democracia y Gran Colombia

En 1965, en una conversación entre amigos le comentaron que en Radio Democracia necesitaban una persona para locutar. Se contactó con el dueño Eduardo Cevallos Castañeda. Lo visitó, en un inicio estaba nerviosa, porque no lo conocía, pero le recibió bien. Le preguntó qué tipo de música le gustaba y Marjorie le contestó que todos los géneros especialmente la moderna y clásica.

Después del diálogo el propietario de la estación le manifestó que era la persona indicada, para que trabaje allí, pero le indicó que debía ayudar de vez en cuando en Gran Colombia. Marjorie le señaló que no había problema.

En esta estación su trabajo no era de leer noticias, sino conducir un programa musical para gente joven. Buscaba temas en Emporio Musical que proporcionaba discos a las diferentes radios, pero los locutores tenían que escoger los éxitos. Marjorie iba, se sentaba, se ponía los audífonos durante muchas horas, para encontrar las interpretaciones precisas, para luego difundirlas en la emisora. La persona que le ayudó en este aspecto fue Guillermo Jácome Jiménez, quien trabajaba en Radio Musical que pertenecía al Núcleo Radion. Tenía una excelente voz y un buen gusto de música.

En Democracia también leía poemas que es una de las cosas que más le gusta, aunque no fue muy bien aceptado por el público, porque la mayoría de los oyentes era público joven. A Edison Vargas Acosta le ayudaba a leer ciertos segmentos y programas que él conducía.

Radio Nacional del Ecuador y Humberto Pérez Estrella

Luego de Democracia y Gran Colombia se vinculó a Radio Nacional del Ecuador, donde conoció al director de la estación Humberto Pérez Estrella. Era una persona muy preocupada de la capacitación de los comunicadores, locutores y periodistas. En esa estación les dieron un taller de locución, para aprender a utilizar la lengua y los labios para pronunciar las palabras para que sea fácil escuchar la audición. Fue un curso de un fin de semana, muy intensivo, pero que le dejó mucho aprendizaje para modular, acentuar.

Marjorie asegura que Humberto Pérez Estrella infundía mucho respeto, era una persona muy agradable, correcta, respetuosa y con una capacidad inmensa para ayudar a las personas. Tenía mucho talento y calidad para escribir libretos muy grandes tanto para programas como para radioteatro. Igual que Gonzalo Portugal a quien lo llamaba “Chalito”. Marjorie era muy joven en esa época y los dos optaron un papel paternal sobre ella.

Tanto Humberto, como Gonzalo, fueron personas claves que depositaron sus conocimientos en los jóvenes talentos de la radio. Fueron como tutores, porque siempre trataron de ayudarlos. “Gonzalo Portugal era como un padre. Muy profesional, suave en su forma de tratar a la gente, nada brusco, con un talento para guiar y ayudar a la gente en el trabajo”, insiste.

La voz y la dicción

Marjorie cuenta que en un taller que le brindaron en Radio Nacional del Ecuador, cuando Humberto Pérez Estrella era el director, les dieron tácticas para tener control sobre la voz. Las personas que le ayudaron en este caminar fueron fuertes y disciplinados. Muchas veces tenían que repetir muchas veces los diálogos hasta que salga bien la voz. Ahí le brindaron algunos tips que le ayudaron mucho en su vida profesional.

Señala que la mayoría de las personas en el Ecuador “no podemos pronunciar ciertas consonantes, por ejemplo, la doble l. Eso me costó muchísimo trabajo. Hay que tratar de ponerle la lengua un poco virada y un poco doblada hacia arriba en el paladar. Muchas personas dicen yamar en vez de llamar, esa no es la verdadera pronunciación porque le forman la lengua, al contrario, es decir debajo de los dientes de la mandíbula y debe ser en la parte de arriba”.

“Fueron muy estrictos en ese curso. Había que tener una buena fonética y modulación. Decían que no era solamente tener una bonita voz, porque si no la pueden controlar no sirve de nada”. La expresividad en cada entonación en muy importante. En la lectura de un poema uno tiene que adentrarse en la letra y escuchar en el fondo de sí mismo el significado de cada palabra y tratar de transmitirla a las personas que están escuchando y eso no es fácil, aconseja. “Yo he escuchado a muchas personas que leen y no llegan adentro. Tuve la suerte de encontrarme con personas que supieron guiarme en eso”.

A Marjorie le encanta leer poemas. Por ello, la expresividad en cada palabra es tan importante, caso contrario todo pasa desapercibido. “Primero tiene que llegar la palabra a la persona que va a leer y así llegar al oyente”. El uso de la voz, el énfasis que se da es determinante en la locución y la lectura de poemas. Los mismo en el radioteatro, donde la genialidad y creatividad del participante era lo fundamental. Todos daban su granito para que salga muy bien, por eso había que adentrarse en el papel que se iba a desempeñar, quizá la modulación y el cambio, para hacer una voz de joven, de niña, anciana. “Me gustaba ser actriz”, repite.

Radio Quito

Una de las personas clave para que ingrese a Radio Quito, en 1965, fue José Almeida, quien era el director. Allí trabajó con personas que le ayudaron en su transitar por la radio. Con Edison Vargas Acosta, a quien conoció en Radio Nacional Espejo y luego pasaron a Gran Colombia, se encontraron también en esta estación.

En la Voz de la Capital ayudaba en la discoteca, luego leía las noticias. Marjorie tenía que investigar y redactar la información. Laboraba cuatro horas en la estación. Con el libretista y actor Álvaro San Félix trabajo en Radio Quito y Nacional del Ecuador.

Jaime Moya, el genio de los controles

Los técnicos eran parte fundamental para la radio, entre ellos Jaime Moya, Alfredo Zaldumbide y José Luis Ruiz. De ellos destaca a Jaime Moya, a quien lo califica como estupendo. “Tenía una creatividad que no todos poseemos. Cuando se tenía que hacer algún efecto, de pronto desaparecía del control y aparecía con cualquier cosa en las manos y salían los efectos perfectos. Yo me saco el sombrero realmente porque era ingenioso, hasta lo máximo. Cuando estuvimos en Gran Colombia e hicimos los enlaces para las transmisiones deportivas era fantástico. Llevaba cantidades de cables, se trepaba en los postes. No sé de dónde sacaba tanta energía y hacía buenos trabajos, no solo en radioteatro, sino en cualquier cosa. Él era muy bueno”.

Asegura que cuando se tenía que hacer un trabajo para publicitar un producto, a quien lo llamaban primero era a Jaime Moya, quien los acompañaba a Radio Nacional y Quito”. Generalmente en aquella época no había estudios de grabaciones, porque eran costosos. Se podía hacer ese tipo de trabajo después de las audiciones.

En ese tiempo se vivía una camaradería única. Trabajó con Fernando Fegan, quien era muy amable y le ayudaba. “No digas así, has esto, tienes que hacer pausa acá”, le sugería a Marjorie cuando locutaba. En la Voz de la Capital también trabajó con Edison Vargas Acosta y Eduardo Brito Mieles.

HCJB y Los poemas

A finales de 1969 e inicios de 1970, le pidieron que se una al equipo de HCJB, que era una de las emisoras de más prestigio en América. En esta estación trabajó siete años y conoció a profesionales como Lenin de Janón, Chema Reinoso, entre otros.

Su afición por la lectura de poemas se solidificó en esta emisora, donde tuvo programas especiales de cultura con pintores y músicos… Presentaba música clásica de Beethoven, Mozart… “Poco a poco fui aprendiendo”. Le gustaba leer para conocer y dominar el tema.

Los oyentes de HCJB comenzaron a escribir a la estación, porque Marjorie leía muy bien, había mucho sentimiento y emoción a sus palabras. Les gustaba su forma de expresarse. Muchos escritores le enviaban sus obras a la radio para que las lea. Recuerda que en una ocasión un escritor de apellido Chiriboga, que vivía en los Estados Unidos, llegó a Quito, le entrevistó y juntos hicieron un programa donde leyeron varios poemas.

Trabajaba simultáneamente en HCJB y Radio Quito, porque los horarios le permitían hacerlo. Salía de HCJB e inmediatamente se trasladaba a Radio Quito que estaba en la calle Chile y así combinaba el trabajo con sus estudios de francés, en la Alianza Francesa. “Mis correteos eran terribles. Desde las 09:00 en HCJB y era todo el día hasta la noche”, comenta.

En HCJB no redactaba las noticias, ya que la estación tenía un departamento independiente que hacía esta tarea. Los textos le entregaban a Marjorie Morales e Iván Granda Pinto para leerlos, esto cuando coincidían con el comunicador, en el horario de trabajo. Con el periodista que luego trabajó en Ecuavisa grabaron un programa de televisión en Canal 10 de Guayaquil, donde actuaron varias personas de HCJB. Fue una obra sobre el juicio a Jesús, en versión moderna. Se lo transmitió por Semana Santa. Fueron unas 15 personas y quien dirigió el elenco fue David Clift, un misionero que fue productor de Canal 4 de HCJB. Esto fue en la década de 1970.

En esta estación fue la productora de algunos programas y eso fue muy motivante poder ingresar en otra área de la comunicación. La mayor parte de programas en esa estación eran en vivo, pero algunos se los grababa y se los emitía luego.

En HCJB nuevamente se encontró con Edison Vargas Acosta, con quien continuaba haciendo cuñas para radio. Los dos eran muy solicitados por los dueños de las marcas publicitarias para que locuten las cuñas, indica Jaime Moya. Con Yolanda Molina de Aguilar eran muy buenas compañeras.

Estuvo en esta emisora en la época cuando esta estación transmitía simultáneamente en 18 idiomas y tenía un departamento completo de producción. “Nosotros casi no los veíamos a ellos porque tenían sus propias áreas donde trabajaban. HCJB era muy grande”.

Radio Santa Cruz de las Galápagos

Marjorie Morales hizo algunas grabaciones para Radio Santa Cruz, en las Galápagos. El director era el Dr. Víctor Manuel Maldonado, un fraile franciscano. Era un profesional que trabajaba en la Estación Charles Darwin y con él hizo muchos temas sobre la situación de las islas.

“Tengo muy lindos recuerdos de mi paso por esta emisora”, porque inclusive cuando estaba en Suecia, el Fray se había comunicado con HCJB, para que le den la dirección de Marjorie en Suecia. En 1979 le envió un agradecimiento por el trabajo que había hecho para la estación y para la radio Santa Cruz. “Eso me conmovió muchísimo y ese recuerdo lo tengo muy presente”.

Guillermo Jácome Jiménez y América Chiriboga

Marjorie cuenta que del locutor Guillermo Jácome Jiménez aprendió aparte de la música, dicción, vocalización y pronunciación. Era una persona muy eminente dentro de la radio. Lo considera su guía, porque le enseñó sobre las personalidades de la canción de la época. “Era de las voces más hermosas y cotizadas de la época”, dice.

A la gente joven y de mediana edad les gustada mucho la forma de poner la música del locutor ambateño, que también fue la voz oficial de Ecuashyri “La Radio Quiteña que une al Ecuador”. “Lo conocí porque me gustaba ir a la radio”. Era todavía una niña y se sentaba a escuchar la música. “Yo era una fiel oyente de la radio”. Le gustaba Frank Sinatra, Dean Martin, The Full Broters. “A quien le debo conocer sobre música es a Guillermo Jácome Jiménez”, quien no estuvo vinculado en ninguna emisora que laboró Marjorie, pero tuvo gran influencia en el lado profesional de ella.

Destaca que antes se podía confiar en la gente, porque era mucho más amable. La ciudad era segura. Muchas veces se quedaba trabajando hasta muy tarde, cogía el bus, pero nunca le pasó nada. Se podía confiar tanto en hombres como en mujeres, aunque había pocas mujeres en el medio, pero las que había eran excelentes, asegura.

En radioteatro lideraba la señora América Chiriboga, “era como una abuelita, tan amable”. Excelente actriz y muy generosa. Recuerda que después de un radioteatro en que actuaron se iban a festejar en la casa de la actriz e hizo un cafecito con unos pancitos muy ricos. “Todavía lo tengo el sabor y lo siento”, señala. Era un cafecito de “chuspa” que nunca había bebido Marjorie, pero siempre lo recuerda..

A Suecia por amor

Hace 45 años partió a Europa. “El amor fue lo que me trajo hasta aquí”. Su esposo, Juan Carlos Cevallos, estaba estudiando y Marjorie viajó acompañándole para que termine sus estudios. Le dieron permiso en HCJB por un año para poder regresar y continuar laborando. Pensaban regresar al Ecuador, pero no fue así y las cosas pasan sin premeditar, pues Marjorie ya estaba esperando a su primer hijo, Juan Carlos, por ello empezaron a organizar la llegada del niño. Ahí se complicó la idea de retornar. Pasó el tiempo y ahora son 45 años.

Sus tres hijos nacieron en Suecia. Ninguno reside en Hestra, en la provincia de Småland, al sur del país europeo, donde habitan Marjorie y su esposo. Por sus trabajos se han tenido que movilizar. Juan Carlos Cevallos Morales es casado tiene dos hijos. Nathalie estudio música clásica, es soprano. Tiene una linda voz y ha grabado varios discos. Estudio en el real Conservatorio de Dinamarca y el último año lo hizo en el Conservatorio Nacional de Paris. Vive 10 años en esa ciudad, tiene una hija. Su tercer hijo, Fernando es profesor.

Marjorie, en Suecia, pensaba que después de haber estado alejada por más de cuatro décadas del país, había dejado de existir, pero al saber que no es así, le conmueve y le da alegría. “Mucho reconocimiento a todas aquellas personas que me recuerdan. Yo no los he olvidado. Tengo en mi mente su fisonomía”, repite.

Es una nostalgia tan grande recordar al Ecuador, repite. La primera vez que regresó a Ecuador visitó los lugares por donde se desenvolvía y no podía contener las lágrimas. “Me daba tanta tristeza. No digo que estoy arrepentida de lo que tengo, sino que son dos mundos diferentes, lindos los dos, pero hay una nostalgia muy grande”.

El cariño por su tierra es inmenso. “Mi país es mi país y lo llevo muy dentro de mi corazón”. Lamentablemente viajar a Ecuador es muy largo, se demora casi un día en llegar, pero en mi mente siempre están las imágenes que recorrí, tanto de Cotacachi, como de Quito”.

La pandemia y la familia

Marjorie cuenta que ahora la tecnología ayuda, porque puede comunicarse con su nieta seguido, antes cuando quería hablar por teléfono lo hacía dos veces al año porque costaba muchísimo la llamada.

Quiere volver a Ecuador para visitar a su madre. Pensaban con su esposo viajar hace dos años, pero por la pandemia lo postergaron. Tiene cuatro hermanos, una hermana falleció. “Hay recuerdos muy bonitos, pero muy tristes también, que muchas veces uno trata de no recordarlos, porque no todo fue color de rosas. Fue difícil pero el mundo de la radio fue muy lindo”. No hubiera llegado donde llegue si no hubiera tenido en mi camino a las personas correctas, destaca.

Así es la vida de Marjorie Morales Vaca, la voz femenina de la radiodifusión ecuatoriana que le puso sentimiento a la loción y a la poesía, que por amor dejó los estudios, cabinas y micrófonos y se trasladó a Suecia, pero no por ello ha dejado a un lado su cariño por Ecuador y la radiodifusión.

 

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Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio

 

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