Foto: Izquierda, Erik Westerberg Maldonado. Derecha superior, sentados Arturo Magallanes, Gerardo España y Marcos Hidalgo. Parados Kléber Fajardo y Erik. Derecha inferior, Erik con Marcos Hidalgo, Kléber Fajardo, Arturo Magallanes, Gerardo España y José Luis Arévalo.

De niño se imaginaba estar en el estudio de una radio, hacía imitaciones de los relatores y comentaristas de fútbol como Petronio Salazar y Marcos Hidalgo. Erik Westerberg Maldonado hacía los relatos y los comerciales. “Si me imaginé ser narrador, siempre busqué y soñaba con hacerlo”. Se grababa y se escuchaba, por ello, años más tarde, golpeó la puerta en CRE y Súper K 800, pero no le abrieron. Después, cuando ya estaba en Caravana, las dos empresas le llamaron, pero ya era tarde. En la emisora de Mario Canessa Oneto le dieron la oportunidad y no la desaprovechó. Se quedó más de 20 años.

Fue locutor comercial en el programa Fuera de Campo, su director era Roberto Román Valencia.  Locutor comercial del programa Diálogo Deportivo, dirigido por Miguel Martín Icaza. Locutor comercial de las transmisiones de fútbol, de todos los programas en Caravana. Fue comentarista deportivo en “Los Come Luna”, con Pablo Hanníbal Vela, más conocido como el Rey de la Cantera. Fue voz en off de la empresa TV Cable. Productor del programa “Mirador Deportivo”, en Radio Fluminense, Presentador y director de Zona Deportiva, por TV Agro y C6 Televisión. Desde 2008 es gerente de C6 Televisión. Sus referentes fueron Enrique Alcívar y Marcelo Nájera, este último para él es la mejor voz institucional del país. Marco Romero fue su dupla de comerciales durante años.

Erik, al inicio de este caminar en la radio, pensó que no iba a lograr cumplir sus sueños porque los dos “no” de las emisoras guayaquileñas, le frustraron un poco su trayecto. Erik se preguntaba “¿será que soy malo…?” Luego los agradeció porque le permitió ingresar a Caravana.

El locutor comercial se dio cuenta que es muy difícil ingresar a los medios porque es un círculo muy cerrado. Por ello, en la actualidad apadrina a varias personas de Babahoyo para que ingresen en este mundo mágico de la comunicación. “En la vida no hay que ser casa sola o come solito, sino compartir las experiencias y oportunidades”, repite.

Tuvo un profesor en el Colegio La Salle que se llamaba Roberto Bitar Mahuad, quien les decía “aprendan a conocer sus verdaderas limitaciones. No va a ser locutor un tartamudo, verdad”. Nos dio a entender que, si uno es apto, para algo puede conseguir lo que uno quiere.

El Ing. Erik Westerberg Wasteson y Siderúrgica Ecuatoriana

Su papá era ingeniero metalúrgico, nació en Suecia y llegó al Ecuador en la década de los 50. Fue contratado por la empresa Siderúrgica Ecuatoriana, que tenía como base Quito. Estaba encargada de construir puentes. Hizo las bases del Puente de la Unidad Nacional y de Portete en Guayaquil. La primera exportación de maquinaria que se hizo en Ecuador la realizó Erik Westerberg Wasteson. Como familia exportaron 40 concreteras a Cuba en 1975. Su padre se casó con su mamá Victoria María del Carmen Maldonado Iturralde, quien toda su vida estuvo dedicada a la enseñanza, era maestra de párvulos. Tiene un hermano en Chile, Bernhard.

Las canteras donde ahora están las canchas de Pérez Perasso, su padre las vendió a diario El Universo. Eso era un cerro y procesaban piedra de mármol. Hay recortes de periódicos de Suecia donde avalan el trabajo que realizó el Ing. Erik Westerberg Wasteson, quien falleció en 1976.

El publicista y creativo otavaleño, Edwin Rivadeneira González, conoció al ingeniero sueco, quien hablaba muy bien el español. Trabajó con él en el replanteo de cuatro puentes planificados para la provincia de Los Ríos, entre ellos Babahoyo, Catarama y Vinces. Siderúrgica Ecuatoriana tenía un campamento junto a los puentes en construcción. “Yo era dibujante y diseñador metalúrgico. La empresa hacía los planos de los puentes, uno sobre el río Vinces, que era el más grande, el espacio de apoyo y apoyo en el país, lo máximo era de 125 metros luz. El apoyo era el soporte del puente al otro soporte, sin apoyo intermedio.

En el libro Casi un Sueño, publicado en el año 2000, escrito por el publicista otavaleño, destaca que el jefe de este proyecto era Erik Westerberg Wasteson, “un sueco alto, de muy agradable humor, con una pinta de un auténtico vikingo”. El gerente de Siderúrgica Ecuatoriana era el Ing. Walther Seligmann y el dueño era Hans Neustaetter, quien con su esposa Gisella, financiaron la Casa de la Música. Eran alemanes judíos que llegaron al Ecuador antes que se desatara la segunda guerra mundial.

Roberto Román Valencia y Enrique Alcívar

En una reunión social, el abogado Roberto Román Valencia, ya fallecido, le escuchó y le insistió “hijito tú tienes voz de locutor. Trabajas en alguna radio”. Erik Westerberg Maldonado le contesta que no, que nunca lo ha hecho, pero siempre le gustó desde muy pequeño, incluso hacía la voz comercial de los partidos de fútbol de su colegio. También le gustaba jugar, “aunque era muy malo”.

Erik Ivar Westerberg Maldonado admiraba a Enrique Alcívar, locutor de CRE, quién tenía un torrente de voz espectacular y un timbre maravilloso. “Fue la persona que me inspiró”. Erik tenía su estilo propio, porque desde pequeño, en la primaria, sus profesores le hacían hablar muy rápido en la famosa lectura mecánica en el colegio San José La Salle, Guayaquil… Su padre le hacía un ejercicio que pensó que nunca les iba a servir de nada, “pero terminó dándome de comer durante mucho tiempo”. Era mover la lengua rápido, la lengua de adentro hacia afuera con velocidad.

Roberto Román Valencia le dijo: “tienes talento para ser relator”. Erik le contesta bueno, entonces deme una oportunidad. Eso fue un viernes en la noche y el lunes estuvo muy temprano en Radio Caravana. El programa era a las 09:00, pero le citó a las 08:30, esperó media hora y cuando llegó le manifestó “espérame un ratito hijito, espérame ahí, que ya hablamos”.  Efectivamente, fue hacer el programa y en el medio tiempo salió y le manifestó “las condiciones son estas y te escucho”. Ese fue el término que utilizó. Ingresó a la cabina. Le dio una carpeta para leer los comerciales, al final señaló “Erik quedas contratado”. Esto fue a inicios de 1994.   El programa se llamaba “Fuera del Campo”.

Ese espacio tenía una audiencia impresionante. “Me gustaba mucho el programa porque era una especie de parlante en la ciudad de Guayaquil. Todos escuchaban a Román, quien tenía unos equipos de transmisión RPT 15. Eran unos equipos de transmisión que le permitían a él hacer transmisiones de donde quisiera. Había hecho la inversión y pagaba a la radio Caravana el espacio que ocupaba dentro de la emisora. Estuvo hasta 1995.

Abdón Vite Bajaña y Diálogo Deportivo

Un día, Abdón Vite Bajaña, reportero de Caravana, le invitó a ser parte de Diálogo Deportivo, porque el abogado Pedro Martín Icaza quería hablar con él. Erik se sintió animado que le tomen en cuenta y lo visitó en la Cámara de la Pequeña Industria “donde el abogado era el rey”. Le hizo una propuesta económica y le agradó. “El tema económico en Caravana era muy bueno, porque se vendía muy fácil la publicidad. No necesitabas gastar en lentes porque había una óptica que te la financiaba, en ropa porque había alguien que te lo quería poner”. En esa época la radio era un parlante en la ciudad… Hoy es muy difícil vender publicidad.

Erik pidió ingresar en las transmisiones de fútbol, pero no se daba la oportunidad. Gerardo España que hoy es su compadre, era coordinador de Deportes, le dio ese espacio. Recuerda que Nexar Medranda, un operador de muchos años, le escuchaba y le decía: y tu no quieres trabajar en las transmisiones. Sí, pero con quien hablo, le contestaba Erik. El sonidista le respondió “yo voy a hablar con Gerardo”. Lo cumplió. Estuvo desde 1995 hasta el 2000.

Las transmisiones de fútbol-Gran Colombia

Las transmisiones de fútbol se dieron cuando el Grupo Caravana se había unido a Gran Colombia. En su primera transmisión compartió micrófono con Lito Pabón del Pozo. Viajó a Portoviejo donde tuvo la oportunidad de trabajar con el técnico uruguayo, el profesor Luis Grimaldi.  A esta transmisión la califica como la mejor que ha hecho en su vida. “Le metí alma, corazón y vida”, porque trabajar con Lito era un lujo tremendo.

La segunda transmisión la compartió con “el maestro” Édgar Villarruel Caviedes. Era un partido que jugaba el Emelec en el Estadio Modelo, cuando Jaime Iván Kaviedes era juvenil y el boom del equipo eléctrico. Ahí tuvo la oportunidad de conocer al narrador quiteño, al que califica como una persona con un don de gente increíble. “Es impresionante su torrente de voz, es un maestro a tiempo completo”. Asegura que la persona que ha compartido con Édgar Villarruel Caviedes sabe que de él se aprende mucho, aparte de que es muy agradable y tiene la capacidad de contar chistes finos. “Es un ser extraordinario”.

Gerardo España, el ritmo y la rapidez en la locución comercial

Reitera que tuvo mucha suerte en la vida. “Yo tuve dos jefes y los dos son de la misma empresa: Mario Canessa y Gerardo España”. Asegura que Gerardo España le enseñó mucho, le comentaba que la radio tiene un estilo y ese era el ritmo, la agilidad, abrir la boca, pronunciar las palabras de manera adecuada, buena dicción, mucha inflexión, pero sobre todo ritmo. “Me decía Erik ritmo, ritmo. Métete en la cabeza ritmo, esto es ritmo. Vamos dale, dale… Con eso del ritmo y yo que tenía mucha fluidez en cuanto a la lengua y su movimiento por el ejercicio que su padre les hacía se me hizo sencillo la locución comercial”.

El ritmo fue su marca en la radio y todavía la sigue utilizando. La agilidad en cuanto a la locución comercial tenía que ser extremadamente veloz, pero tenía que entenderse porque sino el que paga no paga, así de fácil. Esa fue la parte innovadora que Caravana logró poner en su momento y fue Gerardo España el genio creativo de ese nuevo estilo jocoso, ágil y de mucho ritmo. Radio Caravana logró formar un equipo con lo top de la comunicación en Guayaquil y Quito.

El Rey de la Cantera, radio Guayaquil y El Nacional

En Radio Guayaquil había un espacio, en las madrugadas, que se llamaba “Los Come luna”, se emitía de 02:00 hasta las 05:00. Pablo Hanníbal Vela, “el Rey de la Cantera”, tenía una lectura de los partidos increíble. “Creo que fue el mayor hincha de El Nacional, en toda su historia, él adoraba al equipo de los Puros Criollos. “Eso es lo que siempre nos dijo”. Estaba pendiente de la alineación y la gente solía confundirse un poco por eso. “Me hacía leer mucho las noticias del equipo de Quito”. En esta estación Erik hizo comentarios, comerciales y opinión sobre los partidos de fútbol.

Fue duro por la hora, pero extraordinario como experiencia. Trabajar alado de uno de los comentaristas más grandes que tuvo la radiodifusión ecuatoriana fue un lujo. “Era un genio tras un micrófono y lo fue tras una pantalla”. Era una persona de quien aprendió mucho. Tuvo muchos consejos prudentes. Fue un hombre que respetó siempre a las personas que trabajaban con él. “Le tengo un acápite especial en cuanto a la gratitud”, repite.

Eran José Vicente Baren, más conocido como “Pepe Cebolla”, el Rey de la Cantera y Erik. Leían y comentaban las noticias sobre fútbol. Cerca de las 04:00 hablaban de las noticias nacionales y de la crónica roja. Tuvieron la oportunidad de darle un toque diferente a la madrugada. En esa época en las radios se competía mucho con música y novedades. La radio llevaba la sintonía en la madrugada y el rey la captó. Pepe Cebolla le daba la parte jocosa, chistosa, así como los comentarios “muy sesudos que tenía”. Estuvo desde 1995 hasta 1996.

Sistema TV Cable y el relato de fútbol

Erik estuvo en el Sistema TV Cable, que manejaba la sintonía en Guayaquil y Babahoyo, en cuanto a los sistemas de cable. Le invitaron a ser parte como voz en off. Anunciaba las películas, eventos, espectáculos. Tomó la posta de Xavier Albán, locutor comercial que estuvo en Súper K 800. Estuvo desde 1996 hasta 1999.

En una ocasión le tocó hacer relato de fútbol. Doña Irma de Cabrera, que era productora, le pide: “Erik quiero que relate un partido entre Perú y Argentina”. Le contesta que es locutor comercial y no hace relato. La productora le reitera que está trabajando en la empresa y tiene que hacerlo.

Erik le llama a Paco Álvarez Moreira, que tenía una memoria fotográfica y una capacidad mental impresionante. Le pide ayuda al locutor y periodista deportivo manabita, quien le hizo unas graficaciones. Le dio un curso intensivo en una hora y media. Le explica los jugadores, las características de los argentinos, de los peruanos, los números que siempre utilizan para los partidos y se lanzó al relato.

“Para mí fue debut y despedida, no lo hice más”. Para los de TV Cable había sido una cosa extraordinaria, querían que siga y le ofrecían un buen sueldo, que triplicaba lo que recibía por cada locución. “Yo no soy relator, no me siento relator. Hago comentarios de fútbol”, porque le gusta hablar y conversar, además, tiene sus propias ideas, criterios e intenta entender el fútbol de una manera diferente. Lo ve desde el punto de vista del técnico, del jugador, del dirigente y, sobre todo, del aficionado. Ahora los comentarios ya no los realiza en radio, sino en la televisión de Babahoyo en su propio canal de TV.

El locutor comercial y el goooool

La locución comercial es lo que más le gusta y le divierte a Erik. “Trabajar con gente que tiene chispa y es dinámica ya no es trabajo sino una diversión”, reitera. Tuvo la oportunidad de compartir micrófono con los mejores de la radio en los pools que hacían para la Copa América y los mundiales: Edgar Villarruel Caviedes, Lito Pabón del Pozo, Patricio Mantilla, Gerardo España, Paco Álvarez Moreira, Rudy Ortiz Iriarte, Walter Ruiz, Pepe Murillo, Petronio Salazar y Carlos Efraín Machado. Así como con los comentaristas Mauro Velásquez, Marcos Hidalgo, Jacinto Landázuri, Carlos Víctor Morales y Roberto Bonafont.

Acota que de todos aprendió, porque al estar junto a ellos y ver cómo graficaban los partidos de fútbol, era grandioso. “Prácticamente para mí era que me estaban pagando por divertirme al hacer la locución comercial, porque era la que me gusta. Así lo sentí siempre”. La considera como la etapa más hermosa de su vida porque hizo lo que le gustaba, pero reconoce que todo tiene un ciclo en la vida y asegura que lo cumplió.

¿Pero cómo se ponen de acuerdo para relatar y comentar? Es a través de la inflexión de la voz que el relator de fútbol hace el locutor comercial. Ahí se sabe en el momento que debe ingresar y el comentarista también. “No hay necesidad de decir nada, porque ya se sabe cuándo hay que hacerlo”.  En la cabina, en cambio, son las miradas. El peor error de un locutor comercial es leer un comercial y viene un goooool. Eso es fatal, por eso siempre hay que mirar la jugada.

En Caravana exigían 12 menciones por partido, es decir cada cliente pide 12 menciones por encuentro deportivo. Llegó un momento en que se le puso difícil, porque la carpeta no avanzaba y alzó la mano, e inició con la hilera de comerciales y justo cuando estaba terminando de leer una publicidad nueva que no la había memorizado, escucha gooooool gooooool gooooool, Erik se sintió mal porque lo vio como una falla de concentración en el trabajo. “Me he comido algunos goles así”. Eso es triste para la persona que hace la locución comercial. Siempre hay que memorizar los comerciales, el mensaje debe ser claro y con las inflexiones necesarias, para darle la interpretación a la cuña que se está pasando. Asegura que siempre hay que memorizar la publicidad, para no ver permanentemente el papel. Hay que jugar la mirada entre la cancha y el papel.

La cantidad de comerciales en los partidos de fútbol

Erik recuerda que una vez para un partido hubo como 30 auspiciantes. Eso hacía que cada partido sea un reto”. Esas fueron una de las cosas que analizó para decir es el momento de retirarse, porque sintió que había un exceso de concentración. Una vez le tocó hacer dos o tres partidos en el mismo día. Era bastante pesado, porque cuando terminaba se sentía como si hubiera participado en una marathon. Terminaba exhausto. “Toda la carpeta debía ser leída en el primer tiempo una vez y en el segundo, otra vez. “Saber que se está terminando el partido y quedaba todavía la mitad por leer, es muy difícil. Son momentos de mucha tensión”.  

Erik leía previamente la carpeta. Le ponía las puntuaciones, le daba la interpretación al comercial y salía. Siempre pedía que los comerciales estén con letras grandes.

El abogado Gerardo España, que era su jefe, siempre estaba pendiente de todo. Cuando había un error decía “yyyyyy”, para la próxima había que estar más concentrados. “Creo que el gran éxito de Caravana, en gran medida se lo debe a Gerardo España”. Cuando ya eran demasiado los comerciales, a Erik le quitó un poco el disfrute al trabajo que hacía, porque se sentía extremadamente presionado y cuando eran dos o tres partidos en el día. Era mucho más difícil.

Gerardo España su amigo y compadre

Gerardo España sabe desdoblarse como persona, cuando es amigo es el más incondicional del mundo, siempre preocupado de las personas que lo rodean, busca el beneficio de quienes están en su entorno.  Eso habla bien de él como ser humano. El momento de convertirse en jefe era otro. Al ver la transmisión de un partido pedía responsabilidad, porque es muy exigente. “En ese momento no es amigo de nadie es la persona que conoce y controla todo. No hay perdón, no hay nombres, puede ser quien sea y exige que se hagan las cosas bien”.

El abogado España dejó la dirección de deportes de Caravana, porque fue consejero de la provincia de Los Ríos. Erik asegura que ahí se sentía que la radio no era igual, porque la gente se relajó.  “Con Gerardo tocaba ser extremadamente puntual. Es un hombre exigente con él también”.

  

C6 Televisión y el comentario deportivo

Erik fue el quinto vocal suplente de la Comisión de Fútbol del Club Venecia en 1999. En el 2003 fue presidente hasta el 2005. Este es su equipo desde la infancia. Paralelamente con Caravana hizo radio en Babahoyo, en Fluminense desde 1997 hasta 1998. Eso le dio la oportunidad de que el equipo tenga más seguidores. “La gente iba al estadio y se identificaba con el equipo”. Cuando dejó la directiva, un grupo de periodistas le invitó a ser parte de un programa de uno de los canales de Babahoyo. “Ahí descubrí en mí, un comentarista”.

Erik nunca ha tenido problema para hablar en público, lo ha hecho siempre desde que fue dirigente estudiantil en la universidad de Guayaquil, donde dos veces fue presidente a la Asociación de Estudiantes, además de director del Movimiento Independiente Universitario. Destaca que en el canal es más fácil, porque se le habla a la cámara, aunque insiste que no le gusta verse mucho. En C6 Televisión Babahoyo hacía un programa que se llamaba Tertulia, donde cuatro personas hablaban del mismo tema dando diferentes puntos de vista. Era un espacio de los más divertido, había una copa de vino. “Era como que estábamos en el patio de la casa conversando de un tema agradable y la gente lo disfrutó mucho”.  Hubo espacios políticos con coberturas y diversidad de voces y opinión. Es gerente de esta canal desde el 2008 hasta la actualidad.

Erik vivió en Guayaquil hasta 1999, por un tema de salud de su madre regresó a Babahoyo. Doña Victoria María del Carmen Maldonado Iturralde falleció en 2002.  Cuando Erik regresó a la provincia de Los Ríos decidió renunciar a la radio. Está casado desde hace casi 25 años con Tarin Vera Aguayo y tiene dos hijos: Johan y Dafne…, quienes lo han apoyado en este trayecto profesional. Dice que la radio le apasiona y le enamora, porque es un medio que le abrió muchas puertas en la comunicación.

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Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

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