Foto: Izquierda, Gabriel Espinosa de los Monteros en la actualidad. Derecha superior, a finales de la década de los 60 con su padre Carlos y su hermano Alfonso, quienes son sus referentes. Derecha inferior, en 2022, con su hija Carolina y el cantautor Paco Godoy en Radio Sonorama.
Sus inicios se dieron en las radios América y La Prensa, de Guayaquil; Musical, Centro, FM Mundo y Sonorama, de Quito. Fue presentador y productor en Teleamazonas, Ecuavisa y Canal 1. Estuvo 34 años en la televisión. Es el creador y conductor de uno de los programas más sintonizados y con más aceptación en el país: “Compartiendo”, que el este mes de septiembre cumple 38 años. Hoy lo conduce con su hija, Carolina.
Gabriel Espinosa de los Monteros pertenece a una de las familias imbabureñas más respetadas y vinculadas a la comunicación. Su padre Carlos, junto con Abelardo Morán Muñoz y Azael Terán Reyes, son los referentes de la radiodifusión imbabureña y ecuatoriana. Es de la época de los grandes locutores de la radio: Pepe Rosenfeld, Fabricio Cifuentes, Jorge Obando, Edwin Almeida, Gustavo Cevallos, Raúl Rosero, Francisco Herrera Luna, Edison, Marco y Walvin Vargas Acosta. Cuando ingresó en Radio Musical conoció a Guillermo Jácome Jiménez, quien era el director de la estación. Estaban Xavier y Edgar Castellanos Jiménez, Vicente Córdova Franco, entre otros.
En televisión fueron sus compañeros: Polo Barriga, Patricio Baquero, Jorge Baquero, Giovanny Erazo, Margarita Dávalos, Ana María Granizo, Patricia Terán, Ximena Aulestia, Soledad Diab, Doménica Tabacchi, Cecilia Pozo y Milagros León.
Su familia se caracterizó por estar vinculada con la radio. Su padre se relacionó con este medio desde muy joven, en la provincia de Imbabura. Simultáneamente, laboraba en el sector público y privado. La conducción de programas las realizaba en la noche, porque en el día estaba en sus otras actividades profesionales. Desarrolló una carrera exitosa, que dio paso y opción para que sus hijos también se involucren con la actividad de la radiofónica. Su hermano Alfonso tuvo sus primeros coqueteos en el Centro Radiofónico de Imbabura (CRI), de propiedad de Abelardo Morán Muñoz. Salieron de Ibarra cuando Gabriel tenía 15 años”. Se trasladaron a Guayaquil.
Sus inicios
Su actividad radiofónica la inició en el Puerto Principal. Lo logró luego de insistirle mucho a su papá para que le brinde la oportunidad de trabajar en la radio. Hasta que un día le dijo: “bueno está bien. Vamos a empezar, iniciarás los domingos”. Era en Radio América, donde Carlos era el director. Los domingos tenía un programa que se llamaba “Álbum Musical Ecuatoriano”, era en vivo, con artistas e invitados.
Como a Gabriel le gustaba mucho la radio, estaba siempre presente en esas emisiones, aunque su padre no le permitía que se involucre todavía con este medio. “Primero el colegio”, le repetía. Tanto insistió Gabriel que le permitió operar su programa. Le llamó al director de los Operadores, Walter Moreira; y le pidió “ayúdale a este muchacho y enséñale a operar”. Le contestó: “Don Carlos, él domina todo lo que son consolas, grabadoras. Todo…”
Gabriel ingresó como operador, hasta que su padre asumió la dirección de Radio La Prensa, la primera emisora FM en Guayaquil, que era de propiedad del periódico del mismo nombre. Carlos fue el director general, Alfonso era el director de programación, locutaba y tenía bajo su responsabilidad los informativos y un espacio propio. En esta emisora a Gabriel le dieron la oportunidad de ser operador en horario fijo y en los que conducía Alfonso. Tenía 16 años y se hacía realidad su sueño.
Radio Musical, David Glaison y Pepe Rosenfeld
En Quito, en diciembre de 1964, nació Radio Musical. Era una emisora pionera en la actividad Disc Jockey, de propiedad de David Glaison, un joven estudiante estadounidense que llegó a la capital ecuatoriana en un intercambio estudiantil al Colegio Americano, donde culminó su quinto y sexto cursos.
En radionotas.com el radiodifusor estadounidense cuenta que su periplo por América Latina se inició en México en Radio Centro. Llegó a ese país porque consiguió un intercambio académico, “pero nunca pise el colegio”, repite, sino que se dedicó por completo a la radio.
En la revista se indica que “en 1964 se trasladó a Ecuador con la intención de terminar su penúltimo año de preparatoria, pero se encontró con un país convulso que acababa de pasar por un levantamiento que había depuesto al presidente Carlos Julio Arosemena. Las escuelas en Guayaquil eran un caos burocrático y la admisión fue difícil, pero David aprovechó bien el tiempo”.
El experto en radio cuenta que “En Quito encontró una oportunidad para comprar una licencia y levantar una estación. Tomó todos sus ahorros y el 5 de diciembre de 1964 lanzaron al aire la programación”. David creó la emisora porque quería ser programador, pero con 17 o 18 años nadie le hubiera dado trabajo.
“Yo era todavía un chamaco de 17 años, y por tanto interesado en la música moderna y pop en español de la época. Me di cuenta de que no había ninguna radio de ese tipo, a pesar de haber 42 estaciones en la capital de Ecuador. En ese tiempo, las estaciones en Sudamérica tenían una programación más como la que vemos en televisión, por bloques: una hora de música pop, una de música nacional incluso una hora de zarzuela en una que otra emisora; noticias, deportes; no pasaban más de dos horas sin cambiar de género”.
Otra de las estaciones que creó fue Ecos de la Montaña que era noticiosa, una radio hablada, por ello tuvo problemas con el régimen militar que gobernaba el país en aquella época y tuvo que salir del país, era 1970. Luego se trasladó a Puerto Rico donde gerenció Radio Uno desde ese año hasta 1992. Luego se trasladó a dirigir 1020 AM de Los Ángeles, asegura que esta es la estación que le ha dado más satisfacciones. Actualmente es asesor de Univisión en temas de programación e investigación. Glaison fue el iniciador de una nueva etapa en la radio quiteña y ecuatoriana. Musical era la preferida de la audiencia.
En esta emisora empezó a trabajar un amigo de la infancia de Gabriel, Pepe Rosenfeld. Cuando eran niños, los dos soñaban en Ibarra con hacer radio, era una de las aspiraciones de vida. La idea de locutar y seleccionar música les parecía espectacular. Gabriel se fue a Guayaquil, Pepe se quedó en Ibarra y luego se trasladó a Quito y se relacionó con la 57 “La Campeona”. En esa época su amigo de infancia le escribió una carta a Guayaquil en la que le decía “vente por favor tienes que venir a ver una nueva radio en Quito, Radio Musical, canal 57, porque es la locura”.
Gabriel estaba en el colegio y viajaba a Quito con frecuencia. Tomó un bus y al llegar a la capital se contactó y le llevó a la emisora, que estaba situada en las avenidas Colón 1310 y Amazonas.
Al ingresar observó algo que no había visto en las otras estaciones: la posibilidad de locutar y operar al mismo tiempo. Era la actividad de disk jockey, bien señalada y aplicada. Era el formato que se aplicaba en Estados Unidos y David había logrado que también se replique en Musical.
En esta estación conoció a Guillermo Jácome Jiménez, quien era el director. También trabajaban Xavier y Edgar Castellanos Jiménez y Vicente Córdova Franco. Gabriel era muy joven y veía en ellos a unas personalidades de la radio ya consolidadas.
Esta emisora le hizo perder la cabeza a Gabriel. Era la cosa más bella que podía sucederle a un joven que aspiraba a ser radiodifusor y locutor. En una de las vacaciones, gracias a Pepe y sus recomendaciones, Guillermo Jácome Jiménez le hizo una audición al aire. Le dijo: “siéntese, con este botoncito abra el micrófono, con este suelte el disco y sale la canción, con este botoncito pone un comercial… “Yo casi me muero de los nervios, pero cumplí y el programa salió al aire”, recuerda.
Estuvo apenas un mes, ya que tenía que regresar a Guayaquil para continuar con sus actividades estudiantiles. No obstante, en cada vacación que tenía, tres cuatro o cinco días, tomaba el bus interprovincial y viajaba a Quito para encontrarse con Radio Musical.
Guillermo Jácome Jiménez le comentó en alguna ocasión: “chiquito, usted tiene condiciones, tiene un bonito timbre de voz y podría comenzar e iniciar con lo que nosotros pretendemos implantar aquí”. Gabriel le contestó que no es un profesional, sino que está tratando de empezar, porque le gusta mucho la actividad de la radio y la locución. “Lo que aspiro es hacer algo, pero no vivo aquí estoy de vacaciones”.
No puede ser, le señaló el director de Radio Musical, quien le dio la oportunidad de un turno al mediodía, que iba de 13:00 a 14:00. En ese horario, se programaba música instrumental y Guillermo Jácome Jiménez le permitió que cada cuatro o cinco canciones presente el siguiente tema o el nuevo segmento. Guillermo y Pepe Rosenfeld fueron sus primeros guías en la actividad disk jockey, comenta.
Radio Musical tenía un formato distinto, que gustó mucho en la capital y se volvió la emisora número 1. “Era de una audiencia impresionante entre los jóvenes, la gran mayoría, pero también adultos medios y adultos mayores”.
Gabriel y Pepe Rosenfeld, El Dúo 57
Con su amigo de infancia, Pepe Rosenfeld, también grabaron dos discos, con versiones instrumentadas. Los grabaron en la emisora, los temas eran: “Dos guitarras del mar”, una melodía orquestada a la que le pusieron la letra Pepe y Gabriel y lanzaron al aire. Se identificaron como “El Dúo 57”, que era la referencia de la frecuencia de la emisora. Pegó y gustó y empezó a subir en el ranking de la emisora y se hizo un éxito.
Luego grabaron una segunda canción: “Te llevaré”. Un tema del argentino Beto Fernán, que era su seudónimo, pues su nombre verdadero era Roberto Fernández. Esta canción que era medio folklórica y de la nueva ola, gustó mucho más que la primera. El Dúo 57, que nadie sabía que lo conformaban los dos locutores, empezó a hacerse muy popular y tenían el afecto del público. A través de llamadas telefónicas, la audiencia solicitaba esas canciones, que estaban grabadas en un cartucho (cinta magnetofónica) que se usaba en aquella época.
La televisión y la elección de reina de Quito
A finales de la década de los 60, la producción de Canal 6 estaba a cargo de Lucho Chávez, quien hizo la mayor parte de su vida profesional en Guayaquil. Gabriel lo conoció en el Puerto Principal porque era amigo de su padre. Este canal estaba de aniversario y les llamó a Edwin Almeida y Gabriel, para ser conductores del programa, en una jornada completa de la mañana a la noche.
Gabriel le dijo al locutor, que luego sería el presentador del programa de Telecentro, canal 10, Puerta a la Fama, que nunca había conducido en televisión. Lucho le contestó “no importa, ven…”. Les correspondió el horario matutino y la programación tenía que ver con temas referentes al aniversario y presentación de artistas como Claudia de Colombia, Don Medardo y sus Players, y un grupo juvenil del que era parte Jinsop (el artista coreano fallecido en junio de 2012), que estaba recién llegado al Ecuador.
Después de poco tiempo, el mismo medio transmitió desde el Teatro Sucre una elección de Reina de Quito. Lucho Chávez nuevamente le llamó para que sea parte de la conducción. Gabriel no quería hacerlo, porque no tenía experiencia. Le dijo: “ponte un esmoquin y verás que todo sale bien”. Gabriel alquiló el traje y asistió al evento.
Previamente se acopló al libreto y, en un momento dado, Lucho le empujó de la espalda y le lanzó al escenario. Entró a cámaras y escena inadvertidamente, porque se sentía que no estaba preparado, pero asumió y cumplió el rol con responsabilidad. Regresó y tras bastidores, le recibió Lucho quien emocionado le comenta: “estás consagrado, eres un joven cheverísimo. Pero yo me moría del miedo”. Esa experiencia le sirvió mucho en sus inicios en la televisión.
Se despide de Radio Musical viaja a Estados Unidos
En junio de 1970 se inauguró Canal 8. Fue tomado en cuenta para ser parte del staff del medio, pero no fue posible porque en septiembre de ese año salió del país, con su esposa, María del Pilar Vélez, pues estaba recién casado y viajó a los Estados Unidos. Estuvo tres años haciendo radio en Miami.
Edwin Almeida, el amigo y compañero en la Radio Musical, estaba ya instalado en el naciente canal Teleamazonas, que había adquirido la familia Granda, a HCJB que era la dueña de la frecuencia y la señal. Empezó sus emisiones y Edwin, director de Producción, viajó a Miami y le contactó. Le dijo: “tienes que venir”. Gabriel le indicó que no podía porque está trabajando y estaba con su esposa. Le insistió que por favor vuelva al Ecuador. Por esas cosas de la vida, llegó un diciembre y Gaby, su primera hija nació en los Estados Unidos, eso les hizo cambiar de opinión y decidieron regresar a Quito.
Edwin le esperaba en capital. En Teleamazonas estaba Guillermo Jácome Jiménez, en el área de producción, y Mariana Clark que todavía era parte del staff de HCJB, quien con su esposo Roberto eran excelentes personas. En este canal empieza a realizar conducciones de programas.
Los noticieros en Canal 8
Luego de Teleamazonas pasó a Canal 8, gracias a Polo Barriga, quien le invitó a trabajar. Ahí formaron un equipo de producción sólido, donde realizaron alrededor de 800 programas. Estaba también en este medio Patricio Baquero, quien era conocido como “El Gato”.
En este canal lo llevaron a que conduzca los programas de noticias. Polo hacía un micro informativo, a las 22:00, llamado Televistazo. El noticiero estelar de las 19:00 a 20:00 se llamaba Últimas Noticias, que era el nombre del periódico. Ahí estaban Jorge Zaldumbide, Freddy Ehlers y Polo Barriga.
A Gabriel le asignaron la conducción del micro informativo de las 22:00, que duraba 12 minutos. “Polo era quien hacía y lo dejó para ponerme a mí”. Empezó hacer noticias con Margarita León e iniciaron en la conducción de Televistazo. A raíz de eso le llamó Xavier Alvarado Roca, quien le propuso que vaya al noticiero de las 19:00. Su hermano, Alfonso, estaba en canal 2 de Guayaquil con el naciente Ecuavisa, al dueño del medio le interesó la idea de que estén los dos hermanos. Alfonso, en Guayaquil, y Gabriel, en Quito.
En el noticiero estelar estaban Carlos Vera, Margarita Dávalos y Francisco Borja. Salía al aire con Ana María Granizo y María del Pilar Gaibor, con quienes nació una nueva etapa en la producción informativa. Se llamaba Mesa de Redacción y estaba dirigido por el Dr. Blasco Peñaherrera, quien años después fue vicepresidente de la República. Los resultados fueron positivos.
Compartiendo TV
Ya instalado de forma estable en Canal 8, a Gabriel se le ocurrió crear un programa, con Fausto Jaramillo, un compañero que había llegado de Alemania, estudiando producción de televisión. Conversaron y Gabriel le sugirió hacer un programa que sea esencialmente musical. Armaron la idea para emitirlo los domingos, era pregrabado. Crearon el guion, el libreto, contenidos y todo lo necesario para hacer un piloto. Lo presentaron a la gerencia que les respondió que estaba interesante. Les preguntaron ¿cómo se va a llamar? No tenían el nombre.
A Fausto, Gabriel le sugirió que fuera un nombre con una sola palabra, pero que diga y encierre mucho. “Sentado en mi escritorio es que nace la palabra Compartiendo”. El piloto fue aceptado y el programa se emitía los domingos a las 22:00, que para la época era un horario no tan favorable.
Había invitados y video clips. El programa empezó a tener éxito, porque hubo respuesta de los televidentes. Por ello, la Gerencia decidió cambiar de horario, de 22:00 a 21:00 y de 30 minutos le subieron a una hora.
300 millones y la TVE
En la década de los 70, Gabriel tuvo la oportunidad de que la Televisión Española lo eligiera para que sea el presentador de Ecuador para el programa 300 Millones, que se transmitía para toda Hispanoamérica, para 300 millones de televidentes en ese tiempo.
En Radio TV Española pudo conocer más sobre producción. Igual que cuando estuvo en los Estados Unidos donde estudió todo lo que tiene que ver con producción de radio y TV. Esos conocimientos los aplicó en el Ecuador.
Compartiendo en radio, ahora acompañado de Carolina
Gabriel había dejado la radio por la televisión. Un día, su amigo y compañero, Edgar Yánez Villalobos, propietario de Radio Centro, le pidió que vuelva a la radio. Le convenció. Gabriel le contestó que regresaba, pero que el programa sea una coproducción.
Se transmitió en la mañana, de 08:00 a 10:00. Se acordó el contenido, sistema y formato. Cómo se va a llamar “Compartiendo, como el programa de la tele”. Este espacio nació el 15 de septiembre de 1984 y está por cumplir 38 años.
Compartiendo es parte de la vida de Gabriel. Le ha dado muchas alegrías y satisfacciones. Actualmente está en Sonorama en una nueva etapa de post pandemia que decidió iniciar cambiando de emisora, formato y contenidos. “Nos ha ido muy bien”, comenta.
Este espacio lo comparte con Carolina, que es su hija menor, quien desde muy pequeñita mostró interés por la comunicación. Cuando tenía 7 años le pedía que le lleve al canal, hacía Telebingo, en Teleamazonas, un programa concurso que fue muy exitoso.
Gabriel la llevaba. “Ella es muy despierta en poco tiempo observó cómo trabajaba, empezó a editar imagen”. Ingresó a la Universidad San Francisco donde estudió Comunicación y Marketing, mientras se graduaba, Gabriel le dijo: “ahora estás lista y capacitada desde el lunes vas al programa”. Y así fue, desde el siguiente lunes fue parte de esa programación, no inmediatamente al aire, pero sí aprendiendo en el día a día, en la práctica diaria. Desde ahí ha estado en la radio con pausas porque se casó y tuvo su niño, eso provocó ausencias, pero ahora desde octubre pasado esta junto a su padre. “Cumpliendo con su importante actividad, en la producción, manejo de contenidos, del programa en la coordinación de entrevistas y, desde luego, en la locución también. Es muy eficiente”. Las hijas mayores de Gabriel, Gabriela y Andrea se direccionaron por los temas administrativos
Pedro Infante y Compartiendo en Teleamazonas
Gabriel es un admirador de los actores y actrices de la época de oro del cine mexicano. Tenía 8 años cuando Pedro Infante, un ídolo en toda Hispanoamérica, falleció en un accidente de aviación. A sus padres y a sus hermanos mayores les gustaba mucho su actuación y crecieron con esa referencia. “Las canciones muy lindas, un cantante excepcional, excelente actor, un tipo muy simpático, al que uno le empezaba a admirar rapidito”, señala.
Gracias a Alfonso, su hermano mayor, a quien Gabriel le dice que es sobrino directo de Pedro Infante, ya que es un gran conocedor del cantante y actor azteca, se hizo fanático y seguidor de la trayectoria del ídolo mexicano. Los dos han viajado a ese país en más de una ocasión. Gabriel en 1978 lo hizo con una beca del Instituto Televisa, gracias a la gestión de Lautaro Fernández, un amigo argentino que estaba en el país asesorando la creación de la Sociedad General de Autores y Compositores (Sayce), quien es hijo del director y productor de Cine argentino, José María Fernández Usáin, quien se casó en México con la actriz Jacqueline Andere. Ahí, Gabriel conoció los estudios Churubusco (cine), Televisa San Ángel y Televisa Chapultepec.
Pasaron los años y propuso a los ejecutivos de Teleamazonas realizar un programa relacionado con México y las grandes figuras del cine de ese país. Con el productor Giovanny Erazo asumieron el reto, desde 1990 hasta el 2000 iban más de una vez por año a México, no solo por la producción, sino también por la contratación de programación, porque Gabriel estaba también con esas responsabilidades y acudía a eventos en los que se presentaba la nueva parrilla. Así se pudo contactar con las grandes estrellas del séptimo arte de ese país.
Este programa estaba relacionado con México y su influencia sobre Latinoamérica, gracias a su cine, a su música y a sus figuras. Aceptaron la propuesta y nació el programa “Compartiendo en TV”. Gabriel seguía con la línea de “Compartiendo”. Esto lo presentaron todos los días y en vivo, de 12:30 a 13:30.
Hizo entrevistas, reportajes, notas con todos los referentes del cine mexicano, de la realidad artística, etc. Así nació la idea de acercarse a la historia de Pedro Infante, ya que en esa época se inauguró el Museo de Pedro Infante. Estos vínculos que tuvo con la familia Infante hicieron que su hija, Lupita Infante Torrentera, les invitará para que sean parte de este evento. Participaron de la gran romería al cementerio en el aniversario de su fallecimiento, el 15 de abril. Hacían entrevistas y notas que lo pasaban en el programa Compartiendo TV.
Al inicio, eran notas de reportajes cortos. Los sábados, a las 14:00, abrieron un espacio puntual y dedicado exclusivamente al cine mexicano y, en particular, a la historia cinematográfica de Pedro Infante. Ahí se programó todas las películas del protagonista de Pepe El Toro que suman 48 en total.
La música ecuatoriana
Gabriel tuvo tres espacios para la música ecuatoriana. En Canal 1 inició con “La Hora Nacional”, era una producción semanal, se transmitía los sábados, con gran aceptación. Luego nació la idea de “Ecuador Azul”, fue una producción que Gabriel la creó en el concepto y el contenido. Con su amigo y compañero, Fabricio Terán, hicieron la producción para el Teatro Nacional Sucre y el Fondo de Salvamento del Centro Histórico (Fonsal). Hablaron con Julio Bueno que era el director del Teatro. Ofrecieron el producto, le gustó.
Ecuador Azul fue un programa de música ecuatoriana en vivo y se presentó en los teatros Sucre, México, Variedades, así como en Conocoto y Calderón. Se realizaron 32 presentaciones.
Ecuador Azul fue visto en uno de los teatros por el entonces ministro de Cultura, Galo Mora. Le gustó al secretario de Estado y se empezó a transmitir en Ecuador TV.
Pasó el tiempo y dejó Ecuador Azul y por un llamado de Canal 8 -Ecuavisa Internacional. Nuevamente hizo un formato y le bautizó como Bulevar, lo llamó así porque un bulevar está lleno de marquesinas, luces, como Broadway. Fue pensando en los ecuatorianos que están fuera del país, sobre todo en los Estados Unidos.
Gracias a este programa viajó al país del norte, más de una vez, por invitación de los televidentes o de organizaciones de ecuatorianos residentes en ese país, quienes le nombraron embajador. Hasta tuvo que desfilar ataviado con la banda ecuatoriana.
Sus referentes y amigos
Su padre, Carlos Espinosa de los Monteros, siempre estuvo vinculado a la radio. “Era un hombre muy sabio y conocedor del oficio, con las exigencias propias de quien va a estar frente al micrófono. Él nos formó, nos asistió, nos fue puliendo de la mejor manera”. Con su hermano Alfonso le escuchaban programando y difundiendo la música nacional, tangos y boleros, que eran sus géneros favoritos. Asegura que en su vida profesional los dos son sus referentes, porque en ellos vio trabajo, constancia, transparencia y honestidad.
Su hermano Alfonso reitera que Gabriel siempre ha estado junto a él en muchas circunstancias relacionadas con el trabajo. “Los dos heredamos de nuestro padre este apego a la comunicación y cultivamos las cualidades que él nos enseñó siempre”. Dice que pese a que es menor que él ascendió rápidamente y es un comunicador muy aceptado y querido por el público ecuatoriano. Es una persona de muchos valores profesionales.
Indica que lo más valioso de su hermano Gabriel son sus valores personales y espirituales. “Él está pendiente siempre de todo lo que pasa con nosotros, de unirnos ante cualquier circunstancia sobre todo si hay alguna dificultad dentro de la familia. Tiene un corazón muy grande y todos lo reconocemos así”.
Mientras que con Pepe Rosenfeld se conocieron de niños, ibarreños los dos. Pepe era mayor con dos años. Gabriel estaba en segundo y su amigo cursaba el cuarto grado y soñaban con hacer radio. Desde esa época guardan una estrecha amistad hasta la fecha. Actualmente Pepe vive en los Estados Unidos, pero no han perdido contacto. “A él le debo ingresar a radio Musical y el mundo del disk jockey”, repite el locutor y presentador de televisión imbabureño.
Gabriel fue amigo Eduardo Maggiorini. Lo conoció en el ámbito de la publicidad, que también ha sido su mundo. El creativo argentino califica a “Gabriel como uno de los comunicadores más completos del medio, siempre actual, con una vasta experiencia y conocimientos superiores a la mayoría, además de una personalidad carismática y un tono de voz muy especial y convincente… Su permanencia en la multitudinaria preferencia de sus radioescuchas a través de las décadas así lo acreditan”, destaca.
La radio y la voz heredada
Para Gabriel, la radio es magia y esta es la actividad que más le llena. Considera que es el medio de comunicación más completo, “quizá le falta la imagen que tiene la televisión, pero lo que la radio alcanza y logra no consigue la televisión”, repite. Piensa que hacer radio es como estar dentro de una magia constante. “Uno está enlazado permanentemente con el oyente, hoy más que nunca a través de las redes sociales, que ya se siente enlazado con el planeta entero”, insiste.
Cree que la radio es el medio de comunicación por excelencia. “Yo ahora hago radio, este medio de comunicación es vida”, por eso la cuida, la respeta, le encanta conservarla, mirarla y sentirla. Todos los días va con ilusión de abrir el micrófono e iniciar sus actividades cada mañana. Asegura que, no solo tiene nostalgia de la radio de antes, sino el talento que había. “La radio y televisión de antes fueron muy superiores a las de ahora”, comenta.
Gabriel se caracteriza por tener una voz potente, dice que es heredada. Es natural, propia, es la misma que utiliza cuando locuta y habla, nunca cambia, ni finge su timbre. “Soy un tipo sano y me cuido en términos generales y eso repercute en el estado de la voz. Tenemos el timbre de voz de nuestro padre”.
Dice sentirse muy feliz de pertenecer a una familia donde la actividad de la comunicación es el día a día, ya que todo se basa en lo que les enseñó su padre, en el sentido profesional bien aplicado, partiendo siempre de los valores y los principios de lo que un ser humano debe tener, conservar y acrecentar. Es feliz en este oficio que también lo siguen sus hermanos Alfonso, Danilo y Renato.
La familia
El apoyo de la familia ha sido fundamental en su carrera profesional, en especial de su esposa Pilar Vélez, a quien la conoció cuando ya estaba en la radio, después en la televisión. “Su presencia y soporte han sido permanentes en mi vida”, indica. Sus tres hijas: Gabriela, Andrea y Carolina siempre se acoplaron al trabajo. Están pendientes de todo detalle: de la ropa, de cómo cuidarse, de cómo apoyarle en una y otra forma, muy en particular, Carolina que trabaja con él.
Gabriel explica que su trabajo lo planifica con mucha seriedad. Se preocupa de lo que dice, la forma que lo dice y lo que escribe. “Esto dio origen a un acercamiento con el público que ha sido bueno con la familia Espinosa de los Monteros”.
Se siente feliz y agradecido de que la gente reconozca su actividad y su tarea, porque la audiencia es fundamental. En televisión estuvo 34, pero la radio es su escenario favorito, donde cada día descubre y aporta cosas nuevas.
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Iliana Cervantes Lima
Voces de la Radio