Foto. Azael Terán Reyes, a fines de la década de los 40 del siglo anterior. Derecha superior, Abelardo
Morales y Azael Terán Reyes. Derecha inferior, a finales de la década de los 90 del siglo anterior, sentados, Augusto Báez y Abelardo Morales. Segunda fila de izquierda a derecha: Consuelo Terán Sevilla, Azael Terán Reyes, Silvio Morán Madera; y la esposa de don Azael Terán, Violeta Pinto.
Azael Terán Reyes es uno de los referentes de la radiodifusión imbabureña y ecuatoriana. Su talento también se hizo presente en la fotografía, la escultura y la pintura, porque fue nieto del pintor Daniel Reyes. Además, era un maestro del acordeón, el piano y la flauta. Se lo puede calificar como un hombre multifacético, amante de la cultura y de las tradiciones del Ecuador, en especial de su ciudad, Ibarra.
Fue técnico de la primera estación de Ibarra, La Voz de Imbabura cuando el reconocido radiodifusor, Abelardo Morán Muñoz, era su director. Fue operador de sonido a finales de la década de los 30 del siglo anterior. Siempre se interesó por la parte técnica de la radio.
Su aspiración siempre fue tener su propia estación, lo hizo posible, cuando su amigo Nelson Villarreal, desde Quito, le ayudó a conseguir la frecuencia para Radio Equinoccial que se convirtió en la segunda emisora de la provincia de Imbabura. Con la ayuda de un técnico alemán pudo crear los transmisores y los implementos para la estación. En esa época había reportes de sintonía de Europa y Nueva Zelanda. Además, don Azael decía que por medio de la onda corta se llega a los confines del mundo.
Por esta radio pasaron voces que se convirtieron en verdaderos talentos de la locución: Carlos Espinosa de los Monteros, Modesto Jarrín Barba, Holger Velastegui Domínguez, Manuel Báez, Luis Andrade Galindo, Fabián Montesdeoca, Jorge Enríquez Marroquín, Edmundo Grijalva Valencia, Gustavo Almeida, Jorge Enríquez, Carlos Amable Salazar González, quien en 1968 fundó Radio Colosal, de Ibarra.
Consuelo Terán Sevilla, hija de Azael, asegura que los dueños de las radios que se pusieron en Ibarra fueron locutores que pasaron por Radio Equinoccial: Los Hermanos Báez con Radio Continente; Lucho Viteri con Radio Imperio.
Azael Terán Reyes se destacó por su jovialidad, era chistosoy buena gente. Fue amigo del automovilista, Luis “Loco” Larrea; el propietario de la Cadena Amarillo, Azul y Rojo del Ecuador, Gerardo Brborich, Fausto Almeida Cárdenas, Abelardo Morán Muñoz, un ícono de la radiodifusión y la academia en la Ciudad Blanca; así como Héctor Aníbal Cueva, creador y propietario de la Radio La Voz del Valle de Machachi.
La programación de Radio Equinoccial era variada, recordaba el radiodifusor imbabureño en una entrevista concedida al periodista Jaime Alberto Salazar Paredes, director y propietario del periódico digital Expectativa. La música no podía faltar, al iniciar la transmisión sonaba el pasodoble Sangre Ecuatoriana, recuerda Héctor Aníbal Cueva, dueño de Radio La Voz del Valle, que hoy es on line, así como su hijo, el creador y director del programa 10/10, Luis Ernesto Terán Pinto.
Por esta radio pasaron artistas y grupos muy conocidos como El conjunto de Raúl Iriarte, el Clável Rojo, el dúo de las hermanas Mora, una de las integrantes era la mamá de Enrique Ayala Mora. Grandes dúos, tríos, cantantes, así como hipnotizadores de fama mundial.
La casa donde estaba la radio tenía dos cornetas, una estaba direccionada para el obelisco, era la época en que empezaba a florecer el Mercado Amazonas. Los comerciantes legaban para promocionar sus productos, los mensajes musicales para sus enamoradas o enamorados eran parte importante de la programación de la estación.
Radio Equinoccial estaba en la banda internacional de los 49 metros, en los 5.960 Kilociclos, el apartado de correo No 56, el edificio era propio y estaba en la calle Mariano Acosta No 9-70, a una cuadra del obelisco.
Azael hizo el logo de la radio, que es único, indica su hija Consuelo. Es el mundo que se lee HCITR, una cinta, un micrófono arriba y todas las señales que son para las transmisiones. Se puede leer nítidamente el nombre Radio Equinoccial, Ibarra-Ecuador. Su hija le preguntaba que significa TR y él le contestaba Terán Reyes, eso se daba cuando en el ministerio les decían que pongan al final las siglas de los apellidos de los propietarios.
En la emisora habló, en muchas ocasiones, el cinco veces mandatario del Ecuador, José María Velasco Ibarra. El auditorio era de color rojo, estaba forrado con franela y debajo le ponían cáñamo para aplacar el sonido. Había una frase que gustaba e impactaba a Silvio Morán Madera, propietario del Centro Radiofónico de Ibarra (CRI) y FM Ritmo, quien era un niño cuando ingresaba a la estación: Radio Equinoccial, antena abierta para todas las ideas…
Radio Equinoccial estuvo vigente desde 1946 hasta 1966, indica su hija Consuelo Terán Sevilla, directora del ballet Ñuca Llacta de Ibarra. En la edificación también funcionaba el teatro Avenida, que fue inaugurado en 1956. Azael le puso ese nombre porque quedaba en la avenida Mariano Acosta, esto para diferenciarlo de Radio Equinoccial. Ahí se presentaban las películas de la época de oro del cine mexicano. Estas mismas cintas, también las mostraba en el cine rodante, en los cantones y pueblos de las provincias de Imbabura y Carchi, donde dejó sus cimientos para la creación de nuevas emisoras locales, como Radio Cultura en Mira, recuerdan los conocidos locutores Ricardo Ruiz Mena y Juan Montalvo Jurado.
El propietario de Radio Equinoccial llevaba el cine rodante a San Isidro y Mira en la provincia del Carchi y a otros pueblos de la serranía ecuatoriana y de Colombia, en este país se radicó durante 17 años.
El teatro se vendió cuando se trasladaron a Colombia. A ese país llevó los equipos y los vendió en Nariño. “Los que me compraron arreglaron los papeles, porque les vendió con condiciones, señaló en una entrevista que le realizó el director del periódico digital Expectativa, Jaime Alberto Salazar en el 2004.
Su hija recuerda que era adolescente, cuando observó una extensa fila de personas, para ver el Mártir del Calvario y El Derecho de Nacer. Don Alberto Limonta era muy conocido, no solo por los ibarreños, sino por los ecuatorianos y latinoamericanos.
La radio siempre le gustó por eso estudió a distancia dos cursos internacionales en National School y Hempill School Mansorier. Lastimosamente recordaba que en los cursos le dieron lo mismo y no pudo aprender más, era como una copia. A lo largo de su vida acumuló muchos libros donde estudiaba, para seguir ampliando su conocimiento.
Después de su éxito en Ecuador decidió trasladarse a Colombia a mediados de la década de los 60 del siglo anterior, ahí tuvo su taller de radiotécnico y creó el teatro Ideal. La proyección de películas siempre le gusto, igual que lo hacía en Mira, San Isidro y otros pueblos y ciudades del Ecuador, donde era muy querido, por ello diseño una sala exclusiva para la presentación. La radio siempre fue su pasión, en 1968 consiguió la frecuencia para Radio Cultural Juanambú, en Unión Nariño. En Colombia estuvo 17 años. En el Departamento colombiano siempre recibió el cariño y admiración de la gente.
Sus hijos Luis Ernesto y Consuelo, quien estuvo casada con Segundo Darío Suárez, nieto de doña Rosalía Suárez, quien también fue locutor recuerda que, cuando Azael retornó al Ecuador en 1978, se radicó en Quito. Era el único que arreglaba los equipos transmisores de tubos del Instituto Ecuatoriano de Telecomunicaciones (IETEL), hoy CNT. Era técnico de frecuencias en HF. En esta entidad laboró por 16 años, por su trabajo recibió varias condecoraciones. “Era una eminencia, un ingeniero sin título. Además, fue el fundador de AER, igual que Gerardo Brborich que era su amigo”, indica Luis Ernesto.
Azael Terán nació el 15 de junio de 1912 en San Antonio de Ibarra y falleció en el 2004, tenía 92 años. Fue hijo del pintor Sergio Terán Recalde y de María Esther Reyes Realpe. Estuvo casado con Lidia Sevilla León desde 1942 hasta 1948, cuando falleció su esposa. En 1950 contrajo matrimonio con Violeta Pinto Flores, mamá del locutor y presentador Luis Ernesto Terán.
La pasión por la radio la han heredado Luis Ernesto y su hijo Edwin Ernesto Terán que han laborado en las principales estaciones de la capital ecuatoriana, actualmente es locutor de EXA FM, indica Consuelo Terán Sevilla.
En la provincia de Imbabura y todo el Ecuador es valorado el talento que dejó este gran señor de la radio. Su creatividad hizo que conste en la lista de oro de la radiodifusión ecuatoriana.
Radio Equinoccial, antena abierta para todas las ideas
En 1946 se instaló en la ciudad de Ibarra Radio Equinoccial, de Azael Terán Reyes. En esta emisora el radiodifusor Silvio Morán Madera, ya no fue como visitante, como lo hacía en la Radio La Voz de Imbabura. Era inicios de los años 50. Esta estación transmitía las horas sociales que realizaban los alumnos del Instituto Rosales, donde estudiaba el actual propietario de FM Ritmo. “Nos enfrentábamos al micrófono, mientras se decía una poesía y se cantaba un tema a la madre. Había el miedo escénico, el llanto de los niños era infaltable”, recuerda.
Silvio aún se acuerda del salón auditorio de Radio Equinoccial. Era amplio, forrado totalmente las paredes con franela color rojo, para evitar la reverberación. En el escenario había el lema de esa emisora: “Radio Equinoccial, antena abierta para todas las ideas”.
Los domingos la emisora tenía una sintonía total. Se enviaba mensajes para los ibarreños residentes en el exterior. Las radios de ese tiempo eran en onda corta por eso se escuchaban en otros continentes. El dial no estaba saturado, era limpio y por naturaleza la onda corta salta lejos. Se recibía reportes de sintonía de todas partes del mundo, asegura, quien también fue propietario del Centro Radiofónico de Imbabura, CRI.
El profesor Leopoldo Padilla y don Azael Terán Reyes
Ricardo Ruiz Mena, una de las voces más conocidas de la provincia de Imbabura, quien laboró en las radios Cultural Mira, Ondas Carchenses, CRI, Continente y La Voz de Imbabura de Ibarra, cuenta que, en su natal Mira, cuando ingresó a la escuela Rafael Arellano, a los siete años, sus profesores Leopoldo Padilla, Gustavo Jarrín, Ulpiano Medina y Ulpiano Caicedo eran muy dedicados a la educación y la cultura. En esa época había las dos jornadas y se jugaba la rayuela, el trompo, las bolas, los tillos, las escondidas, los venados y con las ruedas de los carros.
De niño le llamó la atención escuchar la señal de las emisoras, pues era difícil en esa época tener ese aparato en la casa. En su barrio solo una familia lo poseía, quienes ponían el aparato en la ventana para que pueda escuchar todo el vecindario. “Nosotros acudíamos a escuchar con emoción y curiosidad”, destaca Ricardo.
Su maestro decidió construir un transmisor pequeño, asesorado por el señor Azael Terán Reyes, dueño de radio Equinoccial de Ibarra y del Teatro Avenida, donde se proyectaban las famosos películas de la época de oro del cine mexicano, protagonizadas por Jorge Negrete, Pedro Infante, Arturo de Córdova, Antonio Aguilar, Pedro Armendáriz Blanca Estela Pavón, Marga López, Columba Domínguez, Libertad Lamarque, Emilia Guiú…
Don Azael recorría todos los lugares de las provincias de Imbabura y Carchi y uno de estos era Mira. Los fines de semana iba con su carro llevando las películas que las difundía, a través de unos parlantes muy grandes. “Llegó a ser un personaje en Mira”. Instalaron una pequeña radio en la escuela que se llamó Radio Cultura. La estación trabajaba unas horas, porque las emisiones eran clandestinas. Había música y programas de preguntas y respuestas en el campo educativo.
Azael Terán Reyes inició con el sueño de tener una radio local en el cantón de la provincia del Carchi, destaca Ricardo Ruiz Mena.
Don Azael Terán, el cine rodante y el cuartel
El propietario de Radio Sky de San Gabriel, provincia del Carchi, y que fue locutor de Ecos de Montúfar, Juan Montalvo Jurado, destaca que cuando estudiaba la primaria en la escuela Rafael Arellano de Mira, escuchaba dos emisoras de Ibarra y una de Quito: Equinoccial de propiedad de Azael Terán Reyes y Municipal, cuyo director y locutor era Abelardo Morán Muñoz, padre del propietario de FM Ritmo de la Ciudad Blanca, Silvio Morán Madera. En la capital ecuatoriana sintonizaba HCJB, “La Voz de los Andes”, con la voz “inigualable” de Yolanda Molina de Aguilar.
Indica que su afición por la electrónica se inició, porque don Azael Terán Reyes, propietario de Radio Equinoccial de Ibarra, llegó a Mira con el cine rodante, donde las películas de la época de oro del cine mexicano eran parte fundamental de la cotidianidad. Los protagonistas de los dramatizados eran muy familiares en el lugar.
Las cintas llegaban cada 15 días al pueblo. El radiodifusor imbabureño tenía los aparatos necesarios para emitir las películas. Un día, Juan se acercó y observó cómo se manejaban los tocadiscos, los discos y cómo salía la música. Radio Equinoccial, en onda corta, era muy escuchada, por la cercanía en línea directa con Ibarra, recuerda.
El profesor de la escuela Rafael Arellano, Leopoldo Padilla, tenía una amistad muy grande con don Azael Terán Reyes, a quien le pidió que hagan una radio. Ahí fue el inicio de la radiodifusión en Mira, con Radio Cultura.
Leopoldo Padilla le llevó al joven locutor a conocer, tanto la parte técnica, como la locución en una emisora. Con un transmisor pequeño la señal llegaba solo a Mira, en los 40 metros. Juan asegura que la frecuencia era “chimbeada”.
“Hubo algunos guambras que estaban interesados por el nuevo invento”, uno de ellos fue Ricardo Ruiz, quien trabajó en CRI y Radio Municipal La Voz de Imbabura. “Él andaba cogiendo alguna cosa que se parezca a un micrófono e imitaba a los locutores grandes del país”, insiste Juan Montalvo Jurado.
Los dos adolescentes cargaban el transmisor de la escuela al estadio, para poner la antena en un poste. En ese tiempo ninguno de los pequeños se imaginaba que iban a tener una presencia destacada en la radiodifusión carchense y ecuatoriana.
En esos años los jóvenes tenían que cumplir el servicio militar obligatorio, a Juan le tocaba ir como conscripto, pero Don Azael le dijo “tú no te vas allá, porque tu profesión es esta, olvídate de todo, porque aquí nace un radiodifusor en Mira”. Siguió los consejos y hasta el día de hoy, sigue en este caminar de la comunicación. En esta estación Juan Montalvo estuvo dos años.
Azael Terán y Gerardo Brborich
En las décadas de los 40 y 50, la música y la radio atraía a los jóvenes. Edmundo Grijalva Valencia, conocido como “El Gallo Giro”, no era la excepción. Una de las primeras personas que se fijó en él, fue Don Azael Terán Reyes, fundador y propietario de la Radio Equinoccial de Ibarra, papá de Luis Ernesto Terán, el creador del programa musical Diez Sobre Diez. Don Azael le invitó a ser parte de su staff de locutores. Sus “pininos” los dio a los 12 años.
Azael Terán también era propietario del Teatro Avenida, donde se realizaban presentaciones de artistas. A Edmundo, el estar en las tablas y tarimas, le proporcionó la oportunidad de cantar y actuar. Sus pasiones eran la música y la locución. Tenía una voz grave, pero siempre estaba pendiente de aprender nuevas formas de expresión. “Se nace, pero también hay que tener gusto y pasión para cuidar y perfeccionar la voz”, repetía.
El propietario de la estación imbabureña, Azael Terán Reyes, era amigo del dueño de las radios quiteñas: Nacional Espejo, Melodía y Reloj, Gerardo Brborich, quien en una ocasión le propuso a Edmundo Grijalva Valencia, que en ese momento tenía 16 años, que viaje a Quito. Conversó con sus padres, quienes lo apoyaron, eso garantizó que siga estudiando. En “La Ciudad Blanca”, estuvo el colegio La Salle y en Quito se graduó en el Instituto Nacional Mejía, donde fue compañero de Enrique Gallegos Arends, dueño de radio Añoranza, hoy La Rumbera.
Azael Terán Reyes y Luis Ernesto Terán
Luis Ernesto Terán viene de una familia de comunicadores. Su padre, Azael Terán Reyes, fue propietario de la primera emisora comercial de la provincia de Imbabura: Radio Equinoccial de Ibarra, en onda corta, en los 49 metros. También era dueño del Teatro Avenida, donde se presentaban los artistas más connotados de la época: Huberto Santacruz, El Dúo Benítez y Valencia, Carlota Jaramillo “La Reina del Pasillo” y Olimpo Cárdenas. Su madre, Violeta Pinto Flores, tenía una voz prodigiosa y también locutaba. Luis Ernesto Terán Pinto lleva casi 50 años en la locución y animación. Quiso ser médico, pero le ganó la comunicación. Ha trabajado en las radios Mambo, de Guayaquil; La Nación, Central, Sideral, Canal Tropical, El Sol, Éxito, Gran Colombia, Nacional Espejo y Reloj, de Quito. De ahí pasó a la televisión, lleva 36 años con el “Sensacional Diez sobre Diez”.
Cuando tenía cinco años, su padre, a sus hermanos y a él, les hacía recitar en el micrófono, mientras él ecualizaba los equipos. Les grababa en las cintas, en ese tiempo modernas, que eran la sensación, “porque el sonido salía nítido”. A los 18 años comenzó en serio, en una emisora que su papá tenía en Colombia.
El tema musical que identificaba a Radio Equinoccial era Sangre ecuatoriana. En esta estación había los mensajes musicales y saludos donde avisaban a los familiares que les iban a visitar a tal lugar.
En Radio Equinoccial, los domingos se emitía música nacional, Luis Ernesto sigue esa tradición. “Mi papá, para iniciar el programa, siempre ponía una banda, porque decía que un programa, sin inicio de banda no era programa”. Recuerda que su progenitor tenía cajas de reconocimientos de Imbabura, era un hombre de mucha cultura y un gran emprendedor.
Su padre Azael estudió por correspondencia radiotécnica y electrónica en los Laboratorios National School Technics de Estados Unidos. A fines de la década de los 30 trabajó en la Radio Municipal de Ibarra, allí conoció a un ciudadano alemán, que era técnico, vino al Ecuador en la Segunda Guerra Mundial. Don Azael contaba que le hacía desbaratar el transmisor, para tener comunicación, en las noches, con su país y les hacía bajar a la onda internacional.
Azael Terán era radiotécnico, elaboró los transmisores y equipos de tubo de Radio Equinoccial, que funcionó desde 1946 hasta 1966. Parece que desde allí inicia su acercamiento a la comunicación, insiste Luis Ernesto.
Don Azael fue un referente de la comunicación, tenía la facilidad de hacer muchos amigos, uno de ellos fue Luis “Loco” Larrea, quien ganó tres veces la vuelta al Ecuador en automovilismo. Cuando iba a Ibarra, dejaba su carro y su papá le prestaba uno, que era el modelo que usaba Elvis Presley, descapotado y con asientos de cuero rojo, para darse una vuelta por la ciudad.
Luis Ernesto recuerda que, cuando era niño, en el Teatro Avenida se presentó un mago que se llamaba Albert Jans, quien salió vendado los ojos en uno de los carros de su papá, para dar la vuelta en toda Ibarra. No hubo ningún accidente en una ciudad que en esa época tenía más o menos unos 40 mil habitantes. Los magos hacían hipnosis. La gente miraba con total asombro los eventos artísticos y musicales. Esto se hacía en el intermedio de las películas, donde también se presentaban artistas.
El dueño de la radio la Voz del Valle de Machachi, Aníbal Cueva, que ahora es una emisora on line, le contaba a Luis Ernesto que se puso su estación porque le encantaba Radio Equinoccial. En una ocasión le hizo escuchar la versión original de Sangre Ecuatoriana.
Héctor Aníbal Cueva y Azael Terán Reyes
Héctor Aníbal Cueva Propietario de la Voz del Valle de Machachi, destaca que Radio Equinoccial de Ibarra, de Azael Terán Reyes, era una de las buenas emisoras, trabajaba en onda corta en 49 metros. El pasodoble Sangre Ecuatoriana, del autor argentino Enrique Rodríguez, era el tema característico de entrada y salida de la programación de la emisora ibarreña. La Radio La Voz del Valle tiene la versión original de este disco.
Cuando era niño, en su casa, en Machachi, escuchaba esta estación imbabureña. Lo hacían en una radio que sus padres compraron en Quito en 1948, en la casa Dandy. Era de dos bandas y sintonizaba Radio Equinoccial de Ibarra. Héctor Aníbal fue muy amigo del radiodifusor imbabureño. Esto lo corrobora su hijo Luis Ernesto Terán, director del programa 10/10, quien destaca “la excelente discografía que posee el radiodifusor quiteño”.
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Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio