El 7 de julio se celebra el Día de la Conservación del Suelo, una fecha que indica la importancia de proteger este recurso fundamental para la agricultura.
La agricultura inteligente es una metodología sostenible, concebida para gestionar los recursos naturales de manera eficaz y disminuir el impacto de esta actividad en el medio ambiente.
La prevención y la adopción de buenas prácticas en la agricultura son la clave para la conservación del suelo.
Uno de los retos de mayor relevancia que hoy enfrenta la Agroindustria, es la producción de alimentos para la población actual del planeta que ya supera los 7.700 millones de personas y según estimaciones de Naciones Unidas, para 2030 llegará a 8.600 millones. Como respuesta a este panorama se está implementando con éxito la agricultura inteligente, un concepto que se fundamenta en minimizar los desperdicios, maximizando la productividad en el mismo espacio de terreno, siendo eficientes en las aplicaciones de productos para protección de cultivos, y utilizando solamente el agua que sea necesaria. Este uso de herramientas son el futuro para la conservación de la base de la agricultura: el suelo.
La ONU estima que cada año el mundo pierde 24.000 millones de toneladas de suelo fértil, por lo que es fundamental desde el sector agrícola trabajar para que esta proporción no aumente. Según la FAO, América Latina y el Caribe tienen las reservas cultivables más grandes del mundo, por lo que el cuidado y la preservación de los suelos representan el principal reto del sector en los próximos años.
Así mismo, la FAO recomienda la implementación de buenas prácticas para el cuidado del suelo como la protección de cultivos con cubierta vegetal, adecuar el terreno en pendiente, minimizar la labranza, y la rotación de cultivos que aporten materia orgánica del suelo.
Sumado a esto, Teófilo Bustingorri, country manager de soluciones de la agricultura para Ecuador de BASF explica que, “es necesario lograr que en las próximas décadas el sistema de producción agrícola sea más eficiente y reduzca su impacto ambiental. Hoy más que nunca debemos seguir trabajando por la búsqueda del equilibrio del agro, pues es la actividad del futuro capaz de garantizar la seguridad alimentaria del país y el mundo”.
Con el desarrollo y la innovación que se ha dado en el sector agrícola, han surgido conceptos como la agricultura inteligente, una metodología que permite al agricultor hacer seguimiento de sus cultivos de manera precisa para determinar, sin equívocos, dónde es conveniente intervenir. “Es fundamental la inclusión de las herramientas de la Industria 4.0, como por ejemplo el internet de las cosas (IoT) en la agricultura, donde con la inclusión de sensores y equipos podemos obtener datos que serán procesados (big data) en nubes y plataformas que deberán ser robustas para utilizarlos en beneficio del agricultor”, agrega María Fernanda Nossa, gerente de excelencia comercial y digital de BASF.
La agricultura inteligente es una práctica sostenible, concebida para gestionar los recursos naturales de manera eficaz y disminuir el impacto de esta actividad en el medio ambiente. “Al hacer las aplicaciones de productos –agroquímicos y fertilizantes- de forma directa y precisa, no habrá residuos de estos que contaminen la tierra y el agua. De esa manera, se disminuyen, por ejemplo, los gases de efecto invernadero, la deforestación y se utiliza mejor el recurso natural”, finaliza Bustingorri.
En Ecuador la tecnificación en el campo es vital para aumentar la competitividad del país, pues el uso de estas técnicas permite producciones eficientes y seguras con el medio ambiente y el uso del suelo. La manera tradicional de trabajar la tierra está cambiando y la agricultura inteligente y sostenible es la respuesta a los agricultores que quieren cultivos sanos y rentables.
BASF
En BASF, creamos química para un futuro sostenible. Combinamos el éxito económico con la protección del medio ambiente y la responsabilidad social. Más de 110.000 empleados en el Grupo BASF contribuyen al éxito de nuestros clientes en casi todos los sectores y casi todos los países del mundo. Nuestro portafolio está organizado en seis segmentos: productos químicos, materiales, soluciones industriales, tecnologías de superficies, nutrición y cuidado y soluciones agrícolas. BASF generó unas ventas de 59.000 millones de euros en 2020. Las acciones de BASF cotizan en la bolsa de valores de Frankfurt (BAS) y como American Depositary Receipts (BASFY) en los EE. UU. Más información en www.basf.com. Para conocer un poco más sobre la química y su papel en nuestro día a día, lo invitamos a leer nuestro blog y a escuchar nuestro Podcast Cuestión de Química, disponible en todas las plataformas de streaming.
División de Soluciones para la Agricultura de BASF
Con una población en rápido crecimiento, el mundo depende cada vez más de nuestra capacidad para desarrollar y mantener una agricultura sustentable y entornos saludables. Trabajando con agricultores, profesionales agrícolas y expertos en el manejo de plagas y otros, nuestro rol es ayudar a que esto sea posible. Es por lo que invertimos en I+D y en un innovador portafolio que incluye semillas, eventos biotecnológicos, productos químicos y biológicos para la protección de cultivos, productos para el cuidado del suelo y las plantas, control de plagas urbanas y rurales, además de soluciones digitales. Con equipos de expertos en nuestros laboratorios, fábricas, oficinas y en el campo, conectamos el pensamiento innovador con acciones concretas para desarrollar soluciones útiles para el día a día de los agricultores, la sociedad y el medio ambiente. En el 2017, nuestra división generó ventas por más de 5,7 mil millones de euros. Para más información, visítenos en www.agriculture.basf.com o en cualquiera de nuestros canales de redes sociales.(I)