Hilda Sampedro Valdiviezo entre la pasión por el radioteatro y la narración deportiva

Foto: Izquierda: Hilda Sampedro Valdiviezo, previo a una animación en 1960. Derecha superior: grabando Álbum Policial en Emisoras Gran Colombia: Edmundo Rosero Espinoza, Walther Falconí, Hilda Sampedro Valdiviezo y América Chiriboga, en 1960. Derecha inferior: clausura para locutores y actores: Marcelo Cevallos, Marco Vargas, Germán Carvajal, Byron Males, Patricio Cevallos, Washington Vaca, Walvin Vargas, Hilda Sampedro, Edison Vargas, Patricio Toro, entre otros.

 

Siempre le gusto la actuación y el radioteatro, además quería ser narradora deportiva. Pero era 1960, las cosas eran diferentes e “importaba mucho el qué dirán”.  Tuvo la oportunidad de trabajar con Jaime Bonelli, Oswaldo Merizalde, Fanny Moncayo, José García, Fausto Arellano, Mario Boada, Miriam Donoso, Marjorie Morales, Jorge Aníbal Salcedo que tenía una facilidad para la declamación, Galo Hernández Navas, quien era el dueño de Radio Presidente; y con personalidades del micrófono como los hermanos Vargas Acosta.

A pesar de que su pasión es el radioteatro, a Hilda Sampedro Valdiviezo siempre le agradó la narración deportiva. Tanto escuchar el fútbol y mirar a sus compañeros, le impactó. Admiraba a Carlos Rodríguez Coll y Edgar Villarruel Caviedes. Al verlos con esa energía y potencia que decían gol le contagiaba y repetía para sí. “Yo quiero gritar un goooooolll, un grito de gol quiero”. Trató de hablar con Eduardo Cevallos o Gerardo Brborich para ver si le daban la oportunidad, pero se cohibía, porque eran otros tiempos, pero dentro de mi casa yo si canto goles”, cuenta con una sonrisa cómplice. “Es una ilusión que tuve y nunca la cumplí, todo lo demás lo realicé, pero eso quedó pendiente en radio”, señala.

Hilda Sampedro Valdiviezo estudió en el colegio Isabel de Godin, de Riobamba, se graduó de bachiller en Ciencias Sociales. En el Carlos Cisneros obtuvo el título de secretaria taquimecanógrafa. En la Universidad Popular Núcleo Chimborazo se graduó de enfermera, pero sentía que algo le faltaba. Aunque en la primaria y secundaria era infaltable su presentación en la hora social y fechas cívicas, ya sea declamando poemas o realizando lecturas históricas. En las presentaciones de coreografías también preparaba a sus compañeras con técnicas de baile: española, tango, folklórica…

A los 14 años, escuchaba en su ciudad las radios Nacional Espejo, Nacional del Ecuador y HCJB La Voz de Los Andes. Con las novelas y programas que se difundían en ese entonces, ya se visualizaba en un micrófono. Sus padres, Delfina Valdiviezo Ávalos y Serafín Sampedro Silva, siempre la apoyaron, porque eran muy apegados a la cultura y el arte. Su padre tocaba el violín, la bandolina y el clarinete en Riobamba; su mamá actuaba en el teatro como integrante del Coro Grupo Renacer, del Ilustre Municipio de Quito; y su hermano Heriberto tiene una voz muy modulada para declamar. Además, tiene parientes como Luis Alberto Sampedro, con su guitarra hawaiana. Sus sobrinos, Rómulo Sampedro, forma parte del grupo folklórico Amarun; y Danilo Sampedro es solista y baladista.

Se inició como locutora en 1958 en Radio El Prado, de Riobamba, de propiedad del señor Marcelo Vizcaino. En 1960 se trasladó a Quito e inició su carrera en Radio Luz de América, que era del padre Dávila, cuyo director era Eddy Crespo, quien tenía una voz impactante. Como en las radios se trabajaba por horas, también laboró en Bolívar, del señor Maldonado, sus estudios quedaban frente al Teatro Bolívar. Así como también en Radio Ecos, de propiedad de César Estrella, que estaba frente a los antiguos correos, en los altos del restaurante la Cueva de Luis Candelas. En esta estación Hilda Sampedro presentó a Los Brillantes, Los Reales, Las hermanas Mendoza Suasti. Trabajaba en los informativos, hacía los comerciales, las identificaciones y las narraciones. Estuvo desde 1964 a 1967.

En 1962 se presentó en Radio Nacional Espejo, de propiedad del señor Gerardo Brborich. Por su dicción, modulación y profesionalismo, fue contratada de inmediato para el programa de crónica roja “Ronda Policial”, con libretos de Juan Felton, allí interpretó a varios personajes, porque el doblaje de voces es su fuerte. Previamente, visualizaba en su mente al personaje; podían ser montubias, indígenas, damas de alta sociedad, ancianas, niños, niñas, mujeres adultas, jóvenes… Todo fluía, asegura. Recuerda con mucho cariño al narrador deportivo Edgar Villarruel Caviedes, quien “con su excelente voz actuaba en la serie. Este programa se transmitía en dos horarios: 12:00 y el reprise a las 05:45.

En ese mismo edificio, ubicado en la calle Esmeradas y Venezuela, funcionaba Radio Reloj y estaba bajo la dirección de Fernando Beltrán Proaño, medio que pertenecía a la misma cadena Amarillo, Azul y Rojo del Ecuador. En esta estación Hilda Sampedro tenía que dar la hora cada cinco minutos, porque ese era el sello de identidad del medio. En estas emisoras estuvo 14 años.

A pocas cuadras de Radio Nacional Espejo, estaba emisoras Gran Colombia, que funcionaba en el edificio Pardo, en el último piso, donde actuaba en el popular programa Álbum Policial. Los libretos eran redactados por Edmundo Rosero. El propietario era Eduardo Cevallos Castañeda. En esta estación estuvo desde 1968 a 1975. Ahí Édgar Villarruel Caviedes hacía un programa de deportes; América Chiriboga, radioteatro. Según datos del Archivo Metropolitano de Historia – Quito en “Radio Nacional Espejo y Emisoras Gran Colombia. Entre 1967 y 1969, cada actor ganaba 10 sucres, el libretista 20 por capítulo, la empresa 600 sucres”.

En 1967 creó la Productora de Novelas y Programas (Pronovel) que reunió a los más destacados libretistas de la época como Juan Felton y Oswaldo Merizalde. Así como destacadas figuras del radioteatro: Fanny Moncayo, Carmen del Valle, América Chiriboga, Maryori Morales, Oswaldo Merizalde (Jorge Borell), Jaime Bonelli, José García, Fausto Arellano, Mario Boada, Miriam Donoso, Jorge Aníbal Salcedo, Gabriel Espinosa de los Monteros, Federico “Diablo” Terán, entre otros y el sonidista Carlos Cueva. Grabaron numerosas radionovelas de la Literatura universal: “Los Miserables”, “Juan del Diablo”, “Tormenta de Pasiones”, “Una mujer sin destino” … Bajo los auspicios de los Laboratorios Neoterapia. Grabaron radionovelas de todo género: terror, románticas, policiales. Muchas de estas series se llevaron a Colombia y Perú.

Antes para los efectos de sonido se requería mucha creatividad. Para los trotes de caballo simplemente se hacía con los dedos sobre una tabla y con el eco quedaba perfecto. Los truenos y rayos hacían con una lata. Todo se inventaba para salir con los sonidos y efectos deseados. “Hacíamos con nuestra boca inclusive, para que la producción tenga el resultado esperado”. En el doblaje de voces había que engolar un poco de acuerdo con el personaje, acota.

A Hilda le gusta tanto el arte que en esa temporada aceptó el pedido del kinesiólogo Miguel Izquierdo para que sea profesora de su academia de baile, que estaba en el segundo piso de una casa ubicada en la calle Briceño y Gran Colombia. En esa oportunidad se inscribieron los jugadores paraguayos Glubis Occhipinti, Rubén Garcete y otros que eran buenos en el fútbol, pero en el baile, no. “Eran muy atractivos”. El método de enseñanza era diagramando con tiza en el piso los pasos de acuerdo con el ritmo y así pasaron muchas horas ensayando para luego entrar a la práctica. “Lo mismo sucedía con gallardos militares, respetables abogados, en donde para unos fue tedioso y para otros alumnos muy divertido”, manifiesta con una sonrisa. Ahora en esa dirección se encuentra el Edificio que llamamos la licuadora y es el Ministerio de Turismo.

El Centro Histórico era la sede de las emisoras más sintonizadas de la capital. Pasó a Radio Éxito de 1970 a 1972 donde se desempeñó como administradora y locutora. “Trabajar en radio es hacer de todo”, acota.  Funcionaba en la Plaza Grande, en el segundo piso del Palacio Arzobispal. En esa época se buscaba personal que tenga voz microfónica para los informativos y los programas diarios. José Rodríguez Santander, que era el propietario, hacía un programa político desde la Plaza Grande. “De ahí salieron voces lindísimas como Marcelo Hernández”.

En 1970 fue a Radio Quito para actuar en el programa “Cosas que tiene la vida” en el que compartió micrófonos con Edison Vargas, René Torres y Jorge Aníbal Salcedo. Era un programa costumbrista que fue tomado en cuenta por los medios de comunicación nacionales e internacionales. “En La Voz de la Capital había locutores espectaculares, como Guillermo Jácome Jiménez, Jorge Carrera y Fernando Fegan”. Cuenta que cuando hacía doblajes con ellos su voz fluía y eso le ayudaba para que sea perfecta la actuación, porque tenían unas voces impresionantes. “Eran excelentes personas y muy caballeros”. Con quien más trabajó en comerciales y radioteatro fue con Edison Vargas Acosta.

Galo Hernández Navas la contrató en Radio América “La Pasillera” de Quito, donde estuvo desde 1967 hasta 1969. Fue administradora y locutora. Luego pasó a Radio Presidente, del mismo propietario. Tuvo el papel protagónico de Nina en la novela El Conde Drácula. Fue muy exitosa y lo llevaron a los escenarios a escala nacional, pero no pudo participar en la gira por cuestiones personales. Los libretos los creaba Ernesto Romero, quien también era el protagonista. En esta emisora también se desempeñó como actriz, locutora y administradora. Permaneció hasta 1982. En Radio Latina realizaron “Travesuras en la Radio”, con el periodista Wagner Abril, Edgar Castellanos y Mauricio Olivo, principal de la radio. Eso fue en 1972. 

Simultáneamente, laboró en Radio Municipal desde 1970 hasta 1983. Los estudios estaban en la Plaza Grande bajo la dirección de Luis Erazo y Atahualpa Martínez. Colaboró en las administraciones de los alcaldes Sixto Durán Ballén, Alberto Donoso Darquea y Álvaro Pérez Intriago. Había informativos “música selecta de los grandes maestros”. Conducía el programa “Ronda Infantil”. Les hacía entrevistas a los niños. “Hasta ahora me recuerdan con mucho cariño”. Sus compañeros fueron Rodrigo Cevallos y Jaime Salazar. Fue maestra de ceremonias de los diferentes eventos realizados en el Salón de la Ciudad, la Casa de la Cultura Ecuatoriana y el Teatro Nacional Sucre.  En esa época hubo intercambio de talentos artísticos con otros países y tuvo la oportunidad de viajar a Radio Nederland de Holanda y la Televisión “Avro”.

En Radio Vigía laboró 10 años desde 1982 hasta 1992. Ingresó cuando era el director de la estación el Mayor René Bustos y la dirección civil de Guillermo Jácome Jiménez. Hacía Álbum Policial, que previamente lo habían emitido en Emisoras Gran Colombia. Sus compañeros fueron Walter Falconí y Edmundo Rosero, quien también hacía los libretos. Cuando salió Edmundo los textos los hizo Marco Muñoz, quien posteriormente ocupó la dirección de la estación. Hilda Sampedro era la protagonista y doblaje de voces. Califica a esta etapa como muy productiva profesionalmente porque hacía los noticieros, entrevistas y los comerciales. Cuenta que grabó el Reglamento de Tránsito y se difundió en todas las emisoras del país. En los eventos oficiales de la Policía Nacional era la conductora con Wilfrido Monge, “quien tenía una gran voz”.

Sus compañeros eran los locutores Wilfrido Monge, Washington Vaca, Jorge Serrano, Carlos Chamorro, Oswaldo Morocho, Cristóbal Peñafiel, Francisco Tinajero, Edgar Álvarez… Los operadores y productores eran Elvis Lara, Rembran Endara, Nicolás Jaramillo entre otros. Señala, además que hubo destacados oficiales que pasaron por la dirección del medio: los mayores René Bustos, Luis Abarca, Luis Villacís, Galo Flores, Carlos Calahorrano, Capitán Palacios, teniente Palacios, entre otros.

Esta emisora fue adquirida previamente por el conocido periodista y narrador deportivo Carlos Rodríguez Coll, quien le había comprado al señor Carlos Benavides, cuando se llamaba La Voz del Tránsito Nacional.

En 1984 le llamaron a Radio Nacional del Ecuador, que dependía de la Secretaría de Comunicación. Trabajó con libretos de Humberto Pérez Estrella. Funcionaba en la calle Chile y Benalcázar, luego se trasladó al norte, a la altura del canal 4. La dirigió Gustavo Cevallos. Grabó varias novelas con Hernán Cevallos, Carmen del Valle, René Torres, Oswaldo Merizalde, Erika Von Lipke, Juan Felton, Eduardo Rodríguez, Raúl Rosero, Jorge Aníbal Salcedo, bajo la dirección de Álvaro San Félix y Edmundo Rosero Espinoza. Hace poco encontró un libreto de Juan Felton, que lo tituló “La Mujer del Monstruo”. Esos relatos de pesadilla se grababan en ese entonces en la Emisora Central.

 “Yo trabajaba desde las 06:00. Hacía el informativo en Radio Ecuatoriana, que estaba ubicada en la avenida Colón, al norte de Quito, cuyo propietario era Eduardo Granja Estrella. Luego iba a otra emisora y terminaba a las 24:00 pasando el informativo en HCJB”. En esta última emisora, en 1982, tuvo la oportunidad de compartir micrófono con Chema Reinoso, Vicente Vieira, Lenin de Janón como productor, con quienes hicieron Café de las Siete. En TeleVozandes efectuó doblajes de películas, mediante lipsing para toda Latinoamérica. Las películas venían en inglés y las traducían al español. En el Instituto Superior de Cine actuó en cortometrajes. Participó también en la película que se llamó “Mamá estoy embarazada”.

En la productora HCJB actuó en el programa “Desencadenados” para Pacific Garden Misión. En la narración estuvieron Germán Carvajal, Marco Ponce y David Peláez. Fue dirigida por Alfredo Matiz Villalobos. Este programa fue traducido a diez idiomas.   

En Santo Domingo de los Tsáchilas estuvo en Radio Activa. Compartió micrófonos con Rocío Uquillas, y en Colorado Stereo, como locutora y actriz de teatro. En esta ciudad recibió varios reconocimientos del gremio de periodistas y de la Alcaldía de la Ciudad. Vivió allá un tiempo y dejó Quito, que “es el lugar donde se le abrieron las puertas”. destaca.

Durante dos años en Radio Pichincha Universal fue locutora y actriz en el programa Doña Manuela y Don Sasón, bajo la dirección de Edwin Coral. En los controles estaba Patricio Pinos.

Ha recibido reconocimientos a su trayectoria y su aporte al arte y la cultura por parte de la Asamblea Nacional y el Ministerio de Trabajo. El Municipio de Quito le otorgó la “Medalla de Honor con el Escudo de Armas”.

En el 2005, Radio Ilusión, 1.600 khz la contrató. Fue directora, locutora y actriz. Hizo el informativo y radioteatro con Hugo López, Heriberto Sampedro y la motivación espiritual de Ernesto Checa. El propietario era Enrique Díaz Ballesteros. En Radio Visión Cristiana Internacional, trabajó con Marcela Sampedro, Marco Cabezas, Yalitza Cervantes, bajo  la dirección de Daniel Bueno.     

Por su voz, dicción y modulación le invitaban las poetisas a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, quienes le solicitaban periódicamente que lea sus poemarios, entre ellas Elva Poveda y una hermana del periodista y escritor carchense Atahualpa Martínez. Ha realizado documentales y narraciones para Ciespal, Ceime, Cerfome y la productora Animoshum.

Es también actriz y locutora de televisión. En Teleamazonas fue locutora en off durante ocho años. Califica de linda persona a Antonio Granda Centeno, quien valoraba y apreciaba a las personas que laboraban en el canal.  Participó en la serie “Historias Personales”; y en Ecuavisa, en “Pasado y Confeso”, cuyo presentador fue Ramiro Pérez. Actuó en 1996 en la película “Siete lunas y siete serpientes”, escrita por Demetrio Aguilera Malta. Fue protagonizada por Carlos Valencia, Carla Sala y Wilma Sotomayor.

En 2017 actuó en la película “Dos papás en Navidad” donde su hija Marcela Sampedro, era la protagonista. “Es una emoción enorme saber que los hijos han copiado ese amor por el arte y que eso va a continuar”, enfatiza. Marcela alternó con Frank Bonilla, José Pacheco, Rafael Veintimilla y Harold Díaz. La obra fue muy exitosa porque se exhibió en Colombia, Venezuela y Perú. Hilda Sampedro también formó el elenco en el papel de abuela, una mujer que había perdido el habla.  Su marido era Armando Rivas.

Su hijo Yackof Cueva, de 52 años, siguiendo la línea artística es productor audiovisual, actor, fotógrafo y hace doblajes de voces. Sus nietos: Jacob, 29 años, es diseñador gráfico, fotógrafo, guitarrista, modelo y deportista. Joel, 19 años, es estudiante de cine, fotógrafo, modelo y actor. Mateo, de 15 años, es modelo y actor. Israel de 3 años es actor. Toda la familia tiene el arte en sus venas. “Crecieron en este ambiente, no tienen miedo al escenario y a lanzarse con voces. Mis hijos y mis nietos aman el arte”, repite Hilda Sampedro Valdiviezo con satisfacción.

En los últimos años ha actuado en el teatro con obras como ¿Por qué joden los hombres? Aunque siempre ha trabajado en series románticas, se le presentó la oportunidad de hacer reír a la gente. Tuvo muchas inseguridades al inicio, pero estudió al personaje. Trabajó con Armando Rivas, quien hizo también radioteatro en Radio Nacional y Radio Municipal. Le gustó la actuación cómica. Hubo mucha aceptación por parte de la prensa.

Participó en el cortometraje Tita. Hizo el papel de una mujer mayor que vivía sola, temerosa de todo lo que le rodea, pero también tenía mucha maldad. Esa actuación fue tenebrosa, pero le gusta hacer quejidos, gemidos, que infundan miedo, terror, pavor… Para estar en el personaje primero lo visualiza e idealiza. Eso lo hace al leer los libretos: cómo es, cómo camina, si está encorvado, temeroso o si es romántico. Eso fluye nomás, asegura.

Hilda Sampedro Valdiviezo también filmó una serie de humor para la televisión: “Pensión Nacional”. Hizo el papel de ama de llaves trabajó junto a Armando Rivas, Xavier Padilla, Jessica Herrera, John Renato, Karol Berú, Lenin Mendoza, María Eulalia Ramírez, Juan Diego Villacrés, Adrián Adil, Mishell Molina, Valeria Navarro, Melanie Montenegro, Marcelo Paredes, Héctor Santamaría. La dirección y producción estuvo a cargo de Julio Recalde. Esta serie fue difundida en algunos canales, “pero los amigos de lo ajeno sustrajeron los equipos y se rompieron todas las ilusiones”, cuenta con tristeza.  

Califica a Oswaldo Merizalde como un “portentoso libretista”, con una voz espectacular. Comenta que él conocía sus fortalezas en la actuación y la incluía en sus obras. Hilda Sampedro cuenta que los oyentes iban a las emisoras para ver cómo eran Hilda Sampedro, América Chiriboga, Carmita del Valle o Marjorie Morales. “Me veían que era pequeña y me decían yo pensé que usted era alta, rubia, pero en cambio es bonita”. Resalta la hermandad entre todas las actrices de ese tiempo, a pesar de los múltiples horarios que tenían en diferentes estaciones. Si alguien no podía actuar ese momento la suplía otra. No había el celo profesional sino mucha solidaridad.

Reitera que el radioteatro y la radio son una quijotada, deja muchas satisfacciones personales, pero no es rentable, por ello le ha tocado tener dos o tres trabajos adicionales para poder redondear un sueldo. “No éramos bien pagados, pero el amor al quehacer teatral nos motivaba, la pasión es estar en el escenario, porque el artista prefiere el aplauso y la simpatía a recibir un puñado de billetes. Para mí que emoción tan grande saber que los oyentes reconocían mi voz, a pesar de estar con mascarilla. Se acercaban a saludarme. Me abrazaban es una emoción indescriptible: eso paga todo”.

Ha grabado comerciales y radionovelas en varias emisoras. “He pasado casi por todo el dial”, comenta con alegría. Actualmente le llaman para hacer determinadas cosas, pero ya no sale de su casa, por la pandemia, por eso van a grabar a su hogar “y yo encantada de trabajar”, acota.

Ahora hace libretos y dramatizaciones de pasajes cristianos. Su hija Marcela enseña actuación y expresión corporal. Hilda en cambio modulación dicción y vocalización. “Yo conseguí la modulación declamando, vocalizando bien, abriendo bien la boca, para que salgan bien las vocales y las palabras”.

Asegura que Quito es su verdadera Patria, la lleva en sus venas, ama y adora a La Carita de Dios. “Sin haber nacido aquí me abrió las puertas. La gente me quiso, me reconoció y me adoptó como su hija”, repite con emoción.  Dice que vive el día a día, siempre agradeciendo a Dios…

Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

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