Foto: Izquierda y derecha inferior, en 1982 en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en La Habana, con el entrenador del equipo de fútbol de Venezuela Manuel Plasencia. Derecha superior, en 1974, con Carlos Machado (+) y Edgar Álvarez Mejía, en una rueda de prensa del presidente de la República, general Guillermo Rodríguez Lara.

Tiene 68 años. Nació en Venezuela, pero sus inicios en la radio y la comunicación las realizó en Quito, porque sus padres son ecuatorianos.  Fue parte de las radios Metropolitana, Éxito y Tarqui. Fue periodista de la Revista Aucas, cuando estaba dirigida, por Juan Reyes Daza.

Sus referentes en la radiodifusión ecuatoriana son: Carlos y Alfredo Rodríguez Coll, Pepe Granizo Cisneros, Wilson Robalino Ruiz, Patricio Toro Campaña y Jorge “El Chino” Carrera. Recuerda con nostalgia a don Gustavo Herdóiza León, cuando dirigía el apagón, que era parte de los hogares ecuatorianos en fin de año. Trabajó con los técnicos Rodrigo Ruiz y Pepe Borja Bedoya, quienes sacaban la transmisión de dónde sea y cómo sea, hubo muchas peripecias, pero al final el resultado era positivo.

José Víctor Estrella Bassante vivió en San Juan, en la casa de sus abuelos paternos, que estaba ubicada en la calle Caldas y Cotopaxi, a una cuadra de las instalaciones de la fábrica de la Pepsi Cola, por el parque Matovelle; luego se trasladó a otros sectores de la capital ecuatoriana: Belisario Quevedo, La Vicentina, La Gasca, hasta que por la salud de su mamá se ubicaron en Pomasqui, que en esa época era lejos de la parte urbana de Quito. Luego arrendaron un departamento por el colegio Aeronáutico. Era la apoca cuando los amigos y compañeros del Mejía se visitaban en las casas. Es hijo de Mariano Enrique Estrella, de Quito; y Graciela Bassante, de Sangolquí. Son seis hermanos.

Entre los amigos que tuvo están los jugadores Roberto Sussman a quien siempre lo recuerda con cariño, por su calidad humana; El Coco Mantilla, Vinicio Ron… Cuando estaba en el país conoció al técnico del Aucas, Rubén Garcete, un paraguayo que recuperó al equipo, pero no logró llevarlo al campeonato; el profesor Roque Gastón Maspole que entrenó el Nacional; Leonel Montoya, un personaje muy querido por la afición y fue técnico de Liga Deportiva Universitaria; así como también a jugadores como Elías Figueroa de Chile. Asegura que el fútbol le dejó millones de amigos.

Le entrevistó Diego Armando Maradona en 1985 y al capitán de la albiceleste, Daniel Pasarella; así como al ecuatoriano, Jorge Delgado, luego que quedó cuarto en las Olimpiadas de Munich 1972, en los 200 mariposa.

Cuando vivió en el Ecuador, su paso por Radio Metropolita, gerenciada por Eduardo Loza Cabrera, se dio porque su compañero de colegio, Jorge Andrade, a quien le decían Beethoven, que ahora es ingeniero graduado de la escuela Politécnica, le insistía siempre que locute.  Cuando ya estaba en la estación, le tocó ir al estadio Olímpico Atahualpa, al partido: LDU-Everest, ahí conoció al mundialista paraguayo, Óscar Subía; y al futbolista manabita, Roberto Sussman.

Luego pasó a la Revista Aucas de Juan Reyes Daza, donde se financió con el auspicio de Quesos Mancheno y Casa Vivanco.En esa temporada Juanito Reyes Daza le dice: “no dejes la radio”, por ello ingresa a Éxito del radiodifusor carchense, José María Rodríguez Santander. Lo llevó el periodista deportivo Eduardo Vásconez Viver, otro referente de la comunicación. Lamentablemente este proyecto fue corto, porque la publicidad, para financiar el espacio, no era muy buena.De “La Radio que más quiere y sirve a Quito”, pasó a Atahualpa, con Edgar Álvarez Mejía, quien era jefe de Relaciones Públicas del Instituto Geográfico Militar. Ahí estaba como comentarista Edelberto Proaño, que trabajaba en el Juzgado del Trabajo. Estuvo poco tiempo.

Un día su amigo, el futbolista del Atahualpa y España, que vive en los Estados Unidos, Jorge Ayala, le anima, para que hable con el locutor manabita, Carlos Rodríguez Coll, porque Darío Miranda Sandretti, había salido de Radio Tarqui a Emisoras Gran Colombia. Necesitaban un locutor para cubrir vestuario y para conducir el programa de la mañana.

Llegó a la T Grande Quito y se encontró con “El Hombre que televisaba el Fútbol”, quien le pidió que cubra camerino. “Le voy a dar la oportunidad este domingo”, era el clásico Liga – Aucas. LDU se coronó campeón en 1974. Aucas no andaba mal tampoco.

En los primeros días al aire, el propietario de la estación, Gustavo Herdoiza León, le pregunta “usted va a estar en ese programa”, Víctor le contesta que sí. El Maestro Juanito le recomendó lo siguiente: “Póngale fuerza a la voz, haga buenas entrevistas y ponga buena música, porque yo lo noto un poquito lento”. Para Víctor fue una seria advertencia. Al día siguiente se preparó de la mejor manera, al terminar su espacio, el propietario de la estación, le felicitó, porque el programa había sido un éxito. El operador de Radio Tarqui, Eduardo Velásquez, que hacía con él, el programa de la mañana, “Música y Goles”, le comenta, “ayer que te fuiste, el jefe, don Gustavo y la señora Olguita, su esposa, estaban conversando y destacaban tu manera de progresar”.

Víctor Estrella cuenta que Carlos Rodríguez Coll era un hombre muy inteligente, en 1975 iba a ser el aniversario de la Policía Nacional, cuando lanzó una campaña de expectativa, donde decía: “El próximo domingo es el aniversario de la Policía Nacional, vayamos todos al estadio a homenajear a los uniformados”. Todas las emisoras siguieron y apoyaron la campaña. El matutino quiteño, El Comercio, en primera página tituló: “Siguiendo la iniciativa de Carlos Rodríguez Coll, hay que hacer este homenaje”. Todos los oficiales conocían a los locutores de “Goles y Recuerdos”. Eso se notó en uno de los programas que tenía una sintonía amplia la T Grande de Quito, “Cante Usted si Puede”. Un comisario de policía se acercó al joven locutor y dijo su nombre: “señor Estrella, qué gusto saludarle”.

Estos eventos especiales de la estación quiteña se desarrollaban en febrero, cerca del aniversario de la radio, arrancaba a las 10:00, de lunes a viernes, porque el sábado se emitía “La Hora Sabrosa”, cuenta Víctor Estrella, quien iba a cumplir 21 años, cuando le incorporaron a una de las voces más reconocidas y queridas del Ecuador, Pepe Granizo Cisneros, quien previamente estuvo en Colón y Gemas”.

En esos años, la situación económica era muy difícil, para los gremios deportivos.  El entonces alcalde de Quito, Sixto Durán Ballén, para financiar a la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP) hizo una campaña denominada “Vayamos todos al cine”. Los boletos de luneta pagaban un sucre de impuesto, porque era el sitio donde mejor se veía la película, era la parte baja del cine. Las personas que compraban los tiques de galería solo costeaban cinco reales. Todo el dinero estaba destinado a la CDP.  El periodista venezolano destaca la calidad humana y profesional de Sixto Durán Ballén, quien luego fue presidente de la República del Ecuador.

En su estancia en Ecuador, el deporte intercolegial estaba en su apogeo. Recuerda que un día, con el también periodista deportivo, ya fallecido, Fausto Zambrano Zúñiga, iban a cubrir en el Colegio Americano, la final intercolegial entre el Mejía y el Juan Montalvo.  “Eran unos enfrentamientos deportivos y de puños”. Los jóvenes reporteros presentaron sus carnés, al portero del establecimiento, quien los detiene y les insiste que hay que pagar. En ese momento le contestan que son periodistas de Radio Tarqui y del matutino quiteño El Tiempo. Al verles les contesta, “pero no parecen a los dos se los ve “guambritos”.

Víctor no solo cubrió eventos deportivos, a mediados de la década del 70 del siglo anterior, cuando estaba en Radio Tarqui, hubo un hecho que conmovió a los habitantes de Quito, cuando apareció un cadáver descuartizado en los alrededores de la Plaza de San Francisco. Le tocó transmitir en vivo.

En Quito se realizó los partidos de la Copa Libertadores: LDU, Nacional, Galicia y Portuguesa. A la capital ecuatoriana llegó un locutor de origen portugués, Lenin de Oliveira, quien habló con Carlos Rodríguez Coll, para que le sugiera el nombre de una persona para que realice los comentarios; el relator manabita pensó en Víctor Estrella, a quien le fue muy bien en la tarea encomendada. En ese momento, el comunicador deportivo extranjero le pidió su número de teléfono.

Paso un buen tiempo cuando en agosto de 1977, Lenin de Oliveira le llamó desde Venezuela, para comunicarle que había comprado una pequeña emisora, “Yo te puedo ofrecer unos dos mil bolívares”, en esa época era como 600 o 700 dólares mensuales. Víctor no iba a pagar el hospedaje porque su papá vivía en Caracas. Le envío los pasajes aéreos y retornó a su país.

Asegura que lo más difícil fue cómo le iba a comunicar al locutor manabita sobre su decisión. En ese momento se le ocurrió decir, que le tocaba cumplir el servicio militar allá, por eso le iba a pedir una licencia de tres a cuatro meses o un poco más. Carlos Rodríguez Coll le insistió “vaya, vaya. Tiene dinero me preguntó”. Le dio para el camino 100 dólares de regalo.

Cuando llegó a Venezuela laboró en Radiolandia, Aeropuerto, 1300 AM, Metropolitana. Asegura que el fútbol en Venezuela ha crecido desde hace unos 15 años, una muestra de ello es que en Ecuador es muy conocido César Farías, técnico venezolano, que le hizo campeón al papá Aucas.

El cambio que se dio en su vida se produjo hace 25 años, cuando uno de los jugadores más queridos y recordados de la Vinotinto, Walter Stipa, le pidió que sea el jefe de relaciones públicas de la cadena Marriot en Venezuela. Víctor lo conoció a este personaje desde que llegó a Caracas.

El acercamiento con el comunicador llanero se dio porque el portal Voces de mi Ciudad de Ecuador, que investiga sobre las voces de la radio y la comunicación, subió una foto donde estaban el general Guillermo Rodríguez Lara, con Carlos Efraín Machado, Edgar Álvarez Mejía y había un joven de unos 18 o 20 años, que resultó ser Víctor Estrella, una gran voz que participó en la radio quiteña. Estaba con un pantalón azul marino, una chaqueta blanca, camisa azul clara y corbata azul. Esa foto tiene 50 años y le trae muchos recuerdos de su paso por las emisoras ecuatorianas. Actualmente, todos los domingos colabora con los resultados del fútbol venezolano, en el programa del presidente de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha, Pepe Granizo Cisneros, “Su Majestad el Futbol”, a través de Radio Cobertura, 104.1 FM.

Tiene dos hijos: Jhony Alberto, que se casó con una hija de chinos, pero que vive en Hong Kong; y su hija Doris Beatriz, quien tiene una hija de 18 años, vive en Utah, Estados Unidos. Con su esposa Beatriz, cumplieron 43 años de casados. Al periodista venezolano hace unas semanas le operaron de cálculos renales, poco a poco se está recuperando.

Hasta hace 10 años trabajó en radio. Siente nostalgia por la época de oro de la radio, cuando fue parte de las voces más importantes del Ecuador. Sin embargo, su país también lo recibió con los brazos abiertos, ha formado su familia, tiene un empleo, que le permite vivir tranquilo. Aunque extraña “La Mitad del Mundo”, sobre todo la comida, no se olvida del mote con fritada, el hornado, el tostado, los llapingachos, el ceviche, la guatita de la Benalcázar. No come el cuy, es lo único que no pudo degustar, aunque su abuelita, Josefina Burbano de Estrella, le exigía que lo haga.

De Venezuela a Ecuador

Víctor cuenta que su papá como era auditor de la Pepsi Cola en Ecuador, lo trasladaron a Barcelona, Anzoategui, al oriente de Venezuela, porque había una sola fábrica de la gaseosa en Caracas y querían expandirla. En ese lugar cumplía igualmente con las funciones de auditor general y jefe de finanzas. Víctor y su hermano menor, Pedro Enrique, del segundo matrimonio de su padre, nacieron en el país llanero. El trabajo de su papá les permitió vivir bien económicamente.

Son seis hermanos: María de Lourdes, Ana Margarita, Carmen Del Pilar (+), Mónica Isabel, Eduardo Enrique (+) y Víctor, por esas cosas de la vida sus padres se divorciaron y su mamá regresó al Ecuador, con sus hijos, los cuatro menores. Se fueron a vivir en la casa de los abuelos paternos: Víctor Manuel Estrella y Josefina Burbano, en el barrio de San Juan, el balcón de Quito.

En 1966, Jorge Víctor Estrella tenía nueve años y le tocó adaptarse a la nueva realidad económica, a pesar de que llevaron algunas cosas que eran una novedad en aquella época: un televisor gigante de 19 pulgadas. Mucha gente del sector aprovechaba las visitas, para ver al novedoso aparato y la programación en los escasos canales de la época.

Terminó la primaria en la Escuela 6 de Diciembre, al norte de la capital e ingresó al Colegio Mejía. Es de la promoción 1972 – 1973, era portero de la segunda categoría del plantel. Estaba en cuarto año cuando escuchaba a Carlos Rodríguez Coll, que era un ídolo del relato deportivo. Víctor se sentaba en las gradas del establecimiento y narraba los partidos cuando jugaba la selección de basquetbol.

Un día su compañero, Jorge Andrade, a quien le decían Beethoven le escucha y le dice: “oye reprisas bien”, eso al referirse de que relataba bien.  Otros compañeros se acercaron y enfatizaban “oye, locutas chévere…”. Víctor le ponía sazón, al poner apodos a los jugadores, pero su relato era claro y directo, además de la excelente voz y dicción, decían sus compañeros…

Radio Metropolita y Eduardo Loza Cabrera

Su ingreso a los medios de comunicación se debió a una sugerencia de un amigo, quien le indica que, en Radio Metropolitana, administrada por el periodista Eduardo Loza Cabrera, recibían locutores jóvenes, porque tiene transmisiones de fútbol permanentes. Le insistió que, aunque no pagan mucho, pero debía aprovechar la oportunidad. Víctor recibía 300 sucres al mes, era como 15 dólares al mes, de aquella época.

El primer día en la radio le dieron una gira por las instalaciones, cómo eran los equipos, quienes eran los operadores y locutores. De pronto vio en la cabina a Eduardo Loza Cabrera, Eduardo Flor Andrade y Manuel Díaz, quien era el locutor comercial; había otra persona que cubría camerino. En ese momento Eduardo Loza le dice que él no paga, pero sí enseña, pero tienen algunos beneficios, como ingresar gratis al fútbol. Parece que por allí pasaron algunas otras voces, que ya estaban en otras radios, indica Víctor. Todo fue bonito, al principio hablaba poquito. Cuando debutó, le preguntaban desde la cabina: “Haber el cambio”, y Víctor contestaba, “si señor va a salir tres pulmones Domínguez, y entra Carlitos Acuña…”. Eso era una felicidad indescriptible, escuchar su voz a través de la radio.

LDU-Everest, Óscar Subía  y Roberto Sussman

Era un viernes tarde de 1974, se jugaban tres partidos, porque el domingo había un congreso eucarístico en el Estadio Olímpico Atahualpa. Uno de los enfrentamientos que se dio fue entre Liga Deportiva Universitaria – Everest. Le pidieron de la radio que vaya al vestuario de Liga Deportiva Universitaria: “serénese, hable no suavecito, no se me atore, si se pone nervioso, póngase tranquilo, nosotros lo vamos a apoyar”, le indicaron. Al otro compañero, Víctor Juventino Campoverde, lo mandaron al vestuario del Everest.

A Víctor le tocó entrevistar al mundialista uruguayo, Óscar Subía, pero el joven periodista temblaba; el futbolista se dio cuenta de la situación y cogió el micrófono. Le contestaba e igual le ponía el micrófono al joven, para que le haga las preguntas. Los nervios le ganaron, pero en ese lugar pudo conocer la parte humana del jugador.

En ese momento se sentó junto a Roberto Sussman, futbolista manabita, quien se reía, Víctor pensó que el jugador se estaba burlando de él, pero no era así. Inmediatamente el centrocampista le puso la mano en el hombro y le insistió: “dale que a todos nos pasó lo mismo. Al futbolista, cuando le dicen mañana debutas, no duerme de emoción y cuando ve al público tirando petardos, cohetes o gritando, uno dice, mejor no hubiera venido de lo nervioso que estoy. Dale tú tienes condiciones y llegarás lejos”. Desde ahí entabló una gran amistad con el jugador manabita. Ese fue el apoyo emocional que necesitaba y siguió firme.

La Revista Aucas, Juan Reyes Daza, Quesos Mancheno y Casa Vivanco

Víctor estaba bien en la radio, pero en Metropolitana le dijeron que ya no había dinero, además hubo un relevo generacional a otros muchachos nuevos. “Lo que pasa es que cuando uno aprende, ya quiere ganar un poquito más, puede ser dinero, experiencia o quizá las dos cosas”.

Un día en el Estadio Olímpico Atahualpa, Juan Reyes Daza, de la Revista Aucas, le pide que “empiece a escribir algunas cositas para la revista”, así lo hizo. Además, le indicó que se busque “un cintillito para un anuncio, para que se financié”. En esa época era muy conocido un local que se llamaba “Quesos Mancheno”, el papá de un amigo del colegio de Víctor era ejecutivo y le dio el apoyo publicitario, costaba 300 sucres.

El joven comunicador estaba muy emocionado por el logro, pero también acudió a otro amigo, que era hijo del propietario de Casa Vivanco. Le explicó que la media página costaba 500 sucres y la página entera 1000 sucres. El señor Vivanco le dice, “te voy a dar el auspicio, pero con una condición. Cuando escribas no hables mal en la radio, no le insultes a mi liguita”.

Juan Reyes Daza le daba el 40 por ciento de comisión por la publicidad, con eso ya se financiaba. El pasaje costaba un sucre y los niños pagaban cuatro reales. La Revista estaba frente a la Plaza Arenas, en ese lugar almorzaban mote con fritada, tortillas con caucara, costaba 7 sucres. Cuando se extendía la jornada laboral, el propietario de la Revista Aucas les brindaba una cola con un buen sánduche. “Era un ambiente familiar y agradable, el tiempo pasaba rápido”.

Las radios Éxito, Atahualpa y Tarqui

Juanito Reyes Daza era un hombre que motivaba y deseaba que los nuevos talentos de la comunicación crezcan y se desarrollen. Un día le día le insiste a Víctor: “no dejes la radio”, por ello ingresa a Radio Éxito, del radiodifusor carchense, José María Rodríguez Santander, pero lamentablemente la situación económica no era muy buena y la publicidad no había, porque después de los Juegos Deportivos Nacionales todo cambió en el tema de publicidad y Eduardo Vásconez Viver, quien dirigía el espacio deportivo, tuvo que cerrar el grupo, por falta de financiamiento.

De Éxito pasó a Atahualpa con Edgar Álvarez Mejía, quien era jefe de Relaciones Públicas del Instituto Geográfico Militar. Ahí estaba como comentarista Edelberto Proaño, que trabajaba en el Juzgado del Trabajo. Un día su amigo, el futbolista que vive en los Estados Unidos, Jorge Ayala, le anima, para que hable con el locutor manabita, Carlos Rodríguez Coll, porque Darío Miranda Sandretti, había salido de Radio Tarqui a Emisoras Gran Colombia y necesitan alguien para que transmita desde el vestuario y conduzca el programa de la mañana. Ahí se inició otra etapa en la vida del joven venezolano.

Música y Goles, Carlos Rodríguez Coll y Gustavo Herdoiza León

Llegó a Radio Tarqui y se encontró con Carlos Rodríguez Coll, quien le pidió que cubra camerino. “Le voy a dar la oportunidad este domingo, en el clásico Liga – Aucas”. LDU era campeón en 1974 y Aucas no andaba mal tampoco, era un partido que generaba mucho interés.

Víctor se encomendó a todos los santos, para que todo le salga bien. El locutor manabita le pide que pase por su oficina en las Torres de la Colón, piso 1, oficina 2. “Pase por ahí, porque quiero hablar con usted”. El diálogo se dio y al finalizar la conversación le reitera: “Mire joven, a mí si me interesa su trabajo. Quisiera que usted me ayude en el programa de la mañana Música y Goles, porque el del mediodía se llama Goles y Recuerdos”. Le sugirió que no lea periódico. “Si lo hace solo comente la noticia, pero no la lea. Le vamos a probar esta semana”. Le dio una grabadora y empezó este trajinar en el periodismo deportivo. Víctor no era lento, pero si tenía la voz muy suave. Una mañana el propietario de la estación, Gustavo Herdoiza León, le preguntó, “usted va a estar en ese programa”, Víctor le contestó que sí.

El Maestro Juanito le recomendó lo siguiente: “Póngale fuerza a la voz, haga buenas entrevistas y ponga buena música, porque yo lo noto un poquito lento”. Para Víctor fue una seria advertencia. Al siguiente día inició con energía, pero sin gritar: “Escuchemos el tango… Ayer conversamos con Vinicio Ron el goleador, del Nacional… Escuchemos que nos dijo para Radio Tarqui…”.

Al terminar el programa, nuevamente se encuentra con el profesor Gustavo Herdóiza León, quien le felicitó, porque el programa había sido un éxito. “Espero que siga cada día mejor”. Esas palabras le llevaron al cielo, le puso todo su esfuerza a los programas de la mañana y del medio día.

Carlos Rodríguez Coll tenía un genio que no toleraba errores, un carácter fuerte, pero era el maestro de maestros. Un compañero operador de Radio Taqui, Eduardo Velásquez, que hacía el programa con él en la mañana, le dice, “oye, ayer que te fuiste, el jefe, don Gustavo, le dijo a la señora Olguita, su esposa, lo siguiente. “Qué manera de progresar de este muchacho, la verdad es que me dejó sorprendido de su avance. Es bárbaro”.

Carlos Rodríguez Coll y el aniversario de la Policía Nacional

Carlos Rodríguez Coll era un hombre muy inteligente y conocido, no solo en el medio periodístico, sino por los ciudadanos. Cuando fue el aniversario de la Policía Nacional, en 1975, lanzó una campaña de expectativa, donde decía: “Desde el próximo domingo, que es el aniversario de la Policía Nacional, vayamos todos al estadio a homenajear a los uniformados, porque ellos brindan seguridad en los estadios y las calles. Cuando los eventos deportivos inician a las 09:00, ellos llegan a las 08:00, muchas veces con sol y lluvia muy fuertes. Son los que guardan el orden. Cierto es que hay gente que no los quiere, pero eso no importa, porque por ellos hay seguridad en los estadios, en el descanso del partido estelar, siempre desfilan las motos de la Policía. Es hora de darles un aplauso grande”. El programa de 12:30 a 13:30 tenía una sintonía total en Quito.

¿Está usted de acuerdo Víctor y Pepe Granizo? los dos contestaron que les parecía una buena iniciativa. Inmediatamente el martes todas las emisoras empezaron con la campaña. Diario El Comercio en primera página tituló: “Siguiendo la magnífica iniciativa de Carlos Rodríguez Coll, hay que hacer este homenaje”. AFNA le dio cinco mil sucres a la Policía Nacional, era un apoyo para renovar unos consultorios médicos en el Regimiento Quito.

El periodista venezolano cuenta que, en esos años, cada emisora de Quito entregaba medallas a los mejores jugadores de las tripletas, este homenaje era auspiciado por las pilas Rayovac o Eveready. Carlos y Víctor bajaban a entregar el reconocimiento, de pronto se encuentran con unos cinco oficiales de la Policía Nacional, por el pasillo que salía a la cancha, quienes le saludan con mucho respeto “al hombre que televisaba el fútbol”, pero también se acercan a saludarle a él y le dicen: “Señor Víctor Estrella, qué gusto” y le dan la mano. Son cosas que da solo la radio, insiste el periodista.

“Cante Usted su puede” y el ingreso de Pepe Granizo, la voz del relato deportivo

“Cante Usted si Puede”, era uno de los más programas más sintonizados de la Radiodifusora Tarqui. Una noche, Víctor, va a la platea de la emisora con unos amigos, para estar en el público. Un sobrino del comisario de policía participaba en el evento, cuando los jóvenes amigos salían de la presentación artística, de pronto el oficial se acerca y le saluda, “buenas noches, señor Estrella”. Víctor le contesta, “buenas noches señor Comisario”. El uniformado a modo de broma le pide que no juegue carnaval, porque lo van a tener que meter preso. Sus amigos sorprendidos, le dicen “es tu pana”. El periodista venezolano les contesta que no. La radio brindaba esas oportunidades en esa época, indica.

Este concurso se realizaba en febrero, arrancaba a las 10:00, de lunes a viernes, porque el sábado se emitía otro espacio de gran sintonía “La Hora Sabrosa”, donde los participantes contaban cachos o chistes. Se hacía la finalísima de “Cante Usted si Puede”, el día anterior al 27 de febrero, cuando se presentaba un programa especial, que casi siempre coincidía con carnaval. A las 13:00, se emitía un espacio de gran sintonía “La Sorpresa de la Una”, que tenía un éxito impresionante, porque la gente acudía a la radio con lo que pedían en el programa: un llavero, una gorra, un billete de cinco sucres…

Víctor Estrella iba a cumplir 21 años, cuando le incorporaron a la T Grande de Quito “a ese fenómeno del relato deportivo que es Pepe Granizo Cisneros, quien estuvo en Colón y Gemas”. Cuando llegó a Tarqui fue un complemento espectacular. El relator riobambeño elevó la sintonía en la T Grande de Quito. “Pepe narraba con una espectacularidad que se ganaba la admiración y respeto de los oyentes. Fue una época brillante de la radio”. En esa época también estaba Fabián Gallardo.

La foto, Guillermo Rodríguez Lara y los Juegos Nacionales

Voces de mi Ciudad, un portal que investiga sobre las voces de la radio y la comunicación de las décadas de los 50, 60, 70, 80 y 90, subió una foto donde estaban el general Guillermo Rodríguez Lara, con Carlos Efraín Machado, Edgar Álvarez Mejía y había un joven de unos 18 o 20 años, que resultó ser Víctor Estrella Bassante, una gran voz que participó en la radio quiteña. Estaba con un pantalón azul marino, una chaqueta blanca, camisa azul clara y corbata azul. Esa foto tiene 50 años.

Recuerda que esa imagen corresponde a la época cuando se iban a realizar los Juegos Deportivos Nacionales. La provincia de Chimborazo tenía equipos fuertes, pero no había dinero para participar en el evento deportivo. La visita de los miembros de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP), fue para ver si el general Guillermo Rodríguez Lara, podía ayudar, para que esa provincia sea parte de los juegos nacionales. En esta reunión también estuvo: Darío Miranda Sandretti.

Sixto Durán Ballén y “Vayamos todos al cine”

La situación económica era muy difícil, para los gremios deportivos, para lograr financiar a la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), el entonces alcalde de Quito, Sixto Durán Ballén, realizó la campaña: “Vayamos todos al cine”.

En los boletos de luneta se puso un impuesto, de un sucre por cada boleto, porque era el sitio donde mejor se veía la película, era la parte baja del cine. Las personas de galería pagaban cinco reales adicionales, este dinero era destinado para la CDP. La solidaridad gremial era fuerte, los periodistas deportivos se unieron a la campaña en las radios. Era frecuente escuchar. “Recuerda el compromiso de todo buen quiteño, para los Juegos Nacionales… Quiteño si quieres a la provincia de Pichincha, ve al cine”. La gente apoyaba e iba de manera masiva. El sucre en luneta y los cincuenta centavos en galería, ayudaron para esa etapa difícil para el deporte. Fueron iniciativas voluntarias y los ciudadanos apoyaban, recuerda.

Sixto Durán Ballén fue el invitado de honor a la inauguración de los II Juegos Nacionales, en noviembre de 1974. Víctor destaca que quien luego fue presidente de la República, era un hombre muy educado y excelente persona.

En una ocasión, a la salida de un evento deportivo, el político de derecha venía con unos policías municipales, por los túneles hacia la tribuna del Estadio Olímpico Atahualpa y se salía a la calle. Víctor se acercó con la grabadora y el policía de seguridad, intentó detenerle, para apartarlo; el arquitecto Durán Ballén le hizo un gesto al uniformado, para que se detenga, porque el periodista estaba haciendo su trabajo.

Fausto Zambrano Zúñiga y “los guambritos”

Víctor Estrella y el periodista Fausto Zambrano Zúñiga se dirigían, para cubrir una final intercolegial en el colegio Américano, entre el Mejía y el Juan Montalvo, eran unos enfrentamientos deportivos y de puños. Al llegar, los jóvenes sacaron los carnés de sus respectivos medios de comunicación, le presentaron al portero, quien les reclamó qué paguen la entrada. Fausto le insiste que lea, porque son periodistas de diario El Tiempo y Radio Tarqui. El portero les regresa a ver y les dice. “Chuta es que son guambritos, más bien parecía que querían entrar gratis”.

Fausto era un conocido comunicador deportivo que estuvo en la Nueva Emisora Central y otros medios. Se caracterizaba por escribir directo, eso le ocasionó algunos impases con la gente de la dirigencia deportiva, indica Víctor. Además, tenía una columna en la revista Estadio llamada Secretos quiteños.

La René y un hecho que sacudió a Quito

Víctor laboraba en Radio Tarqui, cuando hubo un hecho que conmovió a los habitantes de Quito, apareció un cadáver descuartizado en los alrededores de la Plaza de San Francisco. El periodista vivía con su mamá en Pomasqui, tomó el bus Mitad del Mundo, se bajó a la altura de El Tejar. Llevaba su grabadora, porque a las 07:45 debía estar en la radio para ir al estadio, en la camioneta del profesor Gustavo Herdoiza, porque a las 08:30 iniciaba la tripleta en el Coloso de El Batán. Al bajar caminando, mira a un grupo grande de gente cerca de la pila, elementos de la Policía Nacional no permitían que la gente se acerque.

Víctor pregunta ¿Qué pasó? Un señor le responde, “creo que encontraron un muerto, un descuartizado…”. El joven se acerca y un uniformado le insiste: “usted no puede pasar, yo soy detective del SIC y usted no pasa”. El comunicador le contesta que es periodista de Radio Tarqui, “aquí está mi grabadora y yo voy a dar esta información”. Otro policía le explica que hubo un reporte, denunciando que se encontró un costal de donde estaba saliendo sangre. Lo abrieron y encontraron un tronco humano. La denuncia la habían recibido a las 06:30. El uniformado no quiso hablar para la radio, porque no estaba autorizado para hacerlo.

El reportero corrió hacia la radio, que estaba ubicada en la calle Benalcázar, en un local provisional. Cogió el teléfono y le llamó al profesor Gustavo Herdoíza, a quien le contó lo que sucedía. El propietario de la T Grande de Quito le indica, “tíreme esa información ya”, así lo hizo.  “Hace pocos minutos nos dirigimos a la emisora a realizar nuestro trabajo”. La locución era más lenta, para que no salga muy deportiva, sino informativa. “Vimos un fuerte movimiento en la pileta de San Francisco, que estaba rodeada por efectivos del Servicio de Investigación Criminal SIC. Lo que pudimos recabar es que se encontró un cuerpo humano mutilado… Tremenda noticia, todos corrieron al lugar, incluido El Comercio”, comenta.

Era un chico, que vivía por el lugar y le llamaban La René. Parece que esa noche tuvo problemas con unos tipos, lo vieron pasar y lo mataron, el resto del cuerpo apareció poco a poco, cuando les arrestaron a los involucrados. La dueña de casa insistía que el joven asesinado era muy tranquilo, nunca se metía con nadie, era un buen muchacho.

En la tarde en el vespertino Ultimas Noticias, salió un titular que aseguraba que, en la emisora de Gustavo Herdoiza León se dio la primicia del caso de la René, que era un joven de unos 22 años, que vivía bajando la iglesia de San Juan. Mientras que, a Víctor, que fue quien dio la información no le nombraron.

Copa Libertadores: LDU, Nacional, Galicia y Portuguesa

El joven periodista tenía 21 años, cuando dijo “yo tengo que tomar una decisión, acá estoy haciendo poco, pero si tengo la ventaja de migrar y regresar a Venezuela me voy”. Justo se dio una Copa Libertadores: LDU, Nacional, Galicia y Portuguesa. En esa época los venezolanos no daban prioridad a este deporte, enviaban a una sola persona para que narre y en el país que se desarrollaba el partido, se buscaba una persona que comente, porque los comerciales se transmitían desde Caracas.

A Quito llegó un locutor de origen portugués, Lenin de Oliveira, quien habló con Carlos Rodríguez Coll, para que le sugiera el nombre de una persona para los comentarios, el locutor manabita pensó en Víctor Estrella. Cuando terminó su trabajo, el periodista extranjero, le pagó 200 dólares, que eran como seis mil sucres, porque el dólar estaba a treinta sucres. Le fue muy bien en la transmisión, por ello Lenin de Oliveira le pidió su número de teléfono, porque “a mí me interesa contactarte”, le insistió. Seguía en Tarqui, pasó el tiempo y nadie lo llamaba, cuando luego de unos dos años el timbre del auricular sonó y era de Venezuela.

Lenin de Oliveira Venezuela

En agosto de 1977, Lenin de Oliveira le llamó desde Venezuela, para comentarle que compró una pequeña emisora, Radio Aeropuerto, que transmitía los partidos de fútbol. “Yo te puedo ofrecer un trabajo y un sueldo, pero primero debes sacar la certificación de locutor que dura dos años”. El pago era bueno, dos mil bolívares; en esa época era como 600 o 700 dólares mensuales. No iba a pagar el hospedaje porque su papá vivía en Caracas. El empresario de la radio le envío los pasajes aéreos.

Ahora estaba lo más difícil ¿Cómo le dice a Carlos Rodríguez Coll que retornaba a su país? Ahí se le ocurrió decir, que le tocaba el servicio militar allá, por eso le iba a pedir una licencia de tres a cuatro meses o un poco más. “Vaya, vaya”, le dijo, al tiempo que le preguntó, si tenía dinero. Le dio para el camino 100 dólares de regalo.

En Venezuela caminó bien la situación, porque sacó el certificado, para ejercer como locutor, caso contrario no podía hacerlo. Se inscribió en el Instituto Nacional de locutores e ingresó a la universidad, siguió la carrera de comunicación y aprobó.

La radio en Venezuela, el fútbol y Walter Stipa

Cuando llegó a Venezuela laboró de Radiolandia, Aeropuerto, 1300 AM, Metropolitana. Ha transmitido varias Copas Libertadores, a través de Radio Nacional de Venezuela, Italia 90; Italia 98 por la Cadena Radial FM de San Cristóbal.

Indica que el fútbol en Venezuela desde hace unos 15 años ha crecido en Venezuela, una muestra de ello es que en Ecuador es muy conocido César Farías, técnico venezolano, que le hizo campeón al papá Aucas.

Por esas cosas de la vida, cuando llegó a Caracas conoció a uno de los jugadores más queridos y recordados de la Vinotinto, Walter Stipa, que era de una de las familias italianas más reconocidas de su país, quien compró hace 25 años, los derechos de la cadena Marriot en Venezuela. Víctor es el jefe de Relaciones Públicas, por ello viaja seguido a Aruba, con su esposa Beatriz, con quien tiene 43 años de casados. Le ha ido bien en esta empresa, por eso tiene buena amistad con los propietarios de los derechos de Marriot en Ecuador, Juan El Juri, hijo. Hasta hace 10 años laboró en la radio.

A pesar de la tener una vida estable en Venezuela, Víctor Estrella todavía recuerda a los amigos que dejó en el Ecuador, recorre en su mente los lugares donde fue feliz en la Carita de Dios.

Iliana Cervantes Lima

Voces de la RadioVíctor Estrella Bassante, la voz venezolana que fue parte de la radio quiteña

Foto: Izquierda y derecha inferior, en 1982 en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en La Habana, con el entrenador del equipo de fútbol de Venezuela Manuel Plasencia. Derecha superior, en 1974, con Carlos Machado (+) y Edgar Álvarez Mejía, en una rueda de prensa del presidente de la República, general Guillermo Rodríguez Lara.

Tiene 68 años. Nació en Venezuela, pero sus inicios en la radio y la comunicación las realizó en Quito, porque sus padres son ecuatorianos.  Fue parte de las radios Metropolitana, Éxito y Tarqui. Fue periodista de la Revista Aucas, cuando estaba dirigida, por Juan Reyes Daza.

Sus referentes en la radiodifusión ecuatoriana son: Carlos y Alfredo Rodríguez Coll, Pepe Granizo Cisneros, Wilson Robalino Ruiz, Patricio Toro Campaña y Jorge “El Chino” Carrera. Recuerda con nostalgia a don Gustavo Herdóiza León, cuando dirigía el apagón, que era parte de los hogares ecuatorianos en fin de año. Trabajó con los técnicos Rodrigo Ruiz y Pepe Borja Bedoya, quienes sacaban la transmisión de dónde sea y cómo sea, hubo muchas peripecias, pero al final el resultado era positivo.

José Víctor Estrella Bassante vivió en San Juan, en la casa de sus abuelos paternos, que estaba ubicada en la calle Caldas y Cotopaxi, a una cuadra de las instalaciones de la fábrica de la Pepsi Cola, por el parque Matovelle; luego se trasladó a otros sectores de la capital ecuatoriana: Belisario Quevedo, La Vicentina, La Gasca, hasta que por la salud de su mamá se ubicaron en Pomasqui, que en esa época era lejos de la parte urbana de Quito. Luego arrendaron un departamento por el colegio Aeronáutico. Era la apoca cuando los amigos y compañeros del Mejía se visitaban en las casas. Es hijo de Mariano Enrique Estrella, de Quito; y Graciela Bassante, de Sangolquí. Son seis hermanos.

Entre los amigos que tuvo están los jugadores Roberto Sussman a quien siempre lo recuerda con cariño, por su calidad humana; El Coco Mantilla, Vinicio Ron… Cuando estaba en el país conoció al técnico del Aucas, Rubén Garcete, un paraguayo que recuperó al equipo, pero no logró llevarlo al campeonato; el profesor Roque Gastón Maspole que entrenó el Nacional; Leonel Montoya, un personaje muy querido por la afición y fue técnico de Liga Deportiva Universitaria; así como también a jugadores como Elías Figueroa de Chile. Asegura que el fútbol le dejó millones de amigos.

Le entrevistó Diego Armando Maradona en 1985 y al capitán de la albiceleste, Daniel Pasarella; así como al ecuatoriano, Jorge Delgado, luego que quedó cuarto en las Olimpiadas de Munich 1972, en los 200 mariposa.

Cuando vivió en el Ecuador, su paso por Radio Metropolita, gerenciada por Eduardo Loza Cabrera, se dio porque su compañero de colegio, Jorge Andrade, a quien le decían Beethoven, que ahora es ingeniero graduado de la escuela Politécnica, le insistía siempre que locute.  Cuando ya estaba en la estación, le tocó ir al estadio Olímpico Atahualpa, al partido: LDU-Everest, ahí conoció al mundialista paraguayo, Óscar Subía; y al futbolista manabita, Roberto Sussman.

Luego pasó a la Revista Aucas de Juan Reyes Daza, donde se financió con el auspicio de Quesos Mancheno y Casa Vivanco.En esa temporada Juanito Reyes Daza le dice: “no dejes la radio”, por ello ingresa a Éxito del radiodifusor carchense, José María Rodríguez Santander. Lo llevó el periodista deportivo Eduardo Vásconez Viver, otro referente de la comunicación. Lamentablemente este proyecto fue corto, porque la publicidad, para financiar el espacio, no era muy buena.De “La Radio que más quiere y sirve a Quito”, pasó a Atahualpa, con Edgar Álvarez Mejía, quien era jefe de Relaciones Públicas del Instituto Geográfico Militar. Ahí estaba como comentarista Edelberto Proaño, que trabajaba en el Juzgado del Trabajo. Estuvo poco tiempo.

Un día su amigo, el futbolista del Atahualpa y España, que vive en los Estados Unidos, Jorge Ayala, le anima, para que hable con el locutor manabita, Carlos Rodríguez Coll, porque Darío Miranda Sandretti, había salido de Radio Tarqui a Emisoras Gran Colombia. Necesitaban un locutor para cubrir vestuario y para conducir el programa de la mañana.

Llegó a la T Grande Quito y se encontró con “El Hombre que televisaba el Fútbol”, quien le pidió que cubra camerino. “Le voy a dar la oportunidad este domingo”, era el clásico Liga – Aucas. LDU se coronó campeón en 1974. Aucas no andaba mal tampoco.

En los primeros días al aire, el propietario de la estación, Gustavo Herdoiza León, le pregunta “usted va a estar en ese programa”, Víctor le contesta que sí. El Maestro Juanito le recomendó lo siguiente: “Póngale fuerza a la voz, haga buenas entrevistas y ponga buena música, porque yo lo noto un poquito lento”. Para Víctor fue una seria advertencia. Al día siguiente se preparó de la mejor manera, al terminar su espacio, el propietario de la estación, le felicitó, porque el programa había sido un éxito. El operador de Radio Tarqui, Eduardo Velásquez, que hacía con él, el programa de la mañana, “Música y Goles”, le comenta, “ayer que te fuiste, el jefe, don Gustavo y la señora Olguita, su esposa, estaban conversando y destacaban tu manera de progresar”.

Víctor Estrella cuenta que Carlos Rodríguez Coll era un hombre muy inteligente, en 1975 iba a ser el aniversario de la Policía Nacional, cuando lanzó una campaña de expectativa, donde decía: “El próximo domingo es el aniversario de la Policía Nacional, vayamos todos al estadio a homenajear a los uniformados”. Todas las emisoras siguieron y apoyaron la campaña. El matutino quiteño, El Comercio, en primera página tituló: “Siguiendo la iniciativa de Carlos Rodríguez Coll, hay que hacer este homenaje”. Todos los oficiales conocían a los locutores de “Goles y Recuerdos”. Eso se notó en uno de los programas que tenía una sintonía amplia la T Grande de Quito, “Cante Usted si Puede”. Un comisario de policía se acercó al joven locutor y dijo su nombre: “señor Estrella, qué gusto saludarle”.

Estos eventos especiales de la estación quiteña se desarrollaban en febrero, cerca del aniversario de la radio, arrancaba a las 10:00, de lunes a viernes, porque el sábado se emitía “La Hora Sabrosa”, cuenta Víctor Estrella, quien iba a cumplir 21 años, cuando le incorporaron a una de las voces más reconocidas y queridas del Ecuador, Pepe Granizo Cisneros, quien previamente estuvo en Colón y Gemas”.

En esos años, la situación económica era muy difícil, para los gremios deportivos.  El entonces alcalde de Quito, Sixto Durán Ballén, para financiar a la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP) hizo una campaña denominada “Vayamos todos al cine”. Los boletos de luneta pagaban un sucre de impuesto, porque era el sitio donde mejor se veía la película, era la parte baja del cine. Las personas que compraban los tiques de galería solo costeaban cinco reales. Todo el dinero estaba destinado a la CDP.  El periodista venezolano destaca la calidad humana y profesional de Sixto Durán Ballén, quien luego fue presidente de la República del Ecuador.

En su estancia en Ecuador, el deporte intercolegial estaba en su apogeo. Recuerda que un día, con el también periodista deportivo, ya fallecido, Fausto Zambrano Zúñiga, iban a cubrir en el Colegio Americano, la final intercolegial entre el Mejía y el Juan Montalvo.  “Eran unos enfrentamientos deportivos y de puños”. Los jóvenes reporteros presentaron sus carnés, al portero del establecimiento, quien los detiene y les insiste que hay que pagar. En ese momento le contestan que son periodistas de Radio Tarqui y del matutino quiteño El Tiempo. Al verles les contesta, “pero no parecen a los dos se los ve “guambritos”.

Víctor no solo cubrió eventos deportivos, a mediados de la década del 70 del siglo anterior, cuando estaba en Radio Tarqui, hubo un hecho que conmovió a los habitantes de Quito, cuando apareció un cadáver descuartizado en los alrededores de la Plaza de San Francisco. Le tocó transmitir en vivo.

En Quito se realizó los partidos de la Copa Libertadores: LDU, Nacional, Galicia y Portuguesa. A la capital ecuatoriana llegó un locutor de origen portugués, Lenin de Oliveira, quien habló con Carlos Rodríguez Coll, para que le sugiera el nombre de una persona para que realice los comentarios; el relator manabita pensó en Víctor Estrella, a quien le fue muy bien en la tarea encomendada. En ese momento, el comunicador deportivo extranjero le pidió su número de teléfono.

Paso un buen tiempo cuando en agosto de 1977, Lenin de Oliveira le llamó desde Venezuela, para comunicarle que había comprado una pequeña emisora, “Yo te puedo ofrecer unos dos mil bolívares”, en esa época era como 600 o 700 dólares mensuales. Víctor no iba a pagar el hospedaje porque su papá vivía en Caracas. Le envío los pasajes aéreos y retornó a su país.

Asegura que lo más difícil fue cómo le iba a comunicar al locutor manabita sobre su decisión. En ese momento se le ocurrió decir, que le tocaba cumplir el servicio militar allá, por eso le iba a pedir una licencia de tres a cuatro meses o un poco más. Carlos Rodríguez Coll le insistió “vaya, vaya. Tiene dinero me preguntó”. Le dio para el camino 100 dólares de regalo.

Cuando llegó a Venezuela laboró en Radiolandia, Aeropuerto, 1300 AM, Metropolitana. Asegura que el fútbol en Venezuela ha crecido desde hace unos 15 años, una muestra de ello es que en Ecuador es muy conocido César Farías, técnico venezolano, que le hizo campeón al papá Aucas.

El cambio que se dio en su vida se produjo hace 25 años, cuando uno de los jugadores más queridos y recordados de la Vinotinto, Walter Stipa, le pidió que sea el jefe de relaciones públicas de la cadena Marriot en Venezuela. Víctor lo conoció a este personaje desde que llegó a Caracas.

El acercamiento con el comunicador llanero se dio porque el portal Voces de mi Ciudad de Ecuador, que investiga sobre las voces de la radio y la comunicación, subió una foto donde estaban el general Guillermo Rodríguez Lara, con Carlos Efraín Machado, Edgar Álvarez Mejía y había un joven de unos 18 o 20 años, que resultó ser Víctor Estrella, una gran voz que participó en la radio quiteña. Estaba con un pantalón azul marino, una chaqueta blanca, camisa azul clara y corbata azul. Esa foto tiene 50 años y le trae muchos recuerdos de su paso por las emisoras ecuatorianas. Actualmente, todos los domingos colabora con los resultados del fútbol venezolano, en el programa del presidente de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha, Pepe Granizo Cisneros, “Su Majestad el Futbol”, a través de Radio Cobertura, 104.1 FM.

Tiene dos hijos: Jhony Alberto, que se casó con una hija de chinos, pero que vive en Hong Kong; y su hija Doris Beatriz, quien tiene una hija de 18 años, vive en Utah, Estados Unidos. Con su esposa Beatriz, cumplieron 43 años de casados. Al periodista venezolano hace unas semanas le operaron de cálculos renales, poco a poco se está recuperando.

Hasta hace 10 años trabajó en radio. Siente nostalgia por la época de oro de la radio, cuando fue parte de las voces más importantes del Ecuador. Sin embargo, su país también lo recibió con los brazos abiertos, ha formado su familia, tiene un empleo, que le permite vivir tranquilo. Aunque extraña “La Mitad del Mundo”, sobre todo la comida, no se olvida del mote con fritada, el hornado, el tostado, los llapingachos, el ceviche, la guatita de la Benalcázar. No come el cuy, es lo único que no pudo degustar, aunque su abuelita, Josefina Burbano de Estrella, le exigía que lo haga.

De Venezuela a Ecuador

Víctor cuenta que su papá como era auditor de la Pepsi Cola en Ecuador, lo trasladaron a Barcelona, Anzoategui, al oriente de Venezuela, porque había una sola fábrica de la gaseosa en Caracas y querían expandirla. En ese lugar cumplía igualmente con las funciones de auditor general y jefe de finanzas. Víctor y su hermano menor, Pedro Enrique, del segundo matrimonio de su padre, nacieron en el país llanero. El trabajo de su papá les permitió vivir bien económicamente.

Son seis hermanos: María de Lourdes, Ana Margarita, Carmen Del Pilar (+), Mónica Isabel, Eduardo Enrique (+) y Víctor, por esas cosas de la vida sus padres se divorciaron y su mamá regresó al Ecuador, con sus hijos, los cuatro menores. Se fueron a vivir en la casa de los abuelos paternos: Víctor Manuel Estrella y Josefina Burbano, en el barrio de San Juan, el balcón de Quito.

En 1966, Jorge Víctor Estrella tenía nueve años y le tocó adaptarse a la nueva realidad económica, a pesar de que llevaron algunas cosas que eran una novedad en aquella época: un televisor gigante de 19 pulgadas. Mucha gente del sector aprovechaba las visitas, para ver al novedoso aparato y la programación en los escasos canales de la época.

Terminó la primaria en la Escuela 6 de Diciembre, al norte de la capital e ingresó al Colegio Mejía. Es de la promoción 1972 – 1973, era portero de la segunda categoría del plantel. Estaba en cuarto año cuando escuchaba a Carlos Rodríguez Coll, que era un ídolo del relato deportivo. Víctor se sentaba en las gradas del establecimiento y narraba los partidos cuando jugaba la selección de basquetbol.

Un día su compañero, Jorge Andrade, a quien le decían Beethoven le escucha y le dice: “oye reprisas bien”, eso al referirse de que relataba bien.  Otros compañeros se acercaron y enfatizaban “oye, locutas chévere…”. Víctor le ponía sazón, al poner apodos a los jugadores, pero su relato era claro y directo, además de la excelente voz y dicción, decían sus compañeros…

Radio Metropolita y Eduardo Loza Cabrera

Su ingreso a los medios de comunicación se debió a una sugerencia de un amigo, quien le indica que, en Radio Metropolitana, administrada por el periodista Eduardo Loza Cabrera, recibían locutores jóvenes, porque tiene transmisiones de fútbol permanentes. Le insistió que, aunque no pagan mucho, pero debía aprovechar la oportunidad. Víctor recibía 300 sucres al mes, era como 15 dólares al mes, de aquella época.

El primer día en la radio le dieron una gira por las instalaciones, cómo eran los equipos, quienes eran los operadores y locutores. De pronto vio en la cabina a Eduardo Loza Cabrera, Eduardo Flor Andrade y Manuel Díaz, quien era el locutor comercial; había otra persona que cubría camerino. En ese momento Eduardo Loza le dice que él no paga, pero sí enseña, pero tienen algunos beneficios, como ingresar gratis al fútbol. Parece que por allí pasaron algunas otras voces, que ya estaban en otras radios, indica Víctor. Todo fue bonito, al principio hablaba poquito. Cuando debutó, le preguntaban desde la cabina: “Haber el cambio”, y Víctor contestaba, “si señor va a salir tres pulmones Domínguez, y entra Carlitos Acuña…”. Eso era una felicidad indescriptible, escuchar su voz a través de la radio.

LDU-Everest, Óscar Subía  y Roberto Sussman

Era un viernes tarde de 1974, se jugaban tres partidos, porque el domingo había un congreso eucarístico en el Estadio Olímpico Atahualpa. Uno de los enfrentamientos que se dio fue entre Liga Deportiva Universitaria – Everest. Le pidieron de la radio que vaya al vestuario de Liga Deportiva Universitaria: “serénese, hable no suavecito, no se me atore, si se pone nervioso, póngase tranquilo, nosotros lo vamos a apoyar”, le indicaron. Al otro compañero, Víctor Juventino Campoverde, lo mandaron al vestuario del Everest.

A Víctor le tocó entrevistar al mundialista uruguayo, Óscar Subía, pero el joven periodista temblaba; el futbolista se dio cuenta de la situación y cogió el micrófono. Le contestaba e igual le ponía el micrófono al joven, para que le haga las preguntas. Los nervios le ganaron, pero en ese lugar pudo conocer la parte humana del jugador.

En ese momento se sentó junto a Roberto Sussman, futbolista manabita, quien se reía, Víctor pensó que el jugador se estaba burlando de él, pero no era así. Inmediatamente el centrocampista le puso la mano en el hombro y le insistió: “dale que a todos nos pasó lo mismo. Al futbolista, cuando le dicen mañana debutas, no duerme de emoción y cuando ve al público tirando petardos, cohetes o gritando, uno dice, mejor no hubiera venido de lo nervioso que estoy. Dale tú tienes condiciones y llegarás lejos”. Desde ahí entabló una gran amistad con el jugador manabita. Ese fue el apoyo emocional que necesitaba y siguió firme.

La Revista Aucas, Juan Reyes Daza, Quesos Mancheno y Casa Vivanco

Víctor estaba bien en la radio, pero en Metropolitana le dijeron que ya no había dinero, además hubo un relevo generacional a otros muchachos nuevos. “Lo que pasa es que cuando uno aprende, ya quiere ganar un poquito más, puede ser dinero, experiencia o quizá las dos cosas”.

Un día en el Estadio Olímpico Atahualpa, Juan Reyes Daza, de la Revista Aucas, le pide que “empiece a escribir algunas cositas para la revista”, así lo hizo. Además, le indicó que se busque “un cintillito para un anuncio, para que se financié”. En esa época era muy conocido un local que se llamaba “Quesos Mancheno”, el papá de un amigo del colegio de Víctor era ejecutivo y le dio el apoyo publicitario, costaba 300 sucres.

El joven comunicador estaba muy emocionado por el logro, pero también acudió a otro amigo, que era hijo del propietario de Casa Vivanco. Le explicó que la media página costaba 500 sucres y la página entera 1000 sucres. El señor Vivanco le dice, “te voy a dar el auspicio, pero con una condición. Cuando escribas no hables mal en la radio, no le insultes a mi liguita”.

Juan Reyes Daza le daba el 40 por ciento de comisión por la publicidad, con eso ya se financiaba. El pasaje costaba un sucre y los niños pagaban cuatro reales. La Revista estaba frente a la Plaza Arenas, en ese lugar almorzaban mote con fritada, tortillas con caucara, costaba 7 sucres. Cuando se extendía la jornada laboral, el propietario de la Revista Aucas les brindaba una cola con un buen sánduche. “Era un ambiente familiar y agradable, el tiempo pasaba rápido”.

Las radios Éxito, Atahualpa y Tarqui

Juanito Reyes Daza era un hombre que motivaba y deseaba que los nuevos talentos de la comunicación crezcan y se desarrollen. Un día le día le insiste a Víctor: “no dejes la radio”, por ello ingresa a Radio Éxito, del radiodifusor carchense, José María Rodríguez Santander, pero lamentablemente la situación económica no era muy buena y la publicidad no había, porque después de los Juegos Deportivos Nacionales todo cambió en el tema de publicidad y Eduardo Vásconez Viver, quien dirigía el espacio deportivo, tuvo que cerrar el grupo, por falta de financiamiento.

De Éxito pasó a Atahualpa con Edgar Álvarez Mejía, quien era jefe de Relaciones Públicas del Instituto Geográfico Militar. Ahí estaba como comentarista Edelberto Proaño, que trabajaba en el Juzgado del Trabajo. Un día su amigo, el futbolista que vive en los Estados Unidos, Jorge Ayala, le anima, para que hable con el locutor manabita, Carlos Rodríguez Coll, porque Darío Miranda Sandretti, había salido de Radio Tarqui a Emisoras Gran Colombia y necesitan alguien para que transmita desde el vestuario y conduzca el programa de la mañana. Ahí se inició otra etapa en la vida del joven venezolano.

Música y Goles, Carlos Rodríguez Coll y Gustavo Herdoiza León

Llegó a Radio Tarqui y se encontró con Carlos Rodríguez Coll, quien le pidió que cubra camerino. “Le voy a dar la oportunidad este domingo, en el clásico Liga – Aucas”. LDU era campeón en 1974 y Aucas no andaba mal tampoco, era un partido que generaba mucho interés.

Víctor se encomendó a todos los santos, para que todo le salga bien. El locutor manabita le pide que pase por su oficina en las Torres de la Colón, piso 1, oficina 2. “Pase por ahí, porque quiero hablar con usted”. El diálogo se dio y al finalizar la conversación le reitera: “Mire joven, a mí si me interesa su trabajo. Quisiera que usted me ayude en el programa de la mañana Música y Goles, porque el del mediodía se llama Goles y Recuerdos”. Le sugirió que no lea periódico. “Si lo hace solo comente la noticia, pero no la lea. Le vamos a probar esta semana”. Le dio una grabadora y empezó este trajinar en el periodismo deportivo. Víctor no era lento, pero si tenía la voz muy suave. Una mañana el propietario de la estación, Gustavo Herdoiza León, le preguntó, “usted va a estar en ese programa”, Víctor le contestó que sí.

El Maestro Juanito le recomendó lo siguiente: “Póngale fuerza a la voz, haga buenas entrevistas y ponga buena música, porque yo lo noto un poquito lento”. Para Víctor fue una seria advertencia. Al siguiente día inició con energía, pero sin gritar: “Escuchemos el tango… Ayer conversamos con Vinicio Ron el goleador, del Nacional… Escuchemos que nos dijo para Radio Tarqui…”.

Al terminar el programa, nuevamente se encuentra con el profesor Gustavo Herdóiza León, quien le felicitó, porque el programa había sido un éxito. “Espero que siga cada día mejor”. Esas palabras le llevaron al cielo, le puso todo su esfuerza a los programas de la mañana y del medio día.

Carlos Rodríguez Coll tenía un genio que no toleraba errores, un carácter fuerte, pero era el maestro de maestros. Un compañero operador de Radio Taqui, Eduardo Velásquez, que hacía el programa con él en la mañana, le dice, “oye, ayer que te fuiste, el jefe, don Gustavo, le dijo a la señora Olguita, su esposa, lo siguiente. “Qué manera de progresar de este muchacho, la verdad es que me dejó sorprendido de su avance. Es bárbaro”.

Carlos Rodríguez Coll y el aniversario de la Policía Nacional

Carlos Rodríguez Coll era un hombre muy inteligente y conocido, no solo en el medio periodístico, sino por los ciudadanos. Cuando fue el aniversario de la Policía Nacional, en 1975, lanzó una campaña de expectativa, donde decía: “Desde el próximo domingo, que es el aniversario de la Policía Nacional, vayamos todos al estadio a homenajear a los uniformados, porque ellos brindan seguridad en los estadios y las calles. Cuando los eventos deportivos inician a las 09:00, ellos llegan a las 08:00, muchas veces con sol y lluvia muy fuertes. Son los que guardan el orden. Cierto es que hay gente que no los quiere, pero eso no importa, porque por ellos hay seguridad en los estadios, en el descanso del partido estelar, siempre desfilan las motos de la Policía. Es hora de darles un aplauso grande”. El programa de 12:30 a 13:30 tenía una sintonía total en Quito.

¿Está usted de acuerdo Víctor y Pepe Granizo? los dos contestaron que les parecía una buena iniciativa. Inmediatamente el martes todas las emisoras empezaron con la campaña. Diario El Comercio en primera página tituló: “Siguiendo la magnífica iniciativa de Carlos Rodríguez Coll, hay que hacer este homenaje”. AFNA le dio cinco mil sucres a la Policía Nacional, era un apoyo para renovar unos consultorios médicos en el Regimiento Quito.

El periodista venezolano cuenta que, en esos años, cada emisora de Quito entregaba medallas a los mejores jugadores de las tripletas, este homenaje era auspiciado por las pilas Rayovac o Eveready. Carlos y Víctor bajaban a entregar el reconocimiento, de pronto se encuentran con unos cinco oficiales de la Policía Nacional, por el pasillo que salía a la cancha, quienes le saludan con mucho respeto “al hombre que televisaba el fútbol”, pero también se acercan a saludarle a él y le dicen: “Señor Víctor Estrella, qué gusto” y le dan la mano. Son cosas que da solo la radio, insiste el periodista.

“Cante Usted su puede” y el ingreso de Pepe Granizo, la voz del relato deportivo

“Cante Usted si Puede”, era uno de los más programas más sintonizados de la Radiodifusora Tarqui. Una noche, Víctor, va a la platea de la emisora con unos amigos, para estar en el público. Un sobrino del comisario de policía participaba en el evento, cuando los jóvenes amigos salían de la presentación artística, de pronto el oficial se acerca y le saluda, “buenas noches, señor Estrella”. Víctor le contesta, “buenas noches señor Comisario”. El uniformado a modo de broma le pide que no juegue carnaval, porque lo van a tener que meter preso. Sus amigos sorprendidos, le dicen “es tu pana”. El periodista venezolano les contesta que no. La radio brindaba esas oportunidades en esa época, indica.

Este concurso se realizaba en febrero, arrancaba a las 10:00, de lunes a viernes, porque el sábado se emitía otro espacio de gran sintonía “La Hora Sabrosa”, donde los participantes contaban cachos o chistes. Se hacía la finalísima de “Cante Usted si Puede”, el día anterior al 27 de febrero, cuando se presentaba un programa especial, que casi siempre coincidía con carnaval. A las 13:00, se emitía un espacio de gran sintonía “La Sorpresa de la Una”, que tenía un éxito impresionante, porque la gente acudía a la radio con lo que pedían en el programa: un llavero, una gorra, un billete de cinco sucres…

Víctor Estrella iba a cumplir 21 años, cuando le incorporaron a la T Grande de Quito “a ese fenómeno del relato deportivo que es Pepe Granizo Cisneros, quien estuvo en Colón y Gemas”. Cuando llegó a Tarqui fue un complemento espectacular. El relator riobambeño elevó la sintonía en la T Grande de Quito. “Pepe narraba con una espectacularidad que se ganaba la admiración y respeto de los oyentes. Fue una época brillante de la radio”. En esa época también estaba Fabián Gallardo.

La foto, Guillermo Rodríguez Lara y los Juegos Nacionales

Voces de mi Ciudad, un portal que investiga sobre las voces de la radio y la comunicación de las décadas de los 50, 60, 70, 80 y 90, subió una foto donde estaban el general Guillermo Rodríguez Lara, con Carlos Efraín Machado, Edgar Álvarez Mejía y había un joven de unos 18 o 20 años, que resultó ser Víctor Estrella Bassante, una gran voz que participó en la radio quiteña. Estaba con un pantalón azul marino, una chaqueta blanca, camisa azul clara y corbata azul. Esa foto tiene 50 años.

Recuerda que esa imagen corresponde a la época cuando se iban a realizar los Juegos Deportivos Nacionales. La provincia de Chimborazo tenía equipos fuertes, pero no había dinero para participar en el evento deportivo. La visita de los miembros de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP), fue para ver si el general Guillermo Rodríguez Lara, podía ayudar, para que esa provincia sea parte de los juegos nacionales. En esta reunión también estuvo: Darío Miranda Sandretti.

Sixto Durán Ballén y “Vayamos todos al cine”

La situación económica era muy difícil, para los gremios deportivos, para lograr financiar a la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), el entonces alcalde de Quito, Sixto Durán Ballén, realizó la campaña: “Vayamos todos al cine”.

En los boletos de luneta se puso un impuesto, de un sucre por cada boleto, porque era el sitio donde mejor se veía la película, era la parte baja del cine. Las personas de galería pagaban cinco reales adicionales, este dinero era destinado para la CDP. La solidaridad gremial era fuerte, los periodistas deportivos se unieron a la campaña en las radios. Era frecuente escuchar. “Recuerda el compromiso de todo buen quiteño, para los Juegos Nacionales… Quiteño si quieres a la provincia de Pichincha, ve al cine”. La gente apoyaba e iba de manera masiva. El sucre en luneta y los cincuenta centavos en galería, ayudaron para esa etapa difícil para el deporte. Fueron iniciativas voluntarias y los ciudadanos apoyaban, recuerda.

Sixto Durán Ballén fue el invitado de honor a la inauguración de los II Juegos Nacionales, en noviembre de 1974. Víctor destaca que quien luego fue presidente de la República, era un hombre muy educado y excelente persona.

En una ocasión, a la salida de un evento deportivo, el político de derecha venía con unos policías municipales, por los túneles hacia la tribuna del Estadio Olímpico Atahualpa y se salía a la calle. Víctor se acercó con la grabadora y el policía de seguridad, intentó detenerle, para apartarlo; el arquitecto Durán Ballén le hizo un gesto al uniformado, para que se detenga, porque el periodista estaba haciendo su trabajo.

Fausto Zambrano Zúñiga y “los guambritos”

Víctor Estrella y el periodista Fausto Zambrano Zúñiga se dirigían, para cubrir una final intercolegial en el colegio Américano, entre el Mejía y el Juan Montalvo, eran unos enfrentamientos deportivos y de puños. Al llegar, los jóvenes sacaron los carnés de sus respectivos medios de comunicación, le presentaron al portero, quien les reclamó qué paguen la entrada. Fausto le insiste que lea, porque son periodistas de diario El Tiempo y Radio Tarqui. El portero les regresa a ver y les dice. “Chuta es que son guambritos, más bien parecía que querían entrar gratis”.

Fausto era un conocido comunicador deportivo que estuvo en la Nueva Emisora Central y otros medios. Se caracterizaba por escribir directo, eso le ocasionó algunos impases con la gente de la dirigencia deportiva, indica Víctor. Además, tenía una columna en la revista Estadio llamada Secretos quiteños.

La René y un hecho que sacudió a Quito

Víctor laboraba en Radio Tarqui, cuando hubo un hecho que conmovió a los habitantes de Quito, apareció un cadáver descuartizado en los alrededores de la Plaza de San Francisco. El periodista vivía con su mamá en Pomasqui, tomó el bus Mitad del Mundo, se bajó a la altura de El Tejar. Llevaba su grabadora, porque a las 07:45 debía estar en la radio para ir al estadio, en la camioneta del profesor Gustavo Herdoiza, porque a las 08:30 iniciaba la tripleta en el Coloso de El Batán. Al bajar caminando, mira a un grupo grande de gente cerca de la pila, elementos de la Policía Nacional no permitían que la gente se acerque.

Víctor pregunta ¿Qué pasó? Un señor le responde, “creo que encontraron un muerto, un descuartizado…”. El joven se acerca y un uniformado le insiste: “usted no puede pasar, yo soy detective del SIC y usted no pasa”. El comunicador le contesta que es periodista de Radio Tarqui, “aquí está mi grabadora y yo voy a dar esta información”. Otro policía le explica que hubo un reporte, denunciando que se encontró un costal de donde estaba saliendo sangre. Lo abrieron y encontraron un tronco humano. La denuncia la habían recibido a las 06:30. El uniformado no quiso hablar para la radio, porque no estaba autorizado para hacerlo.

El reportero corrió hacia la radio, que estaba ubicada en la calle Benalcázar, en un local provisional. Cogió el teléfono y le llamó al profesor Gustavo Herdoíza, a quien le contó lo que sucedía. El propietario de la T Grande de Quito le indica, “tíreme esa información ya”, así lo hizo.  “Hace pocos minutos nos dirigimos a la emisora a realizar nuestro trabajo”. La locución era más lenta, para que no salga muy deportiva, sino informativa. “Vimos un fuerte movimiento en la pileta de San Francisco, que estaba rodeada por efectivos del Servicio de Investigación Criminal SIC. Lo que pudimos recabar es que se encontró un cuerpo humano mutilado… Tremenda noticia, todos corrieron al lugar, incluido El Comercio”, comenta.

Era un chico, que vivía por el lugar y le llamaban La René. Parece que esa noche tuvo problemas con unos tipos, lo vieron pasar y lo mataron, el resto del cuerpo apareció poco a poco, cuando les arrestaron a los involucrados. La dueña de casa insistía que el joven asesinado era muy tranquilo, nunca se metía con nadie, era un buen muchacho.

En la tarde en el vespertino Ultimas Noticias, salió un titular que aseguraba que, en la emisora de Gustavo Herdoiza León se dio la primicia del caso de la René, que era un joven de unos 22 años, que vivía bajando la iglesia de San Juan. Mientras que, a Víctor, que fue quien dio la información no le nombraron.

Copa Libertadores: LDU, Nacional, Galicia y Portuguesa

El joven periodista tenía 21 años, cuando dijo “yo tengo que tomar una decisión, acá estoy haciendo poco, pero si tengo la ventaja de migrar y regresar a Venezuela me voy”. Justo se dio una Copa Libertadores: LDU, Nacional, Galicia y Portuguesa. En esa época los venezolanos no daban prioridad a este deporte, enviaban a una sola persona para que narre y en el país que se desarrollaba el partido, se buscaba una persona que comente, porque los comerciales se transmitían desde Caracas.

A Quito llegó un locutor de origen portugués, Lenin de Oliveira, quien habló con Carlos Rodríguez Coll, para que le sugiera el nombre de una persona para los comentarios, el locutor manabita pensó en Víctor Estrella. Cuando terminó su trabajo, el periodista extranjero, le pagó 200 dólares, que eran como seis mil sucres, porque el dólar estaba a treinta sucres. Le fue muy bien en la transmisión, por ello Lenin de Oliveira le pidió su número de teléfono, porque “a mí me interesa contactarte”, le insistió. Seguía en Tarqui, pasó el tiempo y nadie lo llamaba, cuando luego de unos dos años el timbre del auricular sonó y era de Venezuela.

Lenin de Oliveira Venezuela

En agosto de 1977, Lenin de Oliveira le llamó desde Venezuela, para comentarle que compró una pequeña emisora, Radio Aeropuerto, que transmitía los partidos de fútbol. “Yo te puedo ofrecer un trabajo y un sueldo, pero primero debes sacar la certificación de locutor que dura dos años”. El pago era bueno, dos mil bolívares; en esa época era como 600 o 700 dólares mensuales. No iba a pagar el hospedaje porque su papá vivía en Caracas. El empresario de la radio le envío los pasajes aéreos.

Ahora estaba lo más difícil ¿Cómo le dice a Carlos Rodríguez Coll que retornaba a su país? Ahí se le ocurrió decir, que le tocaba el servicio militar allá, por eso le iba a pedir una licencia de tres a cuatro meses o un poco más. “Vaya, vaya”, le dijo, al tiempo que le preguntó, si tenía dinero. Le dio para el camino 100 dólares de regalo.

En Venezuela caminó bien la situación, porque sacó el certificado, para ejercer como locutor, caso contrario no podía hacerlo. Se inscribió en el Instituto Nacional de locutores e ingresó a la universidad, siguió la carrera de comunicación y aprobó.

La radio en Venezuela, el fútbol y Walter Stipa

Cuando llegó a Venezuela laboró de Radiolandia, Aeropuerto, 1300 AM, Metropolitana. Ha transmitido varias Copas Libertadores, a través de Radio Nacional de Venezuela, Italia 90; Italia 98 por la Cadena Radial FM de San Cristóbal.

Indica que el fútbol en Venezuela desde hace unos 15 años ha crecido en Venezuela, una muestra de ello es que en Ecuador es muy conocido César Farías, técnico venezolano, que le hizo campeón al papá Aucas.

Por esas cosas de la vida, cuando llegó a Caracas conoció a uno de los jugadores más queridos y recordados de la Vinotinto, Walter Stipa, que era de una de las familias italianas más reconocidas de su país, quien compró hace 25 años, los derechos de la cadena Marriot en Venezuela. Víctor es el jefe de Relaciones Públicas, por ello viaja seguido a Aruba, con su esposa Beatriz, con quien tiene 43 años de casados. Le ha ido bien en esta empresa, por eso tiene buena amistad con los propietarios de los derechos de Marriot en Ecuador, Juan El Juri, hijo. Hasta hace 10 años laboró en la radio.

A pesar de la tener una vida estable en Venezuela, Víctor Estrella todavía recuerda a los amigos que dejó en el Ecuador, recorre en su mente los lugares donde fue feliz en la Carita de Dios.

Iliana Cervantes Lima

Voces de la RadioVíctor Estrella Bassante, la voz venezolana que fue parte de la radio quiteña

Foto: Izquierda y derecha inferior, en 1982 en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en La Habana, con el entrenador del equipo de fútbol de Venezuela Manuel Plasencia. Derecha superior, en 1974, con Carlos Machado (+) y Edgar Álvarez Mejía, en una rueda de prensa del presidente de la República, general Guillermo Rodríguez Lara.

Tiene 68 años. Nació en Venezuela, pero sus inicios en la radio y la comunicación las realizó en Quito, porque sus padres son ecuatorianos.  Fue parte de las radios Metropolitana, Éxito y Tarqui. Fue periodista de la Revista Aucas, cuando estaba dirigida, por Juan Reyes Daza.

Sus referentes en la radiodifusión ecuatoriana son: Carlos y Alfredo Rodríguez Coll, Pepe Granizo Cisneros, Wilson Robalino Ruiz, Patricio Toro Campaña y Jorge “El Chino” Carrera. Recuerda con nostalgia a don Gustavo Herdóiza León, cuando dirigía el apagón, que era parte de los hogares ecuatorianos en fin de año. Trabajó con los técnicos Rodrigo Ruiz y Pepe Borja Bedoya, quienes sacaban la transmisión de dónde sea y cómo sea, hubo muchas peripecias, pero al final el resultado era positivo.

José Víctor Estrella Bassante vivió en San Juan, en la casa de sus abuelos paternos, que estaba ubicada en la calle Caldas y Cotopaxi, a una cuadra de las instalaciones de la fábrica de la Pepsi Cola, por el parque Matovelle; luego se trasladó a otros sectores de la capital ecuatoriana: Belisario Quevedo, La Vicentina, La Gasca, hasta que por la salud de su mamá se ubicaron en Pomasqui, que en esa época era lejos de la parte urbana de Quito. Luego arrendaron un departamento por el colegio Aeronáutico. Era la apoca cuando los amigos y compañeros del Mejía se visitaban en las casas. Es hijo de Mariano Enrique Estrella, de Quito; y Graciela Bassante, de Sangolquí. Son seis hermanos.

Entre los amigos que tuvo están los jugadores Roberto Sussman a quien siempre lo recuerda con cariño, por su calidad humana; El Coco Mantilla, Vinicio Ron… Cuando estaba en el país conoció al técnico del Aucas, Rubén Garcete, un paraguayo que recuperó al equipo, pero no logró llevarlo al campeonato; el profesor Roque Gastón Maspole que entrenó el Nacional; Leonel Montoya, un personaje muy querido por la afición y fue técnico de Liga Deportiva Universitaria; así como también a jugadores como Elías Figueroa de Chile. Asegura que el fútbol le dejó millones de amigos.

Le entrevistó Diego Armando Maradona en 1985 y al capitán de la albiceleste, Daniel Pasarella; así como al ecuatoriano, Jorge Delgado, luego que quedó cuarto en las Olimpiadas de Munich 1972, en los 200 mariposa.

Cuando vivió en el Ecuador, su paso por Radio Metropolita, gerenciada por Eduardo Loza Cabrera, se dio porque su compañero de colegio, Jorge Andrade, a quien le decían Beethoven, que ahora es ingeniero graduado de la escuela Politécnica, le insistía siempre que locute.  Cuando ya estaba en la estación, le tocó ir al estadio Olímpico Atahualpa, al partido: LDU-Everest, ahí conoció al mundialista paraguayo, Óscar Subía; y al futbolista manabita, Roberto Sussman.

Luego pasó a la Revista Aucas de Juan Reyes Daza, donde se financió con el auspicio de Quesos Mancheno y Casa Vivanco.En esa temporada Juanito Reyes Daza le dice: “no dejes la radio”, por ello ingresa a Éxito del radiodifusor carchense, José María Rodríguez Santander. Lo llevó el periodista deportivo Eduardo Vásconez Viver, otro referente de la comunicación. Lamentablemente este proyecto fue corto, porque la publicidad, para financiar el espacio, no era muy buena.De “La Radio que más quiere y sirve a Quito”, pasó a Atahualpa, con Edgar Álvarez Mejía, quien era jefe de Relaciones Públicas del Instituto Geográfico Militar. Ahí estaba como comentarista Edelberto Proaño, que trabajaba en el Juzgado del Trabajo. Estuvo poco tiempo.

Un día su amigo, el futbolista del Atahualpa y España, que vive en los Estados Unidos, Jorge Ayala, le anima, para que hable con el locutor manabita, Carlos Rodríguez Coll, porque Darío Miranda Sandretti, había salido de Radio Tarqui a Emisoras Gran Colombia. Necesitaban un locutor para cubrir vestuario y para conducir el programa de la mañana.

Llegó a la T Grande Quito y se encontró con “El Hombre que televisaba el Fútbol”, quien le pidió que cubra camerino. “Le voy a dar la oportunidad este domingo”, era el clásico Liga – Aucas. LDU se coronó campeón en 1974. Aucas no andaba mal tampoco.

En los primeros días al aire, el propietario de la estación, Gustavo Herdoiza León, le pregunta “usted va a estar en ese programa”, Víctor le contesta que sí. El Maestro Juanito le recomendó lo siguiente: “Póngale fuerza a la voz, haga buenas entrevistas y ponga buena música, porque yo lo noto un poquito lento”. Para Víctor fue una seria advertencia. Al día siguiente se preparó de la mejor manera, al terminar su espacio, el propietario de la estación, le felicitó, porque el programa había sido un éxito. El operador de Radio Tarqui, Eduardo Velásquez, que hacía con él, el programa de la mañana, “Música y Goles”, le comenta, “ayer que te fuiste, el jefe, don Gustavo y la señora Olguita, su esposa, estaban conversando y destacaban tu manera de progresar”.

Víctor Estrella cuenta que Carlos Rodríguez Coll era un hombre muy inteligente, en 1975 iba a ser el aniversario de la Policía Nacional, cuando lanzó una campaña de expectativa, donde decía: “El próximo domingo es el aniversario de la Policía Nacional, vayamos todos al estadio a homenajear a los uniformados”. Todas las emisoras siguieron y apoyaron la campaña. El matutino quiteño, El Comercio, en primera página tituló: “Siguiendo la iniciativa de Carlos Rodríguez Coll, hay que hacer este homenaje”. Todos los oficiales conocían a los locutores de “Goles y Recuerdos”. Eso se notó en uno de los programas que tenía una sintonía amplia la T Grande de Quito, “Cante Usted si Puede”. Un comisario de policía se acercó al joven locutor y dijo su nombre: “señor Estrella, qué gusto saludarle”.

Estos eventos especiales de la estación quiteña se desarrollaban en febrero, cerca del aniversario de la radio, arrancaba a las 10:00, de lunes a viernes, porque el sábado se emitía “La Hora Sabrosa”, cuenta Víctor Estrella, quien iba a cumplir 21 años, cuando le incorporaron a una de las voces más reconocidas y queridas del Ecuador, Pepe Granizo Cisneros, quien previamente estuvo en Colón y Gemas”.

En esos años, la situación económica era muy difícil, para los gremios deportivos.  El entonces alcalde de Quito, Sixto Durán Ballén, para financiar a la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP) hizo una campaña denominada “Vayamos todos al cine”. Los boletos de luneta pagaban un sucre de impuesto, porque era el sitio donde mejor se veía la película, era la parte baja del cine. Las personas que compraban los tiques de galería solo costeaban cinco reales. Todo el dinero estaba destinado a la CDP.  El periodista venezolano destaca la calidad humana y profesional de Sixto Durán Ballén, quien luego fue presidente de la República del Ecuador.

En su estancia en Ecuador, el deporte intercolegial estaba en su apogeo. Recuerda que un día, con el también periodista deportivo, ya fallecido, Fausto Zambrano Zúñiga, iban a cubrir en el Colegio Americano, la final intercolegial entre el Mejía y el Juan Montalvo.  “Eran unos enfrentamientos deportivos y de puños”. Los jóvenes reporteros presentaron sus carnés, al portero del establecimiento, quien los detiene y les insiste que hay que pagar. En ese momento le contestan que son periodistas de Radio Tarqui y del matutino quiteño El Tiempo. Al verles les contesta, “pero no parecen a los dos se los ve “guambritos”.

Víctor no solo cubrió eventos deportivos, a mediados de la década del 70 del siglo anterior, cuando estaba en Radio Tarqui, hubo un hecho que conmovió a los habitantes de Quito, cuando apareció un cadáver descuartizado en los alrededores de la Plaza de San Francisco. Le tocó transmitir en vivo.

En Quito se realizó los partidos de la Copa Libertadores: LDU, Nacional, Galicia y Portuguesa. A la capital ecuatoriana llegó un locutor de origen portugués, Lenin de Oliveira, quien habló con Carlos Rodríguez Coll, para que le sugiera el nombre de una persona para que realice los comentarios; el relator manabita pensó en Víctor Estrella, a quien le fue muy bien en la tarea encomendada. En ese momento, el comunicador deportivo extranjero le pidió su número de teléfono.

Paso un buen tiempo cuando en agosto de 1977, Lenin de Oliveira le llamó desde Venezuela, para comunicarle que había comprado una pequeña emisora, “Yo te puedo ofrecer unos dos mil bolívares”, en esa época era como 600 o 700 dólares mensuales. Víctor no iba a pagar el hospedaje porque su papá vivía en Caracas. Le envío los pasajes aéreos y retornó a su país.

Asegura que lo más difícil fue cómo le iba a comunicar al locutor manabita sobre su decisión. En ese momento se le ocurrió decir, que le tocaba cumplir el servicio militar allá, por eso le iba a pedir una licencia de tres a cuatro meses o un poco más. Carlos Rodríguez Coll le insistió “vaya, vaya. Tiene dinero me preguntó”. Le dio para el camino 100 dólares de regalo.

Cuando llegó a Venezuela laboró en Radiolandia, Aeropuerto, 1300 AM, Metropolitana. Asegura que el fútbol en Venezuela ha crecido desde hace unos 15 años, una muestra de ello es que en Ecuador es muy conocido César Farías, técnico venezolano, que le hizo campeón al papá Aucas.

El cambio que se dio en su vida se produjo hace 25 años, cuando uno de los jugadores más queridos y recordados de la Vinotinto, Walter Stipa, le pidió que sea el jefe de relaciones públicas de la cadena Marriot en Venezuela. Víctor lo conoció a este personaje desde que llegó a Caracas.

El acercamiento con el comunicador llanero se dio porque el portal Voces de mi Ciudad de Ecuador, que investiga sobre las voces de la radio y la comunicación, subió una foto donde estaban el general Guillermo Rodríguez Lara, con Carlos Efraín Machado, Edgar Álvarez Mejía y había un joven de unos 18 o 20 años, que resultó ser Víctor Estrella, una gran voz que participó en la radio quiteña. Estaba con un pantalón azul marino, una chaqueta blanca, camisa azul clara y corbata azul. Esa foto tiene 50 años y le trae muchos recuerdos de su paso por las emisoras ecuatorianas. Actualmente, todos los domingos colabora con los resultados del fútbol venezolano, en el programa del presidente de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha, Pepe Granizo Cisneros, “Su Majestad el Futbol”, a través de Radio Cobertura, 104.1 FM.

Tiene dos hijos: Jhony Alberto, que se casó con una hija de chinos, pero que vive en Hong Kong; y su hija Doris Beatriz, quien tiene una hija de 18 años, vive en Utah, Estados Unidos. Con su esposa Beatriz, cumplieron 43 años de casados. Al periodista venezolano hace unas semanas le operaron de cálculos renales, poco a poco se está recuperando.

Hasta hace 10 años trabajó en radio. Siente nostalgia por la época de oro de la radio, cuando fue parte de las voces más importantes del Ecuador. Sin embargo, su país también lo recibió con los brazos abiertos, ha formado su familia, tiene un empleo, que le permite vivir tranquilo. Aunque extraña “La Mitad del Mundo”, sobre todo la comida, no se olvida del mote con fritada, el hornado, el tostado, los llapingachos, el ceviche, la guatita de la Benalcázar. No come el cuy, es lo único que no pudo degustar, aunque su abuelita, Josefina Burbano de Estrella, le exigía que lo haga.

De Venezuela a Ecuador

Víctor cuenta que su papá como era auditor de la Pepsi Cola en Ecuador, lo trasladaron a Barcelona, Anzoategui, al oriente de Venezuela, porque había una sola fábrica de la gaseosa en Caracas y querían expandirla. En ese lugar cumplía igualmente con las funciones de auditor general y jefe de finanzas. Víctor y su hermano menor, Pedro Enrique, del segundo matrimonio de su padre, nacieron en el país llanero. El trabajo de su papá les permitió vivir bien económicamente.

Son seis hermanos: María de Lourdes, Ana Margarita, Carmen Del Pilar (+), Mónica Isabel, Eduardo Enrique (+) y Víctor, por esas cosas de la vida sus padres se divorciaron y su mamá regresó al Ecuador, con sus hijos, los cuatro menores. Se fueron a vivir en la casa de los abuelos paternos: Víctor Manuel Estrella y Josefina Burbano, en el barrio de San Juan, el balcón de Quito.

En 1966, Jorge Víctor Estrella tenía nueve años y le tocó adaptarse a la nueva realidad económica, a pesar de que llevaron algunas cosas que eran una novedad en aquella época: un televisor gigante de 19 pulgadas. Mucha gente del sector aprovechaba las visitas, para ver al novedoso aparato y la programación en los escasos canales de la época.

Terminó la primaria en la Escuela 6 de Diciembre, al norte de la capital e ingresó al Colegio Mejía. Es de la promoción 1972 – 1973, era portero de la segunda categoría del plantel. Estaba en cuarto año cuando escuchaba a Carlos Rodríguez Coll, que era un ídolo del relato deportivo. Víctor se sentaba en las gradas del establecimiento y narraba los partidos cuando jugaba la selección de basquetbol.

Un día su compañero, Jorge Andrade, a quien le decían Beethoven le escucha y le dice: “oye reprisas bien”, eso al referirse de que relataba bien.  Otros compañeros se acercaron y enfatizaban “oye, locutas chévere…”. Víctor le ponía sazón, al poner apodos a los jugadores, pero su relato era claro y directo, además de la excelente voz y dicción, decían sus compañeros…

Radio Metropolita y Eduardo Loza Cabrera

Su ingreso a los medios de comunicación se debió a una sugerencia de un amigo, quien le indica que, en Radio Metropolitana, administrada por el periodista Eduardo Loza Cabrera, recibían locutores jóvenes, porque tiene transmisiones de fútbol permanentes. Le insistió que, aunque no pagan mucho, pero debía aprovechar la oportunidad. Víctor recibía 300 sucres al mes, era como 15 dólares al mes, de aquella época.

El primer día en la radio le dieron una gira por las instalaciones, cómo eran los equipos, quienes eran los operadores y locutores. De pronto vio en la cabina a Eduardo Loza Cabrera, Eduardo Flor Andrade y Manuel Díaz, quien era el locutor comercial; había otra persona que cubría camerino. En ese momento Eduardo Loza le dice que él no paga, pero sí enseña, pero tienen algunos beneficios, como ingresar gratis al fútbol. Parece que por allí pasaron algunas otras voces, que ya estaban en otras radios, indica Víctor. Todo fue bonito, al principio hablaba poquito. Cuando debutó, le preguntaban desde la cabina: “Haber el cambio”, y Víctor contestaba, “si señor va a salir tres pulmones Domínguez, y entra Carlitos Acuña…”. Eso era una felicidad indescriptible, escuchar su voz a través de la radio.

LDU-Everest, Óscar Subía  y Roberto Sussman

Era un viernes tarde de 1974, se jugaban tres partidos, porque el domingo había un congreso eucarístico en el Estadio Olímpico Atahualpa. Uno de los enfrentamientos que se dio fue entre Liga Deportiva Universitaria – Everest. Le pidieron de la radio que vaya al vestuario de Liga Deportiva Universitaria: “serénese, hable no suavecito, no se me atore, si se pone nervioso, póngase tranquilo, nosotros lo vamos a apoyar”, le indicaron. Al otro compañero, Víctor Juventino Campoverde, lo mandaron al vestuario del Everest.

A Víctor le tocó entrevistar al mundialista uruguayo, Óscar Subía, pero el joven periodista temblaba; el futbolista se dio cuenta de la situación y cogió el micrófono. Le contestaba e igual le ponía el micrófono al joven, para que le haga las preguntas. Los nervios le ganaron, pero en ese lugar pudo conocer la parte humana del jugador.

En ese momento se sentó junto a Roberto Sussman, futbolista manabita, quien se reía, Víctor pensó que el jugador se estaba burlando de él, pero no era así. Inmediatamente el centrocampista le puso la mano en el hombro y le insistió: “dale que a todos nos pasó lo mismo. Al futbolista, cuando le dicen mañana debutas, no duerme de emoción y cuando ve al público tirando petardos, cohetes o gritando, uno dice, mejor no hubiera venido de lo nervioso que estoy. Dale tú tienes condiciones y llegarás lejos”. Desde ahí entabló una gran amistad con el jugador manabita. Ese fue el apoyo emocional que necesitaba y siguió firme.

La Revista Aucas, Juan Reyes Daza, Quesos Mancheno y Casa Vivanco

Víctor estaba bien en la radio, pero en Metropolitana le dijeron que ya no había dinero, además hubo un relevo generacional a otros muchachos nuevos. “Lo que pasa es que cuando uno aprende, ya quiere ganar un poquito más, puede ser dinero, experiencia o quizá las dos cosas”.

Un día en el Estadio Olímpico Atahualpa, Juan Reyes Daza, de la Revista Aucas, le pide que “empiece a escribir algunas cositas para la revista”, así lo hizo. Además, le indicó que se busque “un cintillito para un anuncio, para que se financié”. En esa época era muy conocido un local que se llamaba “Quesos Mancheno”, el papá de un amigo del colegio de Víctor era ejecutivo y le dio el apoyo publicitario, costaba 300 sucres.

El joven comunicador estaba muy emocionado por el logro, pero también acudió a otro amigo, que era hijo del propietario de Casa Vivanco. Le explicó que la media página costaba 500 sucres y la página entera 1000 sucres. El señor Vivanco le dice, “te voy a dar el auspicio, pero con una condición. Cuando escribas no hables mal en la radio, no le insultes a mi liguita”.

Juan Reyes Daza le daba el 40 por ciento de comisión por la publicidad, con eso ya se financiaba. El pasaje costaba un sucre y los niños pagaban cuatro reales. La Revista estaba frente a la Plaza Arenas, en ese lugar almorzaban mote con fritada, tortillas con caucara, costaba 7 sucres. Cuando se extendía la jornada laboral, el propietario de la Revista Aucas les brindaba una cola con un buen sánduche. “Era un ambiente familiar y agradable, el tiempo pasaba rápido”.

Las radios Éxito, Atahualpa y Tarqui

Juanito Reyes Daza era un hombre que motivaba y deseaba que los nuevos talentos de la comunicación crezcan y se desarrollen. Un día le día le insiste a Víctor: “no dejes la radio”, por ello ingresa a Radio Éxito, del radiodifusor carchense, José María Rodríguez Santander, pero lamentablemente la situación económica no era muy buena y la publicidad no había, porque después de los Juegos Deportivos Nacionales todo cambió en el tema de publicidad y Eduardo Vásconez Viver, quien dirigía el espacio deportivo, tuvo que cerrar el grupo, por falta de financiamiento.

De Éxito pasó a Atahualpa con Edgar Álvarez Mejía, quien era jefe de Relaciones Públicas del Instituto Geográfico Militar. Ahí estaba como comentarista Edelberto Proaño, que trabajaba en el Juzgado del Trabajo. Un día su amigo, el futbolista que vive en los Estados Unidos, Jorge Ayala, le anima, para que hable con el locutor manabita, Carlos Rodríguez Coll, porque Darío Miranda Sandretti, había salido de Radio Tarqui a Emisoras Gran Colombia y necesitan alguien para que transmita desde el vestuario y conduzca el programa de la mañana. Ahí se inició otra etapa en la vida del joven venezolano.

Música y Goles, Carlos Rodríguez Coll y Gustavo Herdoiza León

Llegó a Radio Tarqui y se encontró con Carlos Rodríguez Coll, quien le pidió que cubra camerino. “Le voy a dar la oportunidad este domingo, en el clásico Liga – Aucas”. LDU era campeón en 1974 y Aucas no andaba mal tampoco, era un partido que generaba mucho interés.

Víctor se encomendó a todos los santos, para que todo le salga bien. El locutor manabita le pide que pase por su oficina en las Torres de la Colón, piso 1, oficina 2. “Pase por ahí, porque quiero hablar con usted”. El diálogo se dio y al finalizar la conversación le reitera: “Mire joven, a mí si me interesa su trabajo. Quisiera que usted me ayude en el programa de la mañana Música y Goles, porque el del mediodía se llama Goles y Recuerdos”. Le sugirió que no lea periódico. “Si lo hace solo comente la noticia, pero no la lea. Le vamos a probar esta semana”. Le dio una grabadora y empezó este trajinar en el periodismo deportivo. Víctor no era lento, pero si tenía la voz muy suave. Una mañana el propietario de la estación, Gustavo Herdoiza León, le preguntó, “usted va a estar en ese programa”, Víctor le contestó que sí.

El Maestro Juanito le recomendó lo siguiente: “Póngale fuerza a la voz, haga buenas entrevistas y ponga buena música, porque yo lo noto un poquito lento”. Para Víctor fue una seria advertencia. Al siguiente día inició con energía, pero sin gritar: “Escuchemos el tango… Ayer conversamos con Vinicio Ron el goleador, del Nacional… Escuchemos que nos dijo para Radio Tarqui…”.

Al terminar el programa, nuevamente se encuentra con el profesor Gustavo Herdóiza León, quien le felicitó, porque el programa había sido un éxito. “Espero que siga cada día mejor”. Esas palabras le llevaron al cielo, le puso todo su esfuerza a los programas de la mañana y del medio día.

Carlos Rodríguez Coll tenía un genio que no toleraba errores, un carácter fuerte, pero era el maestro de maestros. Un compañero operador de Radio Taqui, Eduardo Velásquez, que hacía el programa con él en la mañana, le dice, “oye, ayer que te fuiste, el jefe, don Gustavo, le dijo a la señora Olguita, su esposa, lo siguiente. “Qué manera de progresar de este muchacho, la verdad es que me dejó sorprendido de su avance. Es bárbaro”.

Carlos Rodríguez Coll y el aniversario de la Policía Nacional

Carlos Rodríguez Coll era un hombre muy inteligente y conocido, no solo en el medio periodístico, sino por los ciudadanos. Cuando fue el aniversario de la Policía Nacional, en 1975, lanzó una campaña de expectativa, donde decía: “Desde el próximo domingo, que es el aniversario de la Policía Nacional, vayamos todos al estadio a homenajear a los uniformados, porque ellos brindan seguridad en los estadios y las calles. Cuando los eventos deportivos inician a las 09:00, ellos llegan a las 08:00, muchas veces con sol y lluvia muy fuertes. Son los que guardan el orden. Cierto es que hay gente que no los quiere, pero eso no importa, porque por ellos hay seguridad en los estadios, en el descanso del partido estelar, siempre desfilan las motos de la Policía. Es hora de darles un aplauso grande”. El programa de 12:30 a 13:30 tenía una sintonía total en Quito.

¿Está usted de acuerdo Víctor y Pepe Granizo? los dos contestaron que les parecía una buena iniciativa. Inmediatamente el martes todas las emisoras empezaron con la campaña. Diario El Comercio en primera página tituló: “Siguiendo la magnífica iniciativa de Carlos Rodríguez Coll, hay que hacer este homenaje”. AFNA le dio cinco mil sucres a la Policía Nacional, era un apoyo para renovar unos consultorios médicos en el Regimiento Quito.

El periodista venezolano cuenta que, en esos años, cada emisora de Quito entregaba medallas a los mejores jugadores de las tripletas, este homenaje era auspiciado por las pilas Rayovac o Eveready. Carlos y Víctor bajaban a entregar el reconocimiento, de pronto se encuentran con unos cinco oficiales de la Policía Nacional, por el pasillo que salía a la cancha, quienes le saludan con mucho respeto “al hombre que televisaba el fútbol”, pero también se acercan a saludarle a él y le dicen: “Señor Víctor Estrella, qué gusto” y le dan la mano. Son cosas que da solo la radio, insiste el periodista.

“Cante Usted su puede” y el ingreso de Pepe Granizo, la voz del relato deportivo

“Cante Usted si Puede”, era uno de los más programas más sintonizados de la Radiodifusora Tarqui. Una noche, Víctor, va a la platea de la emisora con unos amigos, para estar en el público. Un sobrino del comisario de policía participaba en el evento, cuando los jóvenes amigos salían de la presentación artística, de pronto el oficial se acerca y le saluda, “buenas noches, señor Estrella”. Víctor le contesta, “buenas noches señor Comisario”. El uniformado a modo de broma le pide que no juegue carnaval, porque lo van a tener que meter preso. Sus amigos sorprendidos, le dicen “es tu pana”. El periodista venezolano les contesta que no. La radio brindaba esas oportunidades en esa época, indica.

Este concurso se realizaba en febrero, arrancaba a las 10:00, de lunes a viernes, porque el sábado se emitía otro espacio de gran sintonía “La Hora Sabrosa”, donde los participantes contaban cachos o chistes. Se hacía la finalísima de “Cante Usted si Puede”, el día anterior al 27 de febrero, cuando se presentaba un programa especial, que casi siempre coincidía con carnaval. A las 13:00, se emitía un espacio de gran sintonía “La Sorpresa de la Una”, que tenía un éxito impresionante, porque la gente acudía a la radio con lo que pedían en el programa: un llavero, una gorra, un billete de cinco sucres…

Víctor Estrella iba a cumplir 21 años, cuando le incorporaron a la T Grande de Quito “a ese fenómeno del relato deportivo que es Pepe Granizo Cisneros, quien estuvo en Colón y Gemas”. Cuando llegó a Tarqui fue un complemento espectacular. El relator riobambeño elevó la sintonía en la T Grande de Quito. “Pepe narraba con una espectacularidad que se ganaba la admiración y respeto de los oyentes. Fue una época brillante de la radio”. En esa época también estaba Fabián Gallardo.

La foto, Guillermo Rodríguez Lara y los Juegos Nacionales

Voces de mi Ciudad, un portal que investiga sobre las voces de la radio y la comunicación de las décadas de los 50, 60, 70, 80 y 90, subió una foto donde estaban el general Guillermo Rodríguez Lara, con Carlos Efraín Machado, Edgar Álvarez Mejía y había un joven de unos 18 o 20 años, que resultó ser Víctor Estrella Bassante, una gran voz que participó en la radio quiteña. Estaba con un pantalón azul marino, una chaqueta blanca, camisa azul clara y corbata azul. Esa foto tiene 50 años.

Recuerda que esa imagen corresponde a la época cuando se iban a realizar los Juegos Deportivos Nacionales. La provincia de Chimborazo tenía equipos fuertes, pero no había dinero para participar en el evento deportivo. La visita de los miembros de la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP), fue para ver si el general Guillermo Rodríguez Lara, podía ayudar, para que esa provincia sea parte de los juegos nacionales. En esta reunión también estuvo: Darío Miranda Sandretti.

Sixto Durán Ballén y “Vayamos todos al cine”

La situación económica era muy difícil, para los gremios deportivos, para lograr financiar a la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP), el entonces alcalde de Quito, Sixto Durán Ballén, realizó la campaña: “Vayamos todos al cine”.

En los boletos de luneta se puso un impuesto, de un sucre por cada boleto, porque era el sitio donde mejor se veía la película, era la parte baja del cine. Las personas de galería pagaban cinco reales adicionales, este dinero era destinado para la CDP. La solidaridad gremial era fuerte, los periodistas deportivos se unieron a la campaña en las radios. Era frecuente escuchar. “Recuerda el compromiso de todo buen quiteño, para los Juegos Nacionales… Quiteño si quieres a la provincia de Pichincha, ve al cine”. La gente apoyaba e iba de manera masiva. El sucre en luneta y los cincuenta centavos en galería, ayudaron para esa etapa difícil para el deporte. Fueron iniciativas voluntarias y los ciudadanos apoyaban, recuerda.

Sixto Durán Ballén fue el invitado de honor a la inauguración de los II Juegos Nacionales, en noviembre de 1974. Víctor destaca que quien luego fue presidente de la República, era un hombre muy educado y excelente persona.

En una ocasión, a la salida de un evento deportivo, el político de derecha venía con unos policías municipales, por los túneles hacia la tribuna del Estadio Olímpico Atahualpa y se salía a la calle. Víctor se acercó con la grabadora y el policía de seguridad, intentó detenerle, para apartarlo; el arquitecto Durán Ballén le hizo un gesto al uniformado, para que se detenga, porque el periodista estaba haciendo su trabajo.

Fausto Zambrano Zúñiga y “los guambritos”

Víctor Estrella y el periodista Fausto Zambrano Zúñiga se dirigían, para cubrir una final intercolegial en el colegio Américano, entre el Mejía y el Juan Montalvo, eran unos enfrentamientos deportivos y de puños. Al llegar, los jóvenes sacaron los carnés de sus respectivos medios de comunicación, le presentaron al portero, quien les reclamó qué paguen la entrada. Fausto le insiste que lea, porque son periodistas de diario El Tiempo y Radio Tarqui. El portero les regresa a ver y les dice. “Chuta es que son guambritos, más bien parecía que querían entrar gratis”.

Fausto era un conocido comunicador deportivo que estuvo en la Nueva Emisora Central y otros medios. Se caracterizaba por escribir directo, eso le ocasionó algunos impases con la gente de la dirigencia deportiva, indica Víctor. Además, tenía una columna en la revista Estadio llamada Secretos quiteños.

La René y un hecho que sacudió a Quito

Víctor laboraba en Radio Tarqui, cuando hubo un hecho que conmovió a los habitantes de Quito, apareció un cadáver descuartizado en los alrededores de la Plaza de San Francisco. El periodista vivía con su mamá en Pomasqui, tomó el bus Mitad del Mundo, se bajó a la altura de El Tejar. Llevaba su grabadora, porque a las 07:45 debía estar en la radio para ir al estadio, en la camioneta del profesor Gustavo Herdoiza, porque a las 08:30 iniciaba la tripleta en el Coloso de El Batán. Al bajar caminando, mira a un grupo grande de gente cerca de la pila, elementos de la Policía Nacional no permitían que la gente se acerque.

Víctor pregunta ¿Qué pasó? Un señor le responde, “creo que encontraron un muerto, un descuartizado…”. El joven se acerca y un uniformado le insiste: “usted no puede pasar, yo soy detective del SIC y usted no pasa”. El comunicador le contesta que es periodista de Radio Tarqui, “aquí está mi grabadora y yo voy a dar esta información”. Otro policía le explica que hubo un reporte, denunciando que se encontró un costal de donde estaba saliendo sangre. Lo abrieron y encontraron un tronco humano. La denuncia la habían recibido a las 06:30. El uniformado no quiso hablar para la radio, porque no estaba autorizado para hacerlo.

El reportero corrió hacia la radio, que estaba ubicada en la calle Benalcázar, en un local provisional. Cogió el teléfono y le llamó al profesor Gustavo Herdoíza, a quien le contó lo que sucedía. El propietario de la T Grande de Quito le indica, “tíreme esa información ya”, así lo hizo.  “Hace pocos minutos nos dirigimos a la emisora a realizar nuestro trabajo”. La locución era más lenta, para que no salga muy deportiva, sino informativa. “Vimos un fuerte movimiento en la pileta de San Francisco, que estaba rodeada por efectivos del Servicio de Investigación Criminal SIC. Lo que pudimos recabar es que se encontró un cuerpo humano mutilado… Tremenda noticia, todos corrieron al lugar, incluido El Comercio”, comenta.

Era un chico, que vivía por el lugar y le llamaban La René. Parece que esa noche tuvo problemas con unos tipos, lo vieron pasar y lo mataron, el resto del cuerpo apareció poco a poco, cuando les arrestaron a los involucrados. La dueña de casa insistía que el joven asesinado era muy tranquilo, nunca se metía con nadie, era un buen muchacho.

En la tarde en el vespertino Ultimas Noticias, salió un titular que aseguraba que, en la emisora de Gustavo Herdoiza León se dio la primicia del caso de la René, que era un joven de unos 22 años, que vivía bajando la iglesia de San Juan. Mientras que, a Víctor, que fue quien dio la información no le nombraron.

Copa Libertadores: LDU, Nacional, Galicia y Portuguesa

El joven periodista tenía 21 años, cuando dijo “yo tengo que tomar una decisión, acá estoy haciendo poco, pero si tengo la ventaja de migrar y regresar a Venezuela me voy”. Justo se dio una Copa Libertadores: LDU, Nacional, Galicia y Portuguesa. En esa época los venezolanos no daban prioridad a este deporte, enviaban a una sola persona para que narre y en el país que se desarrollaba el partido, se buscaba una persona que comente, porque los comerciales se transmitían desde Caracas.

A Quito llegó un locutor de origen portugués, Lenin de Oliveira, quien habló con Carlos Rodríguez Coll, para que le sugiera el nombre de una persona para los comentarios, el locutor manabita pensó en Víctor Estrella. Cuando terminó su trabajo, el periodista extranjero, le pagó 200 dólares, que eran como seis mil sucres, porque el dólar estaba a treinta sucres. Le fue muy bien en la transmisión, por ello Lenin de Oliveira le pidió su número de teléfono, porque “a mí me interesa contactarte”, le insistió. Seguía en Tarqui, pasó el tiempo y nadie lo llamaba, cuando luego de unos dos años el timbre del auricular sonó y era de Venezuela.

Lenin de Oliveira Venezuela

En agosto de 1977, Lenin de Oliveira le llamó desde Venezuela, para comentarle que compró una pequeña emisora, Radio Aeropuerto, que transmitía los partidos de fútbol. “Yo te puedo ofrecer un trabajo y un sueldo, pero primero debes sacar la certificación de locutor que dura dos años”. El pago era bueno, dos mil bolívares; en esa época era como 600 o 700 dólares mensuales. No iba a pagar el hospedaje porque su papá vivía en Caracas. El empresario de la radio le envío los pasajes aéreos.

Ahora estaba lo más difícil ¿Cómo le dice a Carlos Rodríguez Coll que retornaba a su país? Ahí se le ocurrió decir, que le tocaba el servicio militar allá, por eso le iba a pedir una licencia de tres a cuatro meses o un poco más. “Vaya, vaya”, le dijo, al tiempo que le preguntó, si tenía dinero. Le dio para el camino 100 dólares de regalo.

En Venezuela caminó bien la situación, porque sacó el certificado, para ejercer como locutor, caso contrario no podía hacerlo. Se inscribió en el Instituto Nacional de locutores e ingresó a la universidad, siguió la carrera de comunicación y aprobó.

La radio en Venezuela, el fútbol y Walter Stipa

Cuando llegó a Venezuela laboró de Radiolandia, Aeropuerto, 1300 AM, Metropolitana. Ha transmitido varias Copas Libertadores, a través de Radio Nacional de Venezuela, Italia 90; Italia 98 por la Cadena Radial FM de San Cristóbal.

Indica que el fútbol en Venezuela desde hace unos 15 años ha crecido en Venezuela, una muestra de ello es que en Ecuador es muy conocido César Farías, técnico venezolano, que le hizo campeón al papá Aucas.

Por esas cosas de la vida, cuando llegó a Caracas conoció a uno de los jugadores más queridos y recordados de la Vinotinto, Walter Stipa, que era de una de las familias italianas más reconocidas de su país, quien compró hace 25 años, los derechos de la cadena Marriot en Venezuela. Víctor es el jefe de Relaciones Públicas, por ello viaja seguido a Aruba, con su esposa Beatriz, con quien tiene 43 años de casados. Le ha ido bien en esta empresa, por eso tiene buena amistad con los propietarios de los derechos de Marriot en Ecuador, Juan El Juri, hijo. Hasta hace 10 años laboró en la radio.

A pesar de la tener una vida estable en Venezuela, Víctor Estrella todavía recuerda a los amigos que dejó en el Ecuador, recorre en su mente los lugares donde fue feliz en la Carita de Dios.

Iliana Cervantes Lima

Voces de la Radio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *