Foto: Ernesto Romero Narváez, en 1964, en las afueras del edificio de Radio Metropolitana, ‘la frecuencia del buen gusto y calidad’, que estaba ubicada, en un edificio en forma de castillo, en la avenida Amazonas y Roca, en el centro norte de Quito. Derecha superior en 1965, con su amigo Galo Hernández Navas, propietario de Radio Presidente, ‘Su Excelencia Musical’ en Lima y Quito, respectivamente. Derecha inferior, en Radio Presidente, constan en la imagen: Germán Campaña Uquillas, Alan Flores Valenzuela, Galo Hernández Navas, Pepe Luis Bolaños, Ernesto Romero, entre otros.
Ernesto Romero Narváez, nació en Quito en 1931. Desde niño sintió apego por la radiodifusión. Cuando estaba en el colegio Montúfar, al centro sur de la capital ecuatoriana, ya deseaba ser parte de este mundo mágico de la radio.
Fue parte de las radios Metropolitana, América La Pasillera, Presidente, El Sol y Cordillera. Fue el libretista y la voz de Drácula. Con la conocida actriz Fanny Moncayo, condujeron ‘El expreso de la una’, un programa político, muy sintonizado, que se caracterizaba por su sarcasmo y crítica política. Formó parte de un grupo de amigos conformados por Galo Hernández Navas, Wilfrido Maldonado, quien tenía una librería e hizo dos discos con Segundo Bautista; el locutor, Eddy Crespo; y el ingeniero de sonido Alfredo Falconi.
Tenía 21 años cuando viajó a Colombia, para conocer algo más sobre comunicación en las cadenas de ese país: Caracol, RCN y Todelar, emisoras que lideraban la sintonía y eran muy escuchadas en Ecuador, a través de la Onda Corta. La situación de violencia e inseguridad que se vivía en el país del norte hizo que retorne a Quito a los dos años.
A inicios de la década de los 60 del siglo anterior conoció al Dr. Luis Moreno Cordero, con quien entabló una gran amistad y crearon Radio Metropolitana, La frecuencia del buen gusto y calidad, 1245 kilociclos. Era la época cuando esta estación lideraba la producción radial. Formaron parte de esta emisora: Edwin Salazar, Vicente Córdova Franco, Galo Hernández Navas, Ernesto Romero, Alba Díaz, entre otros. Uno de los avances de la emisora decía: “Desde la avenida Amazonas transmite Radio Metropolitana, la frecuencia del buen gusto y calidad”.
El programa Politiquitis, conducido y dirigido por Ernesto Romero y Alba Díaz, tuvo una gran sintonía, porque abordaba temas sociales y políticos vigentes en esos años. El espacio se caracterizó por el sarcasmo y picardía que le ponían estos dos personajes de la radio, al dar a conocer un hecho noticioso, era 1965.
“Ecuador vivía momentos políticos difíciles y ellos le ponían un humor maravilloso, se los escuchaba al mediodía, recuerda el locutor y periodista riobambeño, Agustín Guevara Morillo, quien fue la voz de Marlboro en Ecuador y ejecutivo de la disquera Ifesa
Incluso en alguna ocasión, la radio fue intervenida por un grupo de militares, debido a que el programa hacía una fuerte crítica al régimen que gobernaba el Ecuador en esos años, la Junta Militar de Gobierno, que estuvo desde 1963 hasta 1966, liderada por el contraalmirante Ramón Castro Jijón, general Marcos Gándara Sevilla, general Luis Cabrera y el coronel Guillermo Freile Posso, cuenta su hijo Juan Carlos Romero Dávila.
Otro de los programas que se emitía era el Banco Musical, que consistía, según Juan Carlos, en asociar a personas y empresas, con la finalidad de permitirles beneficios, como entradas a eventos artísticos en el Teatro Bolívar, en el centro de Quito; otros a cambio de publicidad entre los oyentes, “incluso, se llegó a imprimir billetes del Banco Musical (obviamente sin valor económico oficial), con los que se podían comprar entradas a eventos culturales e incluso se usaban como bonos de compras en pequeñas tiendas de abastos, las que eran publicitadas en la radio”, reitera el hijo de Ernesto, Juan Carlos Romero. Este programa se emitió entre 1967 y 1968.
Ernesto fue gerente y la voz de la estación del buen gusto y calidad (Metropolitana), indican Alan Flores Valenzuela, conocido como el Gallito Madrugador de Ecuashyri, así como el técnico y sonidista, Alfredo Falconí. En esta emisora, Ernesto conoció a su gran amigo, Galo Hernández Navas, quien con el técnico y sonidista Alfredo Falconí, realizaban los domingos el programa Miscelánea Nacional, que se transmitía de 19:00 a 23:00
En una ocasión, su ingenio le permitió imaginar e imitar al famoso programa “La Guerra de los Mundos”. Se le ocurrió decir que en el volcán Pichincha se veían luces extrañas por las noches y organizó una “expedición de reconocimiento”, que contó con la colaboración de un pequeño piquete de militares. “Al regreso por medio de la radio se afirmó que habían encontrado algunas pequeñas áreas de hierba quemada y extraños objetos. Era una época en la que la radio jugaba con la fantasía de las personas”, comenta el locutor y presentador, Germán Campaña Uquillas, así como su hijo Juan Carlos Romero Dávila.
“Aproximadamente en 1968 o 1969, mi padre se junta con un entusiasta de la radio y amigo personal, Galo Hernández Navas, con quien producen la radionovela Drácula” en América La Pasillera y luego en Presidente, Su Excelencia Musical.
Ernesto realizó el guion y la voz del personaje Drácula; Galo era Harker. La persona que hacía la edición y grabación de la obra era el técnico Alfredo Falconí, quien, para que su voz sea más tenebrosa, hizo algunos trucos técnicos, en una radiola antigua Nivico, con un sistema de reverberación. “Eso le pusimos al micrófono y usaba con la finalidad de darle un eco de voz, más profundo y que se oiga más tenebroso. La voz y la risa son de él, pero se trabajó en la edición”, insiste. En la grabación de la novela también estuvieron las conocidas actrices: Carmen del Valle, Carmen Lazo e Hilda Sampedro Valdiviezo.
Muchas radios del país transmitieron este radioteatro: Ondas Carchenses, el Centro Radiofónico de Imbabura, CRI y muchas más a escala nacional, cuyas cintas debían ser devueltas, para grabar en las mismas los próximos capítulos.
Hubo presentaciones en los principales teatros del país, en Ibarra, Tulcán, Latacunga, Riobamba, para ello se utilizaba la voz de Ernesto, pero para las presentaciones en vivo, se contrató a un actor del Teatro Sucre, para que solo haga la mímica. Esta situación se efectuó porque Ernesto no era muy alto y Drácula, sí lo era. Por esta situación hubo muchas anécdotas, porque cuando se pasaba una cinta magnetofónica, muchas veces se dañaba, mientras hablaba el sustituto de Ernesto. El susto era grande, porque la gente reclamaba, acota Alfredo Falconí.
La primera presentación en vivo fue en el cine Alhambra, en la entrada norte al centro de Quito. La fila de gente iba desde el teatro Alambra, en San Blas, hasta la Plaza del Teatro. “Ahí, en una ocasión, casi nos linchan y queman el cine, porque el tiempo de duración fue de solo 30 minutos, no hubo otra cosa para relleno y la gente quería más. Luego se perfeccionó para las sucesivas presentaciones, por ello se incluyó artistas y cantantes, ahí duraba la puesta en escena, unas dos horas.
Esta radionovela tuvo un éxito impresionante entre los oyentes quiteños y ecuatorianos, lo que los llevó a materializar otra, llamada “La Maldición del Inca”, en la cual, además, de Galo Hernández, se juntó otro amigo de los dos: Eddie Crespo, quien laboró en las radios Bolívar, Metropolitana, El Sol y Presidente.
“Todos aportábamos con ideas para que la serie salga perfecta, se analizaba el sitio, el personaje, todo lo relacionado con lo que se estaba haciendo y de acuerdo con los cánones de terror que se necesitaba”, destaca el técnico Alfredo Falconi.
Otra de las pasiones de Ernesto era leer noticias. En las primeras horas de la mañana, en Radio Cordillera, lo hizo por mucho tiempo, estuvo hasta 1990. “Su voz por esos años era ampliamente reconocida por los oyentes que sintonizaban la radio, sobre todo el noticiero de las 06:00”, indica su hijo, Juan Carlos.
Ernesto Romero entre 1982 y 1999, creó y dirigió “El Expreso de la Una”, aunque en una ocasión, en Radio El Sol, se emitió, a las 07:30. El programa era político, crítico y sarcástico. En el espacio actuaban dos personajes: “Don Picotero (Ernesto Romero Narváez), quien analizaba las situaciones sociales y políticas con informalidad y humor, y Doña Facundia (Fanny Moncayo), quien representaba a una mujer del pueblo, “que a veces era ingenua e incluso fácilmente manipulable en sus criterios”, insiste su hijo. La aceptación de este espacio era muy amplia.
Ernesto Romero laboraba, paralelamente a la radio, en casa Moeller Martínez, una empresa que nació en 1889 en Guayaquil y luego a mediados de la década de los cincuenta del siglo anterior, tuvo una sucursal en Quito. Ahí se distribuía, al por mayor y menor, electrodomésticos y artículos para el hogar, así como marcas internacionales de maquillaje y cuidado personal.
En 1956 contrajo matrimonio con Beatriz Dávila Uribe, con quien estuvo casado hasta 1973, cuando falleció su esposa. Tuvo seis hijos: Ernesto Fernando, Hernán Patricio, Juan Carlos, María Augusta, Marcelo Fabián, Juan Francisco y Cristian Mauricio.
La voz de este ‘gran señor de la radio’ se apagó el 25 de junio de 2020, pero la nostalgia de su talento todavía está presente en los amantes de la época de oro de la radio ecuatoriana.




Si desea ver el video: https://acortar.link/8EWSEY
Si desea leer la nota: http://surl.li/eipsrs
Si desea ver la entrevista: http://surl.li/srjovg
Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio