Foto: Jorge Víctor Bravo en la actualidad. Derecha superior, cuando tenía 14 años en Radio Novedades de Babahoyo. Derecha inferior, presentando a la orquesta Don Medardo Luzuriaga y sus Players.
Nació en Milagro (Guayas) hace 63 años. Se inició en el mundo de la radio cuando tenía 10 y participó en un concurso de canto en Radio Atalaya de su ciudad.
En ese tiempo fue telonero del puertorriqueño Daniel Santos, conocido como “El Jefe”. Este evento le abrió las puertas para ser la voz oficial de varias emisoras de Babahoyo, Esmeraldas, Portoviejo, Guayaquil y Quito. Jorge Víctor Bravo es admirador de la Sonora Matancera. Fue promotor de la disquera colombiana Codiscos y presentador de la boîte Sabor Latino. Contó con la amistad de Carlos Efraín Machado, Edgar Rodríguez, Edgar Villarruel Caviedes, Fabián Gallardo, Juan Carlos Ricaurte, Diego “Cheito” Grijalva, Alan Flores Valenzuela, Ramiro Córdova…
Entre sus referentes están Armando Romero Rodas, Voltaire Maquilón, Luisín Ronquillo y, en lo musical, Guillermo Jácome Jiménez, Agustín Guevara Morillo, Gustavo Wolke Varas, Lucho Sánchez y Pedro Lenin Hernández. Presentó a Oscar de León, Gilberto Santa Rosa, el Gran Combo de Puerto Rico, las orquestas Niche, Guayacán, el grupo Los Kjarkas, Los de Lucía, William Luna, Proyección, Los Panchos, Los Tres Reyes, Los Antares, Los Tres diamantes, Los Brillantes, Olga Gutiérrez, Consuelo Vargas, Los Hermanos Miño Naranjo, Segundo Rosero, Paulina Tamayo… Hace tres años presentó a Tito Nieves y Eddy Santiago. Ese fue el último concierto que animó.
Fabián Gallardo Moscoso fue quien lo empezó a llamar “La Voz Comercial del Ecuador”, cuando fueron compañeros en la Nueva Emisora Central.
Jorge Víctor Bravo venía con una escuela nueva en la locución comercial y deportiva, se basaba en lo que escuchaba de las emisoras colombianas. “En el Ecuador solo hay dos personas que habían hecho algo parecido previamente: Luis Ernesto Terán y “El Viejo Edgar Rodríguez”, indica.
Telonero de Daniel Santos
En 1968, cuando tenía 10 años, su mamá, María Jivaja, por insistencia de él, lo llevó a los estudios del Sistema de Emisoras Atalaya, de Milagro, de propiedad de Ecuador Martínez Collazo, el programa se llamaba “Estrella o estréllese”, Jorge Víctor Bravo tenía la inquietud de participar para probar suerte como cantante. Llegó a los estudios vio gente detrás de los micrófonos y eso le llamó la atención, era algo mágico. Ahí nació su romance con la radio y dijo “algún día voy a estar allí”. No tardó mucho tiempo en cumplir con ese objetivo.
Esa noche fue finalista del concurso de canto, organizado por esa radio, en el coliseo Edmundo Valdés Murillo. Se le acercó Pío Cupelo, representante artístico, quien posteriormente sería el esposo de la cantante guayaquileña Hilda Murillo. Estaba acompañado de la cantante milagreña, Gladys Santos. Los dos le manifestaron que les había gustado su presentación, aunque no ganó el festival, pero tuvo la satisfacción del deber cumplido.
Ese día el empresario le contrató para que actúe la siguiente noche en la Quinta Patricia, que está ubicada en el ingreso norte a la ciudad de Milagro. Ahí fue telonero de uno de los mejores intérpretes de música tropical, Daniel Santos. En la presentación sucedió una anécdota: ni al señor Cupelo ni a su hermano Julio se les ocurrió contratar guitarristas para su actuación, apenas pudo cantar el bolero “Amar y Vivir”, con la orquesta América, de Guayaquil, que la dirigía Rosendo Avilés.
Luego de su participación en Atalaya decidió ser cantante profesional por muchas razones, pero hubo una que fue la más importante: la economía de su hogar. Sus padres, Víctor Modesto y María, se habían separado y su madre se las veía difícil para mantenerlos. Jorge Víctor intentaba, de alguna manera, colaborar con la economía familiar, con su trabajo que era cantar. En esa época los programas radiales de concursos de canto eran muy comunes y los participantes se podían financiar para poder actuar.
Su vida se relaciona con el cantante Daniel Santos porque luego de dos años, cuando Jorge Víctor tenía 14, nuevamente fue telonero del “Inquieto Anacobero”, pero en esta ocasión fue en el Teatro Babahoyo, donde abrió su espectáculo. Cuenta que esa noche ocurrió algo “tremendo para mí”: interpretando la última canción a petición del público “se me abrió el gallinero y me empezaron a salir pollos, gallos, gallinas… Eso fue frustrante para mí, aunque salí entre aplausos”.
Esa noche le cambio la voz y tuvo que alejarse de lo que era su pasión en ese entonces: el cantó. Ese cambio de voz, luego de unos pocos meses le sirvió para que diera sus primeros pasos dentro de la radio…
Novedades y Guayaquil de Babahoyo
Jorge Víctor se fue a vivir en Babahoyo cuando tenía 12 años y terminaba la primaria. A los 14 años su hermano materno, con quien tuvo una relación muy estrecha, Julio Alfredo, que era mayor con 10 años para él, quien falleció por el covid, ya trabajaba en Radio Novedades de Babahoyo.
El locutor milagreño veía como se hacían los concursos en vivo y eso le llamó la atención. Ahí conoció a Gustavo Von Lippke, muy conocido en la capital ecuatoriana. En Novedades laboró dos años.
Cuando tenía 16 años pasó a otra emisora de la capital de la provincia de Los Ríos que se llamaba Guayaquil, de propiedad del señor Fernando Ronquillo, quien tenía muy mal carácter, eso hizo que no permanezca mucho tiempo.
Atalaya de Milagro, Unión e Iris de Esmeraldas
Jorge Víctor regresó a Milagro y se vinculó con Atalaya. Allí trabajó con los hermanos Ecuador y Jorge Martínez Collazo, así como un gran locutor de la época, Pepe Noboa. Luego de permanecer en Atalaya y después de adquirir un poco de experiencia se trasladó a Esmeraldas, porque su hermano Julio laboraba en Radio Unión de propiedad del señor Raúl Delgado Garay.
Julio Alfredo decidió casarse. De la emisora le pedían que deje un remplazo, mientras él se iba de luna de miel. Entonces pensó en Jorge Víctor, que tenía 16 años, y le llamó. Decidió viajar a la Provincia Verde y surgió otro romance en su vida, se enamoró de Esmeraldas, de su gente, todo lo que encierra la ciudad y decidió quedarse.
Su hermano regresó de la luna de miel y Jorge Víctor se quedó sin trabajo. Decidió buscar en esta ciudad, pero los dueños de las emisoras no le daban la oportunidad de escucharle, de hacer una audición, una prueba “sino que me veían así: bajito, flaquito”, hasta que el matrimonio de su hermano duró muy poco tiempo. Julio decidió dejar Esmeraldas y se trasladó a Guayaquil para integrarse a Radio Carrusel. Jorge Víctor se vinculó a Radio Unión. Estuvo cinco años.
Ya estaba estabilizado en esta emisora y el Dr. Daniel Álvarez Tenorio le llamó y le convenció que deje Radio Unión y se integre a Radio Iris, que era la más famosa, la más potente y popular de Esmeraldas. Pensó que eso era positivo para su carrera y aceptó. Pasaron 15 días y el propietario no cumplió con todo lo que le ofreció y renunció. Afortunadamente le dieron cabida nuevamente en Radio Unión. Hubo entradas y salidas porque siempre fue muy inquieto profesionalmente, andaba buscando su estilo, su forma y su propio sello.
Radio Carrusel, La Nueva Emisora Central y el regreso a Esmeraldas
En esas entradas y salidas, hizo una prueba en Radio Carrusel, por iniciativa de su hermano Julio. Viajó a Guayaquil y en 1978 se vinculó a Radio Carrusel, que era de propiedad en aquel entonces del abogado Jaime Nebot Saadi. Estuvo poco tiempo, porque no le gustó el ambiente de la urbe y decidió retornar a Esmeraldas. Jorge Víctor ya estaba casado con Carmen Acosta y tenía su primera hija, Daniela.
En ese mismo año decidió trasladarse a Quito, porque le contactó el propietario de la Nueva Emisora Central, Carlos Efraín Machado. Trabajó unos dos meses, por un impase que hubo con el director de programación de la radio por celos profesionales. Jorge Víctor se volvió a Esmeraldas, donde Radio Unión le vuelve a recibir.
La Voz de Esmeraldas, Radio Gaviota y Canal 6
Jorge Víctor, con el tiempo, se trasladó a la empresa radial de Héctor Endara, que era propietario de la radio La Voz de Esmeraldas y Canal 6 de Televisión. También se relacionó con el informativo del canal. En 1980 al dueño de estos dos medios le concedieron una radio en Frecuencia Modulada (FM), Gaviota, de la que fue su primera voz, locutor y director musical, estuvo hasta abril de 1981.
Previamente, en marzo de 1981, con su amigo, el relator deportivo Daniel Jaramillo, cubrían, en Portoviejo, el campeonato nacional de basquetbol. En una de aquellas noches, cuando llegaron al coliseo, transmitieron el partido de fondo que jugaba Esmeraldas. Llegaron temprano y por esas cosas de la vida “a los compañeros de Nueva Emisora Central no les llegó a tiempo el locutor comercial que era Mario Froilán Lasso”.
Oscar Iván Lasso y Lucho “Bambino” Paredes se acercaron y le saludaron, después de tanto tiempo que coincidían en algún escenario deportivo. En un momento de la conversación le dijeron “estamos por salir con la transmisión, Jorgito quisieras acompañarnos con los comerciales”. Jorge Víctor aceptó con todo el gusto del mundo. En medio de la transmisión se conectó telefónicamente desde los estudios Carlos Efraín Machado y pidió públicamente que al medio tiempo quería tener un contacto con él internamente, así lo hicieron.
Terminó el primer tiempo y charlaron brevemente. Le pidió el número del hotel donde estaba hospedado y el de su casa. Al otro día Carlos Efraín se comunicó con Jorge Víctor al hotel y platicaron. El locutor de la provincia del Guayas le contestó “yo por este momento estoy comprometido con esta emisora transmitiendo el campeonato, pero apenas vuelva a Esmeraldas me comunico con usted y conversamos”. Se terminó marzo de 1981 y volvió a hablar con el propietario de la Nueva Emisora Central, se pusieron de acuerdo y viajó de Esmeraldas a Quito. “Para mí era la posibilidad que estaba buscando” porque en Esmeraldas logró todo lo que se podía alcanzar, aunque tenía la posibilidad de quedarse en la emisora en FM, reitera Jorge Víctor Bravo.
El propietario de la Nueva Emisora Central “fue una persona extraordinaria de la que aprendí mucho, sobre todo la puntualidad, respeto al micrófono y al oficio”. Fue en abril de 1981 que se vinculó con la emisora quiteña y al equipo de “Mundo Deportivo”. Inicialmente estuvo hasta 1985.
Radio El Sol y “Matanceromania”
Luego se traslada a Radio El Sol, cuando el licenciado Jaime Bowen Andrade, propietario de la estación, le pidió que sea parte de su equipo. Jorge Víctor hacía locución comercial deportiva, era parte del equipo de noticias y musical. Producía el Noticiero Alternativa, junto a Juan Jiménez y Marco Pérez.
Condujo también uno de los programas que tuvo una gran acogida en los oyentes denominado “Matanceromania”, que posteriormente le serviría como la puerta de entrada a la radio FM en Quito. En esta estación permaneció cuatro años, estuvo hasta 1989.
La salida fue de mutuo acuerdo, porque Jaime Bowen Andrade vendió la frecuencia 1020 que era originalmente y se pasaron a la 570 en AM, pero ya no tuvo el mismo impacto y la cartera de clientes se fue alejando. La situación económica de la emisora empezó a ser crítica y llegaron a un acuerdo de terminar la relación laboral.
Una hora con la Sonora Matancera en Radio Añoranza
En ese momento regresa a Nueva Emisora Central, donde permaneció todo el año 1990, cuando se vinculó, por el contacto de Edgar Rodríguez “El Viejo Edgar”, con Radio Añoranza para conducir el programa “Una hora con la Sonora Matancera”, que había dejado el locutor imbabureño, Edison Vargas Acosta.
Enrique Gallegos Arends, propietario de Añoranza, le contó al “Viejo Edgar” que estaba necesitando una persona para que conduzca el programa. Le dijo que el único locutor que conocía para hacer ese programa era Jorge Víctor Bravo, quien llegó a los estudios de la emisora un poco antes de que empezara el programa.
El dueño de la emisora estaba reunido con los ejecutivos de la distribuidora de licores Pacific, que era la firma auspiciante del programa, quienes se quedaron en la oficina conversando. En el estudio le presentaron al operador de sonido y El Viejo Edgar le indica “haber, queremos escucharlo”. Jorge Víctor Bravo empezó a hacer lo que sabe respecto a esa materia musical.
Cuando estaba terminando el programa, Jorge Víctor vio llegar al Dr. Enrique Gallegos Arends con una amplia sonrisa, en compañía de los ejecutivos y le dice “señor Bravo queda contratado, venga al término del programa a mi oficina y arreglamos la situación de sus emolumentos”. Esta radio fue la primera en FM que trabajó en la capital ecuatoriana.
Se considera un fanático de la Sonora Matancera, “un matancerómano”. “Es algo que viene conmigo desde muy temprano”. Recuerda que, en 1966, cerca de La Troncal, por la zona de El Triunfo había unas plantaciones tabacaleras y sus hermanos trabajaban en una empresa que era de propiedad de unos cubanos. En las vacaciones con Nelson, Pablo y Pepe iban a ganarse unos sucres.
“Yo me la pasaba cantando todo el horario de trabajo, que era cosechar la hoja de tabaco”. Una vez uno de los dueños de la empresa que le apodaban El Niño, le escuchó cantar y le pidió que fuera a su casa para cuidar el jardín, sacar la hierba mala y regar agua a las flores. Jorge Víctor lo único que se escuchaba en la casa era música cubana. En ese lugar nació su amor por la música del Caribe, la cubana de manera particular y la Sonora Matancera, especialmente.
De Radio Añoranza a La Rumbera
Jorge Víctor Bravo se conoció con Edgar Rodríguez porque era productor del sello Famoso y promotor de Codiscos, de Colombia. En esa temporada estaban trabajando en el proyecto de La Rumbera. “El Viejo Edgar”, trataba de convencer al Dr. Enrique Gallegos de que convirtiera a Radio Añoranza en una emisora tropical, Jorge Víctor también fue parte de ese proceso.
El locutor colombiano trabajaba los fines de semana y conducía un programa de música tropical. En unos meses se cambió la programación y fue la primera emisora en Frecuencia Modulada tropical de la ciudad de Quito. En ese medio estaba Diego Cheito Grijalva, Ximena Ganchala, Juan Carlos Ricaurte, Silvia Villa y Giovanany Sánchez.
El accidente
Jorge Víctor antes de trabajar en Añoranza, se vinculó a la discoteca Sabor Latino, de Ramiro Córdova Avilés. Esta boîte fue famosa en las décadas de los 90. Pudo compartir durante 6 años con personalidades de la música tanto nacional e internacional, como: Daniel Santos, Leo Marini, Alci Acosta, LeoDan, Los Chalchaleros, Las Musas del Vallenato, Grupo Niche, Germain de la Fuente y Los ángeles Negros, Los Visconti, Lucho Barrios, Los Panchos, Las orquesta Guayacán, Ban Ban de Cuba, Rubén Blades, Los Antares, Aldo Mata y Vico C. Entre los ecuatorianos a Los Hermanos Miño Naranjo, Olmedo Torres, Paulina Tamayo, Sahiro, entre otros. Hacían festivales del humor y se presentaban Lucho Navarro de Chile, Chalo Reyes de Perú y La Nena Jiménez de Colombia.
Un fin de semana de 1993, cuando salía de Sabor Latino, Jorge Víctor y un amigo se accidentaron. Jorge Víctor quedó muy golpeado. “No recuerda cómo pasó, lo último que vio es la antigua vía Oriental, después se enteró que falló el eje delantero del vehículo. Luego de ello despertó en el Hospital Eugenio Espejo.
El golpe que recibió en el pecho fue duro, por recomendación médica debía viajar a la Costa y radicarse junto al mar. Con su familia decidió trasladarse a Portoviejo donde se vinculó con Sonoonda, que era una emisora a la que le ponía la voz en off para sus identificaciones y también trabajaba en la producción. Un fin de semana viajó y se puso en contacto con el señor Ramón Solórzano, gerente propietario, quien le propuso la dirección del equipo de noticias. En esta emisora estuvo cuatro años.
Radio Antena 3
En 1997 estaba trabajando para Sonoonda tuvo la oportunidad de conocer a un gran amigo, que sabía mucho de radio y con quien aprendió de este oficio, era el riobambeño radicado en Guayaquil, Ramiro Quirola Andino, quien hacía los libretos para la estación manabita. Le propusieron la gerencia de Antena 3, en Guayaquil, le sugirió que vaya con él a la estación porteña, pues hubo un remezón y “todas las estrellas que tenía dentro de su staff decidieron abandonar la emisora e irse a un proyecto nuevo que iba a ser la competencia de Antena 3, que era Radio Sol 95 FM”. Era la salida de “Los tres negros de oro”, que son sus grandes amigos: Oswaldo Valencia, Dalemberg Ballesteros y Carmen Sevilla.
Jorge Víctor conducía el programa “Sazonando”, que tenía mucha sintonía. El compromiso inicial era que: si mantenía o superaba el nivel de sintonía de los últimos tres meses de ese año, inmediatamente en enero tenían que hablar sobre otras condiciones económicas.
Con Ramiro hicieron una prueba para comparar el nivel de sintonía, para ello grabaron previamente todos los intros que le tocaba locutar, incluidas las menciones, el saludo, etc. Al día siguiente salieron en el móvil de la emisora junto al gerente de ese entonces, Efraín Herrera, “a darnos el paseo por la ciudad”.
Recorrieron todo Guayaquil en el horario del programa comprobando de manera directa, cómo se escuchaba la radio y cuál era el nivel de sintonía del programa. La popularidad del programa era excelente. Le subieron el sueldo.
Promotor de Codiscos, el vallenato y la piratería
En Antena 3 nuevamente aparece el Viejo Edgar, quien le contactó con la empresa disquera Codiscos, que buscaba un promotor para la Costa y Guayaquil en particular. Desde ahí se vinculó con esta empresa. Hacía un trabajo de tiempo parcial promoviendo el material musical. Hasta que vino el tiempo de la piratería que terminó con la industria en muchos países.
En Guayaquil sucedía algo que ya pasaba en Colombia, pues había zonas donde el vallenato no entraba. “Los medios de comunicación le habían cerrado las puertas a este género y esto sucedía también en el Puerto Principal. Las emisoras porteñas no tocaban vallenato”. A Jorge Víctor le tocó hacer un gran esfuerzo para tratar de convencerlos para que pongan esta música, aunque sea en la madrugada.
A Jorge Víctor le ayudó mucho el ingeniero José Luis González, gerente de la central de radio por aquel entonces, con la difusión en las radios Galaxia y Tropicalida, sobre todo con la primera. Era una emisora que tenía bastante pegada, eso le ayudó para “meter este tipo de materia”. El vallenato era el porcentaje más alto de la producción musical de Codiscos.
Esta empresa, cuando ya se empezaba a abrir el mercado y las emisoras también estaban por buen camino, ocurre que llegó este fenómeno mundial: la piratería “y empezaron a volar cabezas y una de aquellas fue la mía, porque consideraban que el Viejo Edgar podía manejar las ventas desde la capital ecuatoriana y no necesitaba tener un promotor en Guayaquil”.
El regreso a Quito y el feriado bancario
Luego de la salida de Codiscos, Jorge Víctor laboraba en radio La Excelencia donde conducía con Gabriela Pazmiño el programa “La Factoria”. Eso lo hacía cuando la presentadora incursionaba en un programa de salsa en Canal Uno. Sus amigos Gabriel El Juri y Dalemberg Ballesteros le pidieron que la acoja en el programa, de acuerdo con lo que dijeron ellos, que aprenda sobre el ambiente salsero y tropical.
Su economía desmejoró ostensiblemente, porque le faltaba el ingreso de Codiscos y pensó en el regreso a la ciudad de Quito que siempre estaba en su mente. Era difícil, pagaba arriendo tanto en Portoviejo donde estaba su familia y en Guayaquil, donde laboraba.
Habló con los propietarios de la Nueva Emisora Central y La Rumbera: Carlos Efraín Machado y Enrique Gallegos Arends para ver la posibilidad de que le permitan retornar. Los dos tuvieron la apertura de recibirlo, pero era la época del feriado bancario, donde el país estaba en una situación económica muy crítica.
Al llegar a Quito se encontró que no podía laborar en esas dos emisoras por la situación difícil que atravesaban las emisoras en ese tiempo. Fue un tiempo duro, pero había dejado grandes amigos como Juan Carlos Ricaurte que le acogió en su departamento, el mismo Ramiro Córdova que cuando se enteró de su retorno inmediatamente se puso en contacto con él y lo incluyó en su empresa de espectáculos: grabando comerciales, conciertos y animando… Eso le permitió solventar sus necesidades más prioritarias.
Francisco Stereo, La Rumbera, La Otra y Zaracay
En el 2000 se vinculó con Francisco Stereo, donde se hizo un gran equipo que llegó a ubicarse en el número uno por varios años consecutivos. En esa época 102.5 fue imparable. Estaba Mishel Gómez Rodríguez, Juan Carlos Ledesma, Celso Ortiz Espinoza, Ramiro Díaz, entre otros, con la dirección del Padre Edison Higueras. Jorge Víctor en las tardes dirigía “Turbina Tropical”.
Luego pasó a La Rumbera, donde condujo “Bravísimo”. En esta emisora estuvo seis años, porque se vinculó a La Otra donde, por casi ocho años fue parte del programa “Con las cobijas al aire”. Estuvo en esta estación hasta el 2016. Jorge Víctor fue una de las voces de Canela y La Otra de Guayaquil.
Desde ese año pasó a Radio Zaracay, donde estuvo hasta el 2021. Por problemas en su salud visual tuvo que retirarse por el momento, hasta encontrar la circunstancia más apropiada para hacer radio, porque todavía tiene muchas cosas que dar y hacer en la radiodifusión.
Sus referentes y Discomentarios
Jorge Víctor Bravo dice que nació escuchando Radio Cristal, de Carlos Armando Romero Rodas, Voltaire Maquilón, Luisín Correa, Ufredo Molina Vargas, “Umo Bar”. “Yo aprendí de ellos y aprendí escuchando”. En el aspecto musical hubo nombres muy importantes para él como Agustín Guevara Morillo, Gustavo Wolke Varas, Lucho Sánchez, Pedro Lenin Hernández, estos en la Costa.
En la Sierra influenció en él Guillermo Jácome Jiménez. Cuando Jorge Víctor estaba en Radio Gaviota, de Esmeraldas, una marca de cigarrillos contrató un espacio para un programa musical que se llamaba “Discomentarios”. El conductor era Guillermo Jácome Jiménez, un referente de la radiodifusión ecuatoriana. Jorge Víctor se quedaba en el estudio “escuchando una y otra vez a don Guillermo Jácome. Aprendiendo de él, no solamente lo que comentaba de la música de aquel entonces que formaba parte del programa, sino cómo lo decía”.
Otros referentes son los hermanos Vargas Acosta, Luis Ernesto Terán, Alán Flores Valenzuela y muchos más, que –dice- están en su pensamiento y que los recuerda con afecto, cariño, pero sobre todo con respeto, porque le enseñaron a respetar el trabajo y fortalecer ese vínculo con el público
La familia
Jorge Víctor dice sentirse realizado y feliz su la familia. “Tengo una gran esposa con quien he compartido 45 años de casados, tres hijos: Daniela, María Fernanda y Jorge Roberto; seis nietos: Antonella, Víctor Leonardo, Omar Alexander, Andrei, Jorge Víctor y Bianca Leonela; dos bisnietos: Sebastián y Sofía”. Carmen siempre ha estado a su lado, tras bambalinas, porque nunca le gustó ser parte de la vida pública de su esposo. Eso les ha ayudado para tener una relación sólida en estas cuatro décadas y media.
“El apoyo de mi familia es importante y mucho más en esta etapa de mi vida cuando siento que más los necesito y sé que están conmigo. Mi esposa está a mi lado, como un soporte y un apoyo en mi vida”.
Cuenta que las cosas que ha logrado en la comunicación son hermosas, porque tiene amigos y cada uno de los recuerdos le permiten seguir. “No tengo cosas materiales, pero soy un hombre afortunado. Yo siempre le agradezco a Dios por todo lo que me ha dado, lo que me ha quitado es una cosa mínima, si ponemos sobre la balanza todo lo que me ha dado”. Estar en un escenario junto a un Leo Marini, Daniel Santos, Oscar de León, Alberto Beltrán, Rubén Blades y grandes orquestas, eso no tiene precio, concluye.
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Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio