Foto: Izquierda, Vicente Oliverio Vieira Armendáriz en 1975. Derecha superior: En Radio Atahualpa, en 1964, con Gonzalo Maldonado Quijano, Guillermo Jácome Jiménez, Raúl Jarrín Hidalgo, Vicente Vieira, Gonzalo Rodríguez, Milton «Pajarito» Salvador, Jaime Hernán Salazar, y todo el personal de la estación. Derecha inferior, en HCJB, “La Ventana de los Andes”, en la transmisión de las elecciones para alcaldes, concejales y consejeros provinciales, a inicios de la década de los 70, del siglo anterior.

Es una de las voces más recordadas y queridas de HCJB, “La Voz de los Andes”. Fue compañero y amigo de Guillermo Jácome Jiménez, Raúl y Patricio Jarrín Hidalgo, Eduardo Romero, Lenin de Janón, Chema Reinoso, Edgar Villarruel Caviedes, Germán Carvajal, Yolanda Molina de Aguilar, Fabián Garcés, Iván Granda Pinto y el sonidista Pepe Borja Bedoya. Asegura que es periodista y pastor.

Vicente Oliverio Vieira Armendáriz nació en Baños en 1936. Tenía buena voz y cantaba en la iglesia, Fray Sebastián Acosta, párroco dominico de Baños, sugiere que Vicente no se quede en la localidad, para aprender artesanía, porque él puede levantarse en la educación. En ese momento le otorgó una beca estudiantil y se trasladó a Quito. En 1949, salió de Baños, cuando terminó la primaria.

En el colegio escuchaba, las transmisiones de Radio Quito con el exterior. “Yo soy hincha desde los 12 años, hasta la edad que tengo, 88 años, del Real Madrid, por las transmisiones que escuchaba en esa época”. En ese momento dijo internamente: “si el mundo puede venir a mí, porque yo no me doy al mundo”. Eso todavía sin pensar en HCJB, pero la radio estaba en su horizonte y era donde quería llegar.

Fue parte del Coro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, integrado por alrededor de 50 personas, quienes practicaban tres veces a la semana, mientras que el viernes estaban a punto para unir todas las voces. Tuvo su apogeo y estuvo en la cima, bajo la dirección del maestro Oscar Vargas Romero.

Salía a las 20:30 de la Casa de la Cultura, en la 6 de diciembre, cruzaba sin peligro alguno el parque Ejido. Se dirigía al diario del Ecuador, donde era corrector de pruebas y fue autor de varios artículos de opinión sobre Juan Montalvo, 24 de Mayo, 10 de agosto… El acercamiento con el medio se hizo a través de su gran amigo, el académico y periodista, Fabián Garcés, quien trabajaba ahí y sabía que Vicente tenía una buena ortografía, era 1956.

Este medio impreso funcionaba en una casa solariega de la calle 10 de Agosto, frente al Consejo Provincial de Pichincha. En la sala de redacción e impresión, todo era manual. Ingresaba a las 21:00 y salía a la 01:00. Era un periódico serio, pero se fue a pique por la parte económica, no había mucha publicidad. El otro gran periódico que había era El Comercio, el diario independiente, fundado en 1906.

Vicente se ha caracterizado por ser entrador, por ello se trasladó a Radio Xavier, cuando estaba en la Plaza de San Francisco, en el centro de Quito. El padre José Ugarte S.J., era el director, le probó la voz y le dijo: “tú te quedas aquí.  Ahí se asentó bien, mi vocación de comunicador”. Primero fue anunciador de programas, después hizo un pequeño noticiero. En esa época la estación emitía música suave y delicada, se priorizaba la música española, como la Zarzuela, porque el Padre Ugarte era de Navarra, España. Vicente poco a poco fue escalando, por su trabajo y calidad humana. En 1959 ascendió a director de Programas.

El locutor y periodista trabajó con Raúl y Patricio Jarrin Hidalgo, así como Gonzalo Romero. Los hermanos Jarrín venían de la Radio La Voz de Otavalo, de propiedad de su padre, Modesto. “Ellos me enseñaron, de su experiencia radial, aprendí un principio que viví desde entonces, que en radio hay que trabajar en equipo, como amigo con la finalidad de complementarse. Hay competencia, pero positiva, ayudadora”, reitera.  Fue una radio muy linda y tenía mucha acogida por parte de los oyentes. Estuvo dos años y medio.

Vicente era entusiasta, en 1961, se dirigió a Radio Atahualpa, de propiedad de Gonzalo Maldonado Quijano, quien era un maestro, pues enseñaba a los locutores de la radio, como se debía trabajar frente al micrófono: dicción, vocalización y enfatizaba sobre la importancia de la pronunciación de los nombres en otro idioma, pero aparte de ello era un gran amigo. Tuvo gran acogida por parte de quien fue, posteriormente, presidente de la Unión Nacional de Periodistas, ingresó primero, como locutor de noticias y poco a poco se fue posicionando y llegando al corazón de los oyentes.

Ahí estaba Guillermo Jácome Jiménez, Raúl y Patricio Jarrín Hidalgo, Gonzalo Rodríguez, Jimmy Salazar, “el gran periodista el “Pajarito” quien me dio los primeros impulsos”, indica.

En una ocasión, Gonzalo Maldonado Quijano, les dio un curso de locución, cuyo contenido hasta ahora está vigente, por su creatividad y talento. El locutor baneño era el presentador de los noticieros, en la mañana, junto con Chalo Rodríguez abrían la puerta. Era la época de un compañerismo estupendo, si uno se atrasaba él otro le suplía, eran tiempos de solidaridad. “Éramos muy unidos”.

Su traslado por Radio Nacional Espejo, de propiedad de Gerardo Brborich, es muy recordada, porque pasó a ser locutor intérprete de periodismo crítico, por 30 minutos. Iniciaba a las 23:00. Fue una etapa muy bonita, porque ahí con el profesor Humberto Pérez Estrella, aprendió tácticas de la tarea periodística. “Dios siempre me dio esa habilidad para interpretar el periodismo crítico. Radio Nacional Espejo tenía una sintonía total y repetidoras en todo el país, incluido Guayaquil”, recuerda.

Asegura que, en la emisora de la Cadena Amarillo, Azul y Rojo del Ecuador, aprendió a usar el ingenio con el Raúl Indio” Flores Puyol, porque transmitían juntos desde el estudio, tres o cuatro amigos corresponsales lo hacían por teléfono, desde las ciudades donde pasaba el corredor de autos Luis “Loco” Larrea y otros en la vuelta a la República. Era la época de la sana competencia con Emisoras Gran Colombia.

En esta estación capitalina se masificó el dicho: “en la radio no se gana, pero se goza”. Recuerda que la cuñada, de Gerardo Brborich, la Dra Irene, quien era estupenda persona. Un día le dijo “venga acá Vicente, usted trabaja muy bien, yo le voy a dar parte de la quincena, porque muchas veces se cobraba con los partes mortuorios, que eran muy difundidos en esos años, en la tranquila capital de la república del Ecuador.

La radio estaba ubicada en la calle Esmeraldas, a dos cuadras de la Botica Pichincha, en el centro histórico de Quito. Ahí conoció a su gran amigo Edgar Villarruel Caviedes, quien hacía deportes, con una seriedad y sobriedad. “Él es una escuela”, por ello sugiere volver a escuchar sus grabaciones, porque eso ayudaría a las nuevas generaciones sobre el relato deportivo. “Un hombre señero, era una época de completar con la amistad, no competir negativamente”.

Posteriormente se trasladó a laborar en el departamento Municipal de Educación y Cultura Popular de Quito, con el gran maestro y abogado, Guillermo Bossano, quien le nombró director de Radio Municipal.

Este contacto se dio, porque siempre le ha gustado las relaciones públicas, por ello se acercó a Guillermo Bossano, que fue parte del Ateneo Ecuatoriano, que fue refundado en 1938, y estuvieron personalidades como Renán Flores Jaramillo. En este sitio integrado por intelectuales, se hicieron amigos.

Luis Pallares era presidente del Consejo Municipal de Quito, el Cabildo era de los paradigmas y ejemplos a seguir en el país. Fue nombrado oficinista 3. Guillermo Bossano y Vicente Vieira tenían una amistad sincera, porque compartían la parte ética y espiritual.

El Dr. Bossano viendo su talento, le ofreció el cargo de director de la radio, pero no pudo concretar esta delegación, porque llegaron los directivos de HCJB y le dijeron: “Le necesitamos a Vicente ahí, no solo como comunicador, sino como instrumento de Dios, en el camino de servicio a la comunidad con el evangelio”. Era 1963.

Otra vez la casualidad, hizo que se dé este acercamiento, porque, en una ocasión, transmitiendo un programa cívico, desde Shell Mera cuando estaba en Radio Javier, se conoció con Luis Mejía, jefe de los trasmisores de La Voz de Los Andes. Vicente necesitaba más ingresos económicos y se contactó con Luis Mejía, a quien le pidió ayuda para ingresar en HCJB. Le indica que en la radio no había vacantes, pero si en La Ventana de Los Andes, Canal 4 Tv, pero como presentador, se presentó y ganó el concurso.

Como anécdota recuerda, que, en la entrevista para ser parte de este medio, con un poco de picardía, les indicó que tuvo experiencia en Bogotá, Cali, Lima, eso era porque era miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, cierto es que se fogueó ante las cámaras. “Me gané el puesto”. Fue presentador dos noches a la semana. Sentía mucha emoción de poder trabajar en lo que le gustaba y había soñado.

El director de HCJB, Roberto Clark, le brindó su amistad para ser locutor de noticias, presentador y realizador de programas. Uno que tuvo mucho rating se denominó “Con Cristo en Familia un Hogar Feliz”, que lo hacía con su esposa Gina Fanny García y sus tres hijos. Difundía la alegría y dignificación familiar, al creer en Cristo. Hubo muchas entrevistas de familias edificadas por el programa, era 1968.

Se caracterizaba por tener una comunicación sencilla, no ampulosa, pensando en el perceptor, no en el comunicador. En ese tiempo canal 4 HCJB se denominaba “El canal de la familia ecuatoriana”, por ello se presentaba lo mejor, “porque decíamos nosotros somos huéspedes de los hogares, tenemos que ser respetados y respetables y respetar a quienes son respetables en sus hogares”, insiste Vicente Vieira.

HCJB reunía a las mejores voces: Lenin de Janón, entregado a servir a la comunidad; Chema Reinoso, en pensamientos bíblicos; Germán Carvajal; “quien era como una ardilla, que se movía de aquí para allá sirviendo y colaborando, para que todo salga bien”.

En Radio Mundial HCJB realizó programas culturales y de análisis, lo nombraron director de noticias, esta emisora le permitió ser oído a escala mundial. El slogan que tenía, caló firme en los oyentes y las familias: “HCJB, diaria embajadora del Ecuador en el mundo”. Esto le valió varios reconocimientos cuando visitó embajadas y consulados ecuatorianos en otros países: Cali, Gotemburgo, Estocolmo, Radio y Tv francesa en París y en Congresos Internacionales. Estuvo como asistente o expositor, en Ámsterdam, Lausana, Manila, Tailandia, USA, Madrid. 

La UNP tuvo un programa de análisis nacional de una hora, que fue de impacto nacional. Se realizó un panel de lujo con varios dirigentes del gremio. En otra ocasión se efectuó un espacio donde se dio a conocer sobre el trabajo de los artesanos en el Ecuador. HCJB tenía una sintonía amplía porque había pocos medios, como canal 6, en el Itchimbía; y recién se iniciaba canal 8, pero HCJB tenía más sintonía, por la experiencia y trayectoria.

En esa época como no había cámaras para salir del estudio, los productores se ingeniaban, para hacer su trabajo. El gran artista Vicente Rivadeneira, pintó varias escenografías en el taller y la gente pensó que se emitía en escenarios externos.

Vicente señala que como es corto de estatura, no le tomaban de cuerpo entero. La gente pensaba que era alto, hasta que una vez el director Roberto Clark, que medía como dos metros, se paró y la cámara le acompañó en todo momento. Ahí los televidentes se dieron cuenta que era pequeño, pero como le querían, no se tomó en cuenta este hecho. Siempre tuvo la aceptación, cariño y respeto de los televidentes.

Las informaciones siempre se las hacía contrastando las fuentes. “Tuvimos sintonía diaria en el mismo Palacio de Carondelet, porque era un noticiero muy confiable, como nos hicieron conocer algunos gobernantes”.

En 1972, al venderse “La Ventana de Los Andes” se trasladaron a Canal 8, para realizar una corta serie de programas de media hora con el aporte de Chema Reinoso, Lenin de Janon, Gunnar Forsberg, Carmen de Reinoso y la esposa de Vicente, Gina Fanny, quien le asesoraba en el programa, “Cristo, Esperanza para una sociedad desesperanzada”.

En cuanto a su ministerio actual como pastor cristiano, ha formado   tres comunidades en Quito y una en Cali. A más de dar seminarios y talleres casi en todo el Ecuador. Hoy, “cumpliendo la Gran Comisión de Cristo, hago discípulos personalmente y en pequeños grupos, formo líderes que los envío a diferentes comunidades cristianas evangélicas del Ecuador, Suecia y en USA”. Además, Vicente envía reflexiones cristianas semanales por email y WhatsApp a más de 1500 personas en el país y en varios del exterior.

Asegura que su legado es ser un apasionado con Cristo y difusor de Cristo a toda persona y círculo social. Lo comenzó con su familia, formada por su esposa, sus tres hijos, sus cónyuges, 11 nietos y dos bisnietos. Este acercamiento a Dios se dio, cuando don Pancho Cook, gran cristiano, y un erudito en español, presentaba  “el Quijote y la Biblia”. Sacaba las expresiones de Miguel de Cervantes Saavedra, sobre los principios bíblicos.

En esa ocasión, Vicente le discutió que no estaba de acuerdo con su ponencia, pero el expositor tenía una manera muy conciliadora de explicar. “Desde ese momento me di cuenta de que lo más valioso de la televisión, es que yo hice conciencia de que necesitaba un encuentro con Dios, que me había dado entusiasmo y dones en la Comunicación”. El 5 de abril de 1965, día del liberalismo, que ya no se conmemora, “me entregué a Cristo, como su siervo, en gratitud, porque recibí la salvación gratuita”.

Vicente Oliverio Vieira Armendáriz señala que el legado que deja a los oyentes y televidentes es que digan, “pasó un hombre apasionado por Cristo, que trató de presentarnos a Jesús, en el contacto personal, micrófono y la cámara”.

Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

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