Eladio Rivadulla Pérez representa el conocimiento y el amor por el arte, la historia y la academia. Cubano de nacimiento. Ha sido decano y docente en varias universidades del país. Considera que un diseñador aparte de tener una mirada instrumental debe tener bases teóricas en varias disciplinas para obtener todos los fundamentos para impulsar esta actividad.
Es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La Habana. Es hijo de Eladio Rivadulla Martínez, pionero del diseño y la impresión en serigrafía artística del cartel del cine. Su padre entre 1943 y 1962 creó más de 3.500 afiches de producciones cinematográficas de la época de oro del cine mexicano, argentino, estadounidense y ruso.
En Ecuador pertenece a la Academia Nacional de Historia y en Cuba a la Unión de Escritores y Artistas, pero como diseñador, porque en ese país se reconoció al diseño como arte. “Es algo que quizá ha sido polémico porque muchas veces el diseño se relaciona con la comunicación o con la parte empresarial, porque tiene el componente estético”, dice.
Su aporte al Ecuador tiene que ver con la academia, con la formación y el aprendizaje. Se relacionó con algunas universidades, donde había carreras de diseño que tenían una mirada “más instrumental”, por la relación con la técnica y con el medio impresor. Lo importante en cualquier actividad son los conocimientos que tenga el creador, repite.
“Yo quería que hubiera un diseñador culto con dominio de diferentes disciplinas: Historia, Comunicación, Crítica de Arte, Sociología, entre otras, para que le permitiera, no solamente una producción creativa más convincente desde el punto de vista publicitario y empresarial, sino que, al mismo tiempo, tuviera todos instrumentos y argumentos para fundamentarlo”.
Recuerda que la primera vez que llegó al Ecuador fue para una exposición en la cual promovía la gráfica y se exhibía en la Capilla del Hombre en 1998. Ahí conoció a su esposa, la periodista María Elena Velarde, se enamoró y esa relación hizo que con el tiempo fuera madurando la idea de retornar a Quito…
Iliana Cervantes Lima